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Glosses a la Inroducció de les Ordinacions d'Agnès de Peranda (Catalán)
Núria Jornet Benito.
Glosses a la Inroducció de les Ordinacions d'Agnès de Peranda.
Al cuidado de Núria Jornet Benito.
Glosses a la Inroducció de les Ordinacions d'Agnès de Peranda (Catalán)
En la Biblioteca Virtual de Investigación Duoda desde el 20 de abril de 2012.
Última modificación en la BViD: 21-06-2021
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Sebastià
Roger
, archivero que durante los años
1597
y
1600
llevó a cabo la configuración y organización del archivo del monasterio de Sant Antoni de
Barcelona, también llamado de Santa Clara. Su intervención se situó en un momento, última década del siglo XVI, en que otras instituciones, tanto eclesiásticas como civiles —desde las disposiciones reglamentarias de Simancas
(
1588
), la constitución de l’Arxiu de la Universitat i Regne de
Mallorca a la organización de la escribanía del Consell de Cent de la ciudad de
Barcelona
(
1564
) o de la Diputació del General de
Catalunya
(
1573
)— afrontan proyectos de organización de su patrimonio documental e institucionalizan un depósito de la memoria escrita. Procesos, ambos, que avanzan en paralelo a la propia consolidación de la institución productora.
Sebastià
Roger
emprende en la comunidad monástica un decidido proceso de configuración de su archivo, que implica: la designación de unas responsables —monjas archiveras, siempre dos, una “major”, la otra, “menor”—, la creación de un servicio de archivo —con sus labores de clasificación, descripción, conservación y uso y acceso a la documentación—, la instalación de un depósito de archivo en un lugar concreto de edificio monástico —en una dependencia abierta al claustro, en unos nuevos armarios que completan las viejas arcas de documentos—, y la redacción de un reglamento
(“De l’archiu del present monestir e de l’offici de les senyores archiveres”,
Llibre de càrrecs i officis del present monestir de Santa Clara, 1598), como también el inicio de una serie de instrumentos de descripción con el perfil de inventarios, y otra línea memorial, cronística, destinada a dejar testimonio escrito de algunos aspectos esenciales de la comunidad (un libro con la relación de cargos y oficios a través del tiempo, otro con las entradas y profesiones de la monjas, y especialmente un libro de memorias o de cosas memorables).
Identificado en la documentación como escribano,
Roger
percibió por su trabajo un total de doscientas libras, a razón de dos horas diarias. Asímismo conocemos que antes de realizar el proyecto para Santa Clara —comunidad que, recordémoslo, hacía más de un siglo que había pasado a la familia benedictina— le habían contratado para un trabajo similar de institucionalización y organización del archivo el Capítulo catedralicio de
Barcelona.
Sorores penitentum
, nombre que se dieron el grupo de mujeres piadosas que en
1236
pidieron al Papado el estatus de monjas pobres reclusas de la orden de San Damián, germen de la orden de Santa Clara, para fundar y vivir en la comunidad que poco después nacía en la ciudad de
Barcelona, fuera murallas. Como en otros contextos y situaciones, se trata de un grupo de mujeres que vive su religiosidad en un marco no claustral ni regido por una orden monástica concreta, en el perfil de lo que la historiadora
Ángela
Muñoz
entre otras, ha denominado experiencias semirreligiosas, y que con posterioridad han confluido en una comunidad formal, reglada, muy a menudo en el marco del monacato innovador de la espiritualidad mendicante.
A las beguinas, reclusas y terciarias de la documentación catalana, las beatas y las
emparedadas del área castellano-andaluza, las
cellane y
pinzoreche italianas, los beguinajes flamencos, etc., se incorporaría este término que se integraría en un movimiento espiritual femenino, medieval, de gran vitalidad en las tierras de
Flandes e
Italia, y que en la Península Ibérica se extendería hasta el siglo XVI, cuando los rígidos criterios de la reforma tridentina reflejarían, en su afán de control e institucionalización, la fuerza y vialidad de estas manifestaciones.
