El legado olvidado de Juliana Morell
ADHUC–Centre de Recerca Teoria, Gènere, Sexualitat (Universitat de Barcelona), la Fundació Mir-Puig y la Fundació Bosch i Gimpera (Universitat de Barcelona) colaboran para llevar a cabo una investigación en torno al legado olvidado de Juliana Morell (Barcelona, 1594 – Aviñón, Francia, 1653).
Humanista e icono del Renacimiento, Juliana Morell es una de las dos mujeres que aparecen en el Paraninfo de la Universitat de Barcelona. Se le han dedicado espacios públicos en Cataluña y su biografía ha sido bastante difundida; sin embargo, su obra y su pensamiento siguen siendo desconocidos. Proveniente de una familia de origen judío, hija del banquero y comerciante Joan Antoni Morell y huérfana de madre desde temprana edad, su infancia transcurrió en la calle de la Cendra (actual Raval) y en el monasterio de Montesión. Tenía instructores humanistas en casa y estudiaba prácticamente toda la jornada; en el monasterio, recibía una educación cristiana. Tanto su identidad como su escritura están marcadas por la intersección de diversos saberes, así como por su poliglotismo: a los 12 años dominaba el latín, el griego, el hebreo, el arameo, el francés y el italiano, además del catalán y el castellano. Huyendo de unas graves acusaciones hacia Antoni, padre e hija se establecieron en Lyon, donde en 1608 Juliana defendió tesis orales en filosofía. Este acto la convirtió en una de las primeras doctoras de la historia y su fama como “prodigio” se extendió por toda Europa. Morell se formó en teología en Lyon, y en jurisprudencia y música (tocaba el órgano, el clavicémbalo y el laúd) en Aviñón. Repentinamente, a los 16 años abandonó esta trayectoria e ingresó en el monasterio dominico de Santa Pràxedes de Aviñón. Allí ejerció los cargos de priora y maestra de novicias y participó activamente en la reforma católica en Francia con autoridad intelectual y religiosa. Entre el judaísmo y el cristianismo, la academia y el monasterio, el racionalismo y el fideísmo, las paradojas que acompañan el legado de Juliana Morell son el reflejo de una época y, a la vez, un calidoscopio de su singular e interesantísima personalidad.