Suiza.
La eutanasia está prohibida en Suiza. Sin embargo, está permitido ayudar a una persona a suicidarse para que ésta pueda morir sin sufrimiento. La asistencia en el suicidio la prestan los "Freitod-Helfer" (asistentes a una muerte libre). No se trata de profesionales de la medicina, sino de personas con formación específica para desempeñar esta actividad.
El médico es quien extiende la receta que facilita la muerte, antes ha examinado a la persona enferma, se ha entrevistado con ella y se ha interesado por su historial médico. Las personas que hacen uso del modelo suizo para terminar con su vida, además tienen la posibilidad de hablar largo y tendido con el personal de la organización que ofrece el suicidio asistido, lo que para muchos éste es el mejor asesoramiento psicológico. Las organizaciones suizas que ofrecen asistencia al suicidio son "Dignitas y Unique". La normativa prevé que quien pide el suicidio asistido esté en total posesión de sus facultades mentales. En caso de que haya dudas sobre la plena integridad mental de la persona interesada, o sobre posibles presiones de terceros, la petición de suicidio ha de ser evaluada por una comisión.
La experiencia revela que de unas 100 personas que confían en una organización de este tipo, en la que hay un médico dispuesto a prescribir una receta terminal, después de esta comunicación, alrededor de unas cinco personas pueden morir de manera espontánea, ya que su tensión se ha aliviado. Unas ochenta personas sobreviven todavía más tiempo, la mayoría meses e incluso años después de la notificación, No haciendo ningún uso de esta posibilidad y sólo unas 15 aceptan realmente la oferta.
En Suiza, donde la mayoría de la población es favorable a la despenalización de la eutanasia, el fenómeno de la eutanasia ha tomado tal amplitud que el debate se ha llevado al Parlamento donde por 120 votos en contra y 56 a favor, la Cámara de Diputados rechazó una iniciativa del Partido Socialista, que buscaba despenalizar la eutanasia, bajo petición de un enfermo terminal y para poner fin a sufrimientos insoportables e irremediables. El Partido Socialista y la minoría de los Verdes son partidarios de suprimir las "zonas obscuras" en las prácticas actuales. El artículo 114 del Código Penal sanciona ese género de intervención, pero con frecuencia, los médicos sortean al Código Penal aplicando a sus pacientes dosis de sedantes cada vez más fuertes, hasta la muerte.
En el debate sobre la legalización de la eutanasia, tampoco se contempla sólo los médicos pudieran llevarla a cabo, en base al eventual peligro que supondría crear un marco legal en el que se protegiera a una parte de la población, por el sólo hecho de formar parte del gremio de la medicina.