Introducción.
La pérdida de la vida o el hecho de la muerte ha sido y es, desde siempre, una preocupación para el hombre, reflejándose a lo largo de la historia en diferentes ámbitos culturales de todos los pueblos. De igual modo, también lo ha sido los efectos que produce la muerte, tanto en el sujeto como en sus allegados: miedo, dolor , sufrimiento, etc.
Los extraordinarios progresos que, en las últimas décadas, se han producido en las ciencias de la salud, han tenido gran repercusión en la sociedad y en la escala de valores de ésta. Hoy, es posible curar enfermedades que hasta hace pocos años eran incurables, vivir muchos más años, retrasar el momento de la muerte, en un gran número de casos, por medios técnicos muy sofisticados, etc. Todo ello ha generado un intenso debate social, donde la eutanasia ocupa un lugar preferente.
El término eutanasia, para muchas personas, posee una gran carga emotiva, para las que no tiene un significado aséptico, neutro, sino que provoca sentimientos o emociones, que son tanto de aceptación, como de rechazo. No se puede evitar que el término evoque un abanico de imágenes totalmente dispar, mientras para unos hablar de eutanasia es hablar de "autonomía" y "libertad", por el contrario, para otros puede ser hablar de campos de exterminio nazis.