El Modelo Republicano
Las raíces del republicanismo han de buscarse en el Aristotelismo. Aristóteles considera que los hombres son animales políticos y que un hombre (mujeres y esclavos quedan excluidos) solamente es un ciudadano si ejerce su capacidad de participación política. Rousseau y Maquiavelo continuarán estos modelos.
Para los republicanos, al contrario de lo que defiende el modelo liberal clásico, la ciudadanía no es un estatus sino una práctica. La ciudadanía para los republicanos es activa, no pasiva, al mismo tiempo que pública, no privada. Lo que nos convierte en ciudadanos es la práctica de la ciudadanía que, para los republicanos, es la participación en política. La participación de todos los ciudadanos en unas reglas consensuadas para guiar a la sociedad significa que, a la larga, los gobernantes seremos "nosotros" y no "ellos".
La ciudadanía comporta unos deberes, no unos derechos. Los derechos son producto del proceso político y no su presupuesto. Los derechos son fruto de las leyes y convenciones a que han llegado los ciudadanos que participaban en el proceso político, no supone una verdad normativa y trascendente. Son derechos institucionales y no derechos del hombre. Presentan una ventaja respecto a los derechos del hombre porque no hacen referencia a una forma idealizada de comunidad humana que busque una universalidad. De esta manera, la ciudadanía puede ser reformulada en cualquier momento y puede adaptarse a las circunstancias sociales cambiantes.