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La usura: una historia como hay muchas

La madre de familia
Lengua
Castellano
Género
Ensayo
8
Páginas
113-118
Fecha
1875

Resumen

Una familia de pequeños comerciantes se arruina después de que el cabeza de familia pidiera un préstamo que nunca pudo pagar. El prestamista, de origen catalán, embarga todos sus bienes sin ningún tipo de remordimiento hasta que, al final, se arrepiente de sus actos al ver que, debido a su insaciable afán de riqueza, ha destruido la vida de toda una familia. El capital y la riqueza se construyen como contrarios a la fe cristina y se demonizan: "El bandido que entre la espesura de los bosques, en la soledad de los caminos y en medio de las sombras de la noche exige su oro al viajero ó su riqueza al hacendado, nos parece menos culpable y menos repugnante que esos bandidos de levita que á la luz del sol, escudados por la impunidad, y con la tranquilidad del que nada teme, arrebatan al infeliz que se amparó de ellos, no una parte de su haber, si no lentamente y dia por dia el fruto entero de sus afanes, de sus vigilias, y hasta ¡triste decirlo! á veces, el hecho en el que reposa, el techo que le cobija, el harapo con que cubre á sus hijos, la honra después… la vida acaso! (...) Sin corazón, porque acostumbrado a ver las lágrimas ninguna desgracia le conmueve; sin amigos, porque no los hay para él; sin Dios, porque su Dios es la ganancia; sin conciencia, porque su conciencia está embotada; cruza la vida sin más esperanzas, sin más afectos, sin más amor que el del oro, duro, insensible y frío como su alma. Y no penséis tampoco que su afán encuentra una disculpa en el anhelo de comodidades, de goces, no: para el usurero, para el avaro no existen placeres ni bienestar: miserable en sus aspiraciones como en sus instintos, trocaría en su ambición todas las dichas de la tierra por algunas monedas de oro, y vendería en su positivismo todas las felicidades del cielo por un pagaré." Se insinúa que la historia es real ("el señor de B., aquí lo llamaremos, callando su verdadero nombre, D. Pedro solo". 

Violencias de/contra la mujer

Estereotipos patriarcales de género (mujer cuidadora) 

Ana y su madre le consolaron haciendo lucir ante sus ojos de nuevo la luz de la esperanza, aunque débil y vacilante ya!

Competencia entre mujeres (madre e hija en este caso)

Las dos mujeres que rivalizaban en virtud de amor, quisieron rivalizar también en valor y abnegación. Se privaron de las cosas más necesarias a la vida, se dedicaron a las faenas más rudas, ¡hasta escasearon su modesto alimento para ayudar al infeliz D. Pedro! (...)

Falta de agencia 

Su pobre esposa gemía a su lado sin atreverse a pronunciar una palabra, y sus hijos desesperados no hallaban un consuelo para combatir aquel dolor. 

Infantilización, infravaloración 

- Escucha, dijo Ana, yo también puedo hacer algo.

- ¡Tú!

 Estereotipos patriarcales de género (preparación para el matrimonio desde niña)

- También nuestra pobre madre, con su previsora ternura hace mucho tiempo, y poco a poco ha ido formando mi canastilla de novia. ¡Seis u ocho años de trabajo la han hecho valer mucho! Hoy también me desharé de ella y de algunas alhajas que debía lucir el día de mi boda. 

- ¿Y si Jorge…?

- Calla, murmuró Ana conteniendo en vano una lágrima: calla! No hables ahora de mi casamiento. ¡Dios sabe si es ya imposible!

Localización de originales

Hemeroteca del Museo Casa de los Tiros (Granada)

Fecha

21 Sep 2024

Personajes

Martorell (prestamista usurero), D. Pedro, su esposa (no se menciona su nombre), Julio y Ana (hijos de D. Pedro),

Autoría

Antonio Terrón Barroso