4.2. Calidad ambiental
2. Calidad ambiental
La medición y la valoración de la calidad del entorno es importante para la toma de decisiones en diferentes ámbitos. Pensemos en la calidad de las aguas de una playa, la cantidad de partículas en suspensión en la atmosfera o los niveles de ruido de cualquier ciudad. Las decisiones derivadas de la valoración de cada uno de estos casos bien podría suponer la prohibición de bañarse, la corrección o incluso el cese de actividades que originan la polución en el aire (la circulación en transporte privado) o la prohibición de emitir sonidos en determinadas horas del dia, respectivamente.
Indicadores ambientales objetivos
La necesidad de conocer los niveles de calidad ambiental ha generado toda una serie de indicadores de parámetros físicos y objetivos, que a su vez se deben fundamentalmente al desarrollo tecnológico aplicado a la medición. A pesar de su carácter objetivo -es decir, independiente en relación con la persona que lo mide utilizando los mismos instrumentos-, esto no niega su dimensión subjetiva. La valoración, dentro de unos umbrales marcados por los propios procesos ecológicos, es siempre una decisión subjetiva, puesto que depende de quienes deciden cual es el nivel aceptable del parámetro en cuestión. Un mismo nivel de inmisión de CO2 en la atmósfera puede ser aceptable por un país y no serlo en otro, incluso éstos se negocian y cambian al cabo del tiempo, gracias al esfuerzo y la presión social de otras "voces" que reclaman otros "valores" para definir el nivel aceptable.
Existen diferentes organismos y entidades que facilitan índices de calidad ambiental:
Indicadores ambientales subjetivos
Pero cuando hablamos de evaluación ambiental existen toda una serie de mediciones diferentes a las anteriores. En este caso lo que se pretende conocer no es la calidad ambiental "objetiva", sino cómo es percibida por las personas. Son los denominados Indices de Calidad Ambiental Percibida (ICAP) o PEQI (Perceived Environmnental Quality Index). La sofisticación tecnológica requerida para la medición es sustituida, en este caso, por la precisión y la fiabilidad de las técnicas de medida psicológica. En general, la técnica consiste en recoger las respuestas, habitualmente en forma escalar, a la evaluación subjetiva de la calidad ambiental en general o de un aspecto en concreto (agua, aire, ruido, entorno de trabajo, residencia...)
Además de la percepción de la calidad, existen otros indicadores que recogen las reacciones emocionales o afectivas ante una cualidad ambiental, denominadas evaluaciones afectivas (affective appraisals). Algunas de estas escalas se solapan con lo que denominamos en el punto 6 de este tema, las actitudes ambientales.