Movimientos contrarios a la Eutanasia.
Las organizaciones católicas son, básicamente, las que lideran los movimientos contrarios a la legalización de la Eutanasia. Éstas consideran que toda eutanasia constituye siempre una violación gravísima del derecho a la vida y si el Estado consiente su práctica, ha de ser considerado como cómplice y ejecutor de un delito a través de sus estructuras y del personal sanitario.
Juan Pablo II, encabeza la movilización en contra de la Eutanasia, y estimula a los creyentes a asumir el nuevo desafío en favor de la vida con proclamas como: "Nuestra tarea es impedir la construcción de una estructura a favor de la muerte a través de todo lo que esté en nuestro alcance, frenarla y si es posible desmantelarla y aún reemplazarla con algo auténticamente misericordioso. Ello reclamará todo el esfuerzo y la creatividad de que podamos disponer para encontrar una solución. Si fracasamos, la probabilidad de que la eutanasia tenga lugar a nivel mundial, se convertirá en una certeza. Querámoslo o no, nosotros mismos tendremos tantas probabilidades de morir a manos de otro como por cualquier otra vía. Mientras más jóvenes seamos en estos momentos, más probable será que ello nos ocurra en el futuro".
"Para el creyente, el sufrimiento y la muerte no son un vacío carente de sentido, al igual que el grano de trigo tiene que morir para dar fruto, hay que perder la vida para así ganarla y recuperarla". "Entender su propia muerte, con todo lo que ésta comporta de sufrimiento y de esperanza y que ésta finalmente se le entrega al Padre, constituye una llamada exigente, pero asumible por muchos cristianos". "El creyente respeta su propia vida siempre como un don, del que no puede disponer y que entrega confiadamente a su providencia, que no se la quita, sino que se la devuelve convirtiéndola en una existencia que ya nunca se acabará".
Los movimientos que están en contra de la eutanasia basan sus posicionamientos en los siguientes argumentos:
. El derecho a la vida, inherente al ser humano, constituye un valor universalmente reconocido, tanto a nivel de Declaraciones y Tratados Internacionales como en las Constituciones de los distintos países. Su valor es superior a todos los demás derechos, pero este derecho entraña también un deber ya que la vida no es propiedad del hombre, puesto que no éste no se ha hecho a sí mismo, ni se ha dado la dignidad que posee en cuanto a que es persona. Este derecho es anterior a la libertad, puesto que su primera responsabilidad es hacerse cargo de su propia vida.
. La vida humana reviste un carácter sagrado otorgado por Dios, y por lo tanto no corresponde al hombre decidir sobre su término. La vida no le pertenece a la persona, es propiedad de Dios, y el provocar la muerte antes de que ésta se produzca de forma natural constituye una violación al valor sagrado de la vida.
. La legalización de la eutanasia significaría un peligro, pues con ello se abre la posibilidad de una aceptación amplia que de lugar a situaciones inaceptables como, por ejemplo que la eutanasia se aplique con la finalidad de traficar órganos, o que sirva para encubrir homicidios. Además podrían disminuir los recursos destinados al tratamiento de enfermedades terminales. Podría ser un arma peligrosa en manos del Estado o de personas sin escrúpulos como, por ejemplo el genocidio Nazi.
. Se produciría un deterioro de la confianza en los médicos por parte de los pacientes.
. El consentimiento del enfermo a la hora de tomar la decisión de morir no es un consentimiento libre. Debe tenerse en consideración la situación límite en que se encuentra el enfermo, su libertad para tomar la decisión de morir es muy limitada ya que debido a sus sufrimientos no ve otra alternativa más que la muerte. No se puede excluir que cuando un enfermo esta pidiendo la muerte lo que en realidad está pidiendo es ayuda y atención.