El
plan del duque de Rivas (1836).
El Plan Rivas, denominado así por el entonces Ministro de Gobernación, reflejaba
perfectamente el carácter moderado de la política española durante los primeros
años de la regencia de María Cristina; moderantismo caracterizado por el
abandono de las tendencias radical-democráticas basadas en la soberanía
nacional y la extensión de un sistema político censitario en el que la propiedad
gozaba de mayor peso por encima de la igualdad o la libertad.
Por lo que se refiere al contenido del nuevo plan eductaivo, se abandonaba
el viejo ideal de la educación universal, gratuita en todos las grados consagrada
en el reglamento de 1821. Era ésta una consecuencia del nuevo panorama político,
ya que no se pretendía conseguir la igualdad de la instrucción para alcanzar
una igualdad real; el primado de la propiedad implicaba la desigualdad derivada
de la distinta educación obtenida.
Paralelamente, la enseñanza secundaria ya no era concebida como aquella
educación que debía extender la cultura y la formación al mayor número de
gente posible, sino que se dirigiría exclusivamente a la preparación para
la educación superior concebida desde un punto de vista elitista.
La educación era concebida como instrumento de poder, y contradiciendo la
ideología liberal original, debería adoctrinar de acuerdo con los intereses
del poder, olvidando las concepciones revolucionarias que veían en la educación
un instrumento ideal para la formación del espíritu libre de los ciudadanos.