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Filosofía, arte, literatura

 
 
 

La luz y el color son los atributos esenciales del mundo tal como se da ante nuestros ojos. Son pautas o cualidades de las cosas pero también objetos de nuestra imaginación poderosa. Visten nuestros sueños más agradables y los emblemas que usamos para comunicar nuestros sentimientos. Debemos agradecer a los dioses habernos dotado con la capacidad de inventarlos y de reproducirlos infinitamente. Nos alejan de la oscuridad y de la nada.


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De este modo, la vista y el oído significan las diferentes capacidades de recibir las ideas de colores y sonidos. Y aunque los colores tienen grandes diferencias entre sí, como también los sonidos, sin embargo hay un mayor acuerdo entre los colores más opuestos que entre cualquier color y sonido. De aquí que llamemos a todos los colores percepciones del mismo sentido.
Francis Hutcheson. Una investigación sobre el origen de nuestra idea de belleza.

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La luz no puede ser explicada de forma mecánica, como tampoco la fuerza de gravitación.

En estos cuarenta años nunca se ha suscitado en mí la menor duda acerca de la exactitud de mi teoría de los colores ni tampoco de la verdad de la teoría de los colores de Goethe, aunque veo que, para todo el mundo erudito, con la opinión todavía contraria de sus academias y universidades, la teoría de los colores de Goethe es un error lamentable, y que ese mundo erudito nunca se ha dignado arrojar siquiera una mirada a mi teoría. En lugar de ello, sostiene con firmeza la teoría de Newton y la ha equiparado con una imaginaria oscilación de un éter imaginario, expuestos en largas series de números, entretenimiento predilecto de los físicos y representantes de la verdad y de los pensamientos (...)
Arthur Schopenhauer. Senilia.

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(…) es necesario pensar que nuestra alma es de tal naturaleza, que la fuerza de los movimientos, los cuales se encuentran en los lugares del cerebro de los que proceden los pequeños nervios ópticos, le hace tener el sentimiento de la luz; y la manera de esos movimientos, la del color.
René Descartes. Dióptrica.

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Un color “brilla” en su entorno. (Así como solo en una cara sonríen los ojos).
Ludwig Wittgenstein. Observaciones sobre los colores.

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Consideramos, pues, en aquella disertación los colores ante todo como algo que forma parte de la vista y es el resultado de una acción y contracción de la misma; en segundo término los enfocamos como fenómeno concomitante o derivado de medios incoloros; por último, los estudiamos como algo que podríamos imaginarnos como parte integrante de los objetos. Denominamos los primeros colores fisiológicos, los segundos físicos y los terceros químicos y señalamos que los primeros son necesariamente fugaces, los segundos pasajeros, pero de cierta duración, en tanto que los terceros pueden ser fijados indefinidamente.
J. W. Goethe. Teoría de los colores.

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¿Pero por qué esta tendencia a buscar lo bello en lo oscuro solo se manifiesta con tanta fuerza entre los orientales?
Junichirô Tanizaki. Elogio de la sombra.

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La inmensa mayoría de nuestras sensaciones, percepciones y asociaciones psicológicas no tienen ningún valor ni importancia. Lo que es rojo podría ser AZUL. Lo que está lejos podría estar cerca, etc.
Paul Valéry. Cuadernos.

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Las materias colorantes que pertenecen a los egipcios: el khesebdh (azul lapislázuli), el khenemet (rojo rubí), el nesemet (azul), el mefekat (verde esmeralda) y el marrón oscuro (kem), representan, en cambio, un grupo colórico corpóreo, ostensivo y sombrío, tanto que Rimmel (1870) formulaba como analogía los no lejanos principios del arte cosmético; “el blanco que corrige los tonos de la piel, el rojo que restablece la frescura de las mejillas, el azul que delinea los confines de la frente, el carmín que reaviva el encarnado de los labios, el henna (rojo tenue) que imparte a los dedos la tonalidad de la aurora”.
Manlio Brusatin. Historia de los colores.

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Finalmente el arte salió de su monotonía, descubrió la luz y las sombras y, por esta diferencia, los