Podemos suponer que esta comunidad de
Sorores penitentum vive de su trabajo manual (más tarde, ya como monasterio de clarisas, podrían dedicarse a labores textiles, como señalan algunas de las entradas de la crónica
Llibre de coses dignes de memòria) o puede ejercer labores de beneficencia en los hospitales urbanos (como en el hospital de de Sant Nicolau creado por los framenores) o trabajos de asistencia a los enfermos y pobres; e, incluso, como podríamos suponer a partir de la prohibición de admitir las
parturia, que se recoge de manera escueta en el decreto episcopal de creación del monasterio, la asistencia en los partos (como en el ejemplo de
Margarita de Cortona, madre espiritual de los framenores italianos, que lideró en su tiempo una comunidad de mujeres penitentes dedicada a la asistencia a los partos y a los enfermos pobres).
Sebastià
Roger
, archivero que durante los años
1597
y
1600
llevó a cabo la configuración y organización del archivo del monasterio de Sant Antoni de
Barcelona, también llamado de Santa Clara. Su intervención se situó en un momento, última década del siglo XVI, en que otras instituciones, tanto eclesiásticas como civiles —desde las disposiciones reglamentarias de Simancas
(
1588
), la constitución de l’Arxiu de la Universitat i Regne de
Mallorca a la organización de la escribanía del Consell de Cent de la ciudad de
Barcelona
(
1564
) o de la Diputació del General de
Catalunya
(
1573
)— afrontan proyectos de organización de su patrimonio documental e institucionalizan un depósito de la memoria escrita. Procesos, ambos, que avanzan en paralelo a la propia consolidación de la institución productora.
Sebastià
Roger
emprende en la comunidad monástica un decidido proceso de configuración de su archivo, que implica: la designación de unas responsables —monjas archiveras, siempre dos, una “major”, la otra, “menor”—, la creación de un servicio de archivo —con sus labores de clasificación, descripción, conservación y uso y acceso a la documentación—, la instalación de un depósito de archivo en un lugar concreto de edificio monástico —en una dependencia abierta al claustro, en unos nuevos armarios que completan las viejas arcas de documentos—, y la redacción de un reglamento
(“De l’archiu del present monestir e de l’offici de les senyores archiveres”,
Llibre de càrrecs i officis del present monestir de Santa Clara, 1598), como también el inicio de una serie de instrumentos de descripción con el perfil de inventarios, y otra línea memorial, cronística, destinada a dejar testimonio escrito de algunos aspectos esenciales de la comunidad (un libro con la relación de cargos y oficios a través del tiempo, otro con las entradas y profesiones de la monjas, y especialmente un libro de memorias o de cosas memorables).
Identificado en la documentación como escribano,
Roger
percibió por su trabajo un total de doscientas libras, a razón de dos horas diarias. Asímismo conocemos que antes de realizar el proyecto para Santa Clara —comunidad que, recordémoslo, hacía más de un siglo que había pasado a la familia benedictina— le habían contratado para un trabajo similar de institucionalización y organización del archivo el Capítulo catedralicio de
Barcelona.
Dorotea
Sarrovira
, monja de la comunidad de sant Antoni de
Barcelona, de la orden de Santa Clara. Hermana de
Caterina Sarrovira, designada primera archivera de esta comunidad en
1598
; hija de
Miquel Sarrovira, identificado en la documentación como
“ciutadà honrat de
Barcelona i versat en escriptures antigas de la Casa de la Ciutat”. En
1632
, siendo priora de ese monasterio,
Dorotea redactó unas notas de corte autobiográfico donde incorpora un apartado especial dedicado a las “santas”,
Agnès y
Clara, fundadoras de la comunidad. En este texto pone por escrito una tradición oral de la comunidad, e inserida ya en la memoria social y colectiva, según la cual estas dos mujeres eran familiares y discípulas de
Clara de Asís, y vinieron desde tierras italianas en una pequeña barca, sin remos ni velas.
El relato de
Dorotea incluye claramente la voluntad
fundadora de la santa italiana y el carácter milagroso de la empresa:
“
Santa Clara de Assís entre las suas fundasions fou una esta, que elegí estas dos santas religiosas y los digué anasen a fundar a
España. Preguntaren rendidas a ont o en quin paratge y respongué la santa prelada allà a ont Déu vos portarà”. Sus palabras tendrán fuerza suficiente para erigirse en base de la leyenda de la fundación. Tanto el padre
Vinyolas
(
1930
) como el cronista
Sanahuja
(
1959
), arrancaran la leyenda fundacional de estas notas de
Dorotea. El historiador
Ignacio Omaechevarría
(
1972
) por su lado, concluye también que la leyenda de la llegada de
Agnès y
Clara, procedentes de
Ancona, a las costas de
Barcelona y de manera prodigiosa, sería una tradición que no aparecería consignada por escrito hasta el año
1632
y consecuentemente otorga un papel importante a la priora en su estructuración definitiva. Es probable por lo tanto que la leyenda se construyera y se difundiera primero en el interior de la comunidad, como así lo manifiesta otro historiador,
Antonio Doménech, al afirmar que la ha leído en
“autos y memorias del monasterio
” (1602). Y es clara la difusión que se hizo después en la propia comunidad y en la sociedad que lo rodea. En el proceso de canonización de las dos religiosas, los interrogados afirman ser conocedores de la leyenda o de la idea de que las fundadoras vinieron de
Italia; así lo expresa, por ejemplo, Antoni Vergés, beneficiado de la iglesiade Santa Maria del Pi, y con anterioridad sacristán del monasterio de Santa Clara.
Dorotea da también noticia, en su escrito, de las diferentes translaciones de los cuerpos de
Agnès y
Clara, y el perfil de santidad y autoridad carismática de las dos damianitas. La priora insiste en basar su escritura y su acceso a la palabra en el recuerdo, la tradición u la memoria oral tanto comunitaria, familiar como social
—“Tenim per tradició molt antiga y a més de 50 anys a oit dir a mos pares que sian en glòria, los quals eran los srs., misser Michel Çarovira, ciutadà honrat de Barcelona, y versat en escriptures antigas de Casa de la ciutat, y a ma mare, la sra. Otília Çarovira y de Cordelles, y també o e oit a dir a la sra. abadessa D. Brianda de Vergós y dita abadessa avia oyt dir a monges molt vellas y estas a altres (...)Y e oit a dir a mos pares que ...”—; y recorre, en algunas ocasiones a la documentación de archivo que le sirve para corroborar algunos datos.
Conocemos las palabras de
Dorotea a través de las notas que se tomaron a lo largo del proceso de canonización de
Agnès y
Clara que se inició en la curia episcopal de
Barcelona entre
1912
-
1913
(Arxiu Diocesà de Barcelona,
Beatificationis seu confirmationis cultus servis Dei Agneti de Perandae et Clarae de Janua. 1912. Processus Beatificationis. Canonitationis, núm. 37 bis). Posiblemente el padre
Vinyolas tuvo acceso a ellas, tal como recoge en un obra
Santa Inés de Peranda de Asís y santa Clara de Janua en Barcelona y su culto inmemorial. (Barcelona: Vila, Aleu y Domingo, 1930).
Según el obituario del monasterio,
Dorotea tomó el hábito el
29 de abril de 1586
y profesó el
18 de enero de 1594
. Forma parte de una linaje muy arraigado en la historia del monasterio: una hermana suya,
Caterina, llegó a ser abadesa entre
1620
-
1622
; el abaciologio anota también que una antepasada suya,
Subirana Çarovira, fue también abadesa entre
1373
-
1376
. Si seguimos la cadena de oficios y cargos de
Dorotea en la comunidad, tenemos que, fue, entre
1608
y
1612
, procuradora; a partir de
1612
aparece como dispensera, oficio que continúa hasta
1616
. En
1622
, es priora y llegará al cargo abacial en
1637
, muriendo en
13
de febrero de 1644
. En el necrológico de la comunidad se detalla:
“En el temps de son abadiat féu moltes millores al monestir. Feu fer i dorar el retaule, enrajolar el peu de l’altar amb rajoles valencianes, fer venir l’aigua de la sínia de l’hort de defora, etc. etc. [sic], i tot ho pagà” (Arxiu del Monestir de Sant Benet de Montserrat, Fons del Monestir de Santa Clara,
Necrològic de la comunitat des de la seva fundació (1281-1944), núm. 426).
María
de
Cervelló
, conocemos la trayectoria vital y espiritual de la que se considera la primera mercedaria y una de las primeras santas del santoral catalán, a través de textos hagiográficos, uno de ellos iniciado en vida de la religiosa.
María
se sitúa en la
Barcelona del siglo XIII, en un momento marcado por el gran protagonismo de las mujeres en el despertar evangélico y pauperístico que confluirá en el nacimiento de la espiritualidad mendicante, en la aparición de beguinas, beatas,
mulieres religiosae, de perfil semirreligioso, o en el fenómeno de reclusas y muradas que retoman el ideal penitente en el medio urbano.
Las
Vidas, la primera iniciada por el mercedario fra
Juan de Laes, en
1256
, y acabada por el también mercedario
Guillem Vives, en
1401
, relatan que
María
nació en
1230
y murió en
1290
. Alrededor de
María
confluirán un grupo de mujeres piadosas que ejercen labores de asistencia y hospitalarias, y a la obra redentora y compasiva, que se vincularán a la nueva familia espiritual como terciarios de la Merced, tal como se estipula en el Concilio de
Tarragona
(
1260
).
Aunque la
Vidas medievales no dan el nombre de sus padres, sino que únicamente la hacen parroquiana de Santa Maria del Mar, una zona de gran expansión urbana y comercial, la hagiografía posterior institucionaliza el apellido
de Cervelló, de perfil noble, y de manera especial en el momento en que se afronta su proceso de canonización (canonizada en
1692
). Este hecho, de ennoblecimiento de sus orígenes, no excluye la posibilidad que detrás de la realidad de
María
encontremos los rasgos de una primera beguina, quizás aquella
Maria del Sac que viviría al lado del convento de la Mercè y que la historiadora
Teresa Vinyoles localiza como figura de un entremés en la procesión de Corpus, en el XIV, cuyo cortejo salía normalmente de este mismo convento.
Las Vidas relatan el camino espiritual de
María
, que la llevó a liderar el primer grupo de merecierais (entre ellas,
Eulalia Pinós, sor
Isabel de Bertí, sor
María de Requesens y sor
Colagia) y a adquirir una potente autoridad carismática, que concluyó ya en el siglo XVII en su canonización oficial.
María
inició esta trayectoria a los 18 años, en su casa: voto de virginidad. Rechazo de toda propuesta de matrimonio, silencio y meditación, acción caritativa al lado de su madre, probablemente en el hospital de Santa Eulàlia de los mercedarios. Los biógrafos detallan que, después del punto de inflexión que supuso para ella, escuchar el sermón de del que será poco después su confesor y mediador con la orden, fra
Bernat de Corbera. Se inicia, de este modo, un segundo momento vital, cuando pasa a vivir con su madre en una casita cerca del convento de la Mercè, con el hábito de beata o terciaria. En
1265
, huérfana de padre y madre, inicia una nueva etapa, la de una comunidad con otras mujeres y la profesión de votos, con el hábito blanco de la Mercè, prometiendo trabajar para l redención de cautivos.
Poco después de su muerte se inició en
Barcelona un amplio culto y devoción hacia su figura, que culmina en
1380
con el traslado solemne de sus restos mortales incorruptos, en una ceremonia presidida por
Pere III el Cerimoniós i el obispo de
Barcelona. La salvación milagrosa de una nave que volvía de una acción redentora es el inicio de su advocación como patrona de los navegantes, y de ahí también su nombre: de Maria del Socós.
El modelo de espiritualidad que encarna une la acción caritativa hacia el enfermo o el necesitado, el cautivo redimido, con la vida contemplativa, de piedad y oración. En esta vida, la caridad adquiere una fuerte significación al incorporarse como un cuarto voto más y se convierte en una vía de acceso y unión con Dios. La
Vida Anònima de
1323
nos informa, sin reproducirlos de las palabras con las que
“replicaba e instruía al prójimo espiritualmente”, y nos acercan a una
María
que, con su autoridad, es también maestra de su comunidad y una voz respetada en la
Barcelona de la época.
Esteban de Corbera, autor de la
Vida i echos maravillosos de Maria de Cervellón (1629) retomó esas palabras dichas por Maria y los sistematizó en “270 sentencias espirituales" que atribuye a la religiosa.
Sança de Mallorca
(
1286
,
Montpeller-
1345
,
Nápoles), hija de
Jaume II y
Esclarmunda de Foix. Infanta de
Mallorca. Hermana de:
Jaume, primogénito, que renunció a la corona para entrar en la orden de San Francisco;
Sanç, futuro rey;
Felip, que se hizo franciscano y frecuentó el círculo de espirituales, siendo amigo de
Angelo Clareno; Elisabeth, esposa de Don Juan Manuel, y Ferran. Casada en
1304
con
Robert de Anjou, los dos coronados como reyes de
Sicilia y
Jerusalem en
1309
por
Clemente V en
Aviñón.
Su vida viene marcada especialmente por su profunda espiritualidad y vinculación estrecha con la orden franciscana, familia que la tiene en su santoral como beata, aunque sin reconocimiento oficial. La protección y la devoción que tuvo por los franciscanos—en una de las cartas ella misma se designa
“
madre y protectora de la orden”— la atribuía a la herencia de sangre y a la conciencia de formar parte de una cadena genealógica donde las dos familias (la casa real mallorquina i los Anjou napolitanos) compartían una misma inclinación y devoción. En
Sança (y también en el caso de su hermano, el infante
Felip), esta vinculación la vivió especialmente desde los postulados más radicalmente pauperísticos. En su corte acogió los beguinos y
fraticellos, que huían de la zona meridional francesa. Uno de sus capellanes, fra
Andrea de Galiano, llegó a ser procesado con cargo de haber hecho proselitismo entre los laicos y religiosos de
Nápoles, predicando contra la bula de
Juan XXII
Cum inter nonnullos. En este contexto,
Sança se puso del lado de fra
Miguel de Cesena en la causa que este franciscano, responsable de la orden, mantuvo con el Papado sobre el sentido original del voto de pobreza de
San Francisco, y por lo tanto sobre la aplicación práctica y la vivencia de la pobreza evangélica. Se alió con las tesis expresadas por
Umbertino da Casale y otros escritores espirituales, y fue amonestada por el Papa por acoger en su corte a herejes y cismáticos, y por estar cerca de la doctrina y compañía de los
fraticellos.
Llevó a cabo, en la ciudad de
Nápoles un intenso proyecto fundador, con la creación de 4 monasterios en la órbita de la orden de Santa Clara: el dedicado al Sagrado
Cuerpo de Cristo, más conocido por Santa Clara; los dedicados a la santas penitentes, el de Santa Magdalena i el de Santa Maria Egipcíaca, fundados en la década del
1230
, y que acogían las
mulieres vitae levis o mujeres arrepentidas; y el de la Santa Cruz de Palacio, donde ella misma ingresó en
1344
y murió como hermana con el nombre de Clara de la Santa Cruz, el
28 de julio de 1345
. Hacia
1335
fundó en
Jerusalem, en unos terrenos comprados al sultán de
Egipte, el convento de observantes del Santo Sepulcro y la iglesia de Montsión. Conocemos también que matrocinó la creación de un monasterio de clarisas en
Aix (Provenza), bajo la advocación de la Natividad del Señor; y sus lazos estrechos con otras comunidades, especialmente de la familia clarisa, del reino de
Mallorca.
No tuvo descendencia. Parece ser que su profunda religiosidad la llevó a renunciar a algunos aspectes de la vida matrimonial, y practicó, junto a su dama de compañía, de origen francés,
Delfine de Sabran -reconocida también como beata- lo que
Olivi y
Angelo Clareno llamaban «castedat matrimonial» o «matrimoni virginal».
A la muerte de su esposo
Robert, en
1343
, presidió el Consejo de Regencia durante la minoría de edad de Joana, nieta de su esposo y heredera al trono después de la muerte de
Carlos de Calàbria, hijo del primer matrimonio de
Robert con
Violant d'Aragó. En este sentido tendríamos que poner también en primer plano las habilidades organizativas y de gobierno, de mediación diplomática, que dan una visión nueva a su figura. Por ejemplo, en su rol en la gobernabilidad del reino, se encargó de la reforma del oficio del Mestre Racional y de su archivo, y dictó una ordenanza, confirmada por su esposo el rey, el
13 de julio de 1339
, en que no solamente reformaba el funcionamiento de este oficio sino también examinaba personalmente a los funcionarios, cambiándolos o relevándolos a otro servicio, si era necesario.
Finalmente,
Sança tuvo un papel significativo en la creación y promoción artística, que connotó también con sus ideales evangélicos y filoespiritualistas. Según
Carol Bruzelius, intervino de manera muy directa en la concepción espacial y arquitectónica del nuevo edificio monástico de Santa Clara de Nápoles, marcando la planta de la iglesia con alusiones a las de Joaquín de Fiore. La iglesia presenta también una particularidad arquitectónica al propiciar la comunicación entre el coro de las monjas y el altar de la iglesia a través de unas ventanas o
comunichini, un hecho que daría lugar a la visualización directa por parte de la comunidad, en especial en el momento de la elevación de la hostia.
Se han conservado un buen número de cartas escritas por ella, recogidas y transcritas por el cronista
Lucas Wading.
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