Resumen
Después de una larga jornada de trabajo, Azucena (ánima sola), vuelve a su humilde casa en el barrio obrero del Conejal. Su abuela, medio ciega, la única persona con la que convive, nota una tristeza inusual en ella. La joven le confiesa que deben dinero en la tienda que suele fiarles y que se han negado a darles nada más hasta que no salden la deuda pendiente. En la misma casa en la que ahora viven Azucena y su abuela solía vivir también Antonio, un huérfano de raza árabe al que su abuela recogió de la calle y con el que Azucena creció, teniendo ambos una conexión especial.
Violencias de/contra la mujer
Estereotipos patriarcales de género (nieta cuidadora; mujeres desvalidas: huérfanas, joven madre viuda y sola); violencia cultural (clasismo, edadismo; renuncia estudios por violencia económica); metaforización patriarcal / animalización (liebre herida); vegetalización (palmera)
¡Sola, jóven y pobre, María!...he visto á tantas ceder a la tentación…
A esta idea que no se le había ocurrido nunca, la joven dió un salto como una liebre herida, y se echó á llorar en brazos de su abuela.
Azucena, á la que su abuela llamaba comunmente María, no tenia mas apoyo que aquella anciana pobre y medio ciega.
Su padre, antiguo empleado en Rentas Reales, que se habia casado enamorado con una hija de aquella pobre panadera, la habia dejado huerfana á la edad de diez años, viéndose la jóven madre viuda y sola, obligada a guarecerse á la sombra del hogar materno con su graciosa niña, á la que por un capricho de su madrina habian puesto el nombre de Azucena.
Era esta niña gallarda y flexible como una palmera, de mirada fija é inteligente, y que sabia leer y escribir desde sus primeros años con la mayor perfeccion.
Al principio lloraba sencillamente al verse escondida en una pobre guarida del Conejal, luego se cansó de llorar, y pasaba el dia escribiendo ó leyendo al pie de la ventanilla de rejas. La necesidad la obligó por fin á entrar en un taller de modistas, y concluyó por acostumbrarse al trabajo, á los vestidos pobres, y á las privaciones permanentes que experimentan las familias vulgarmente llamados vergonzantes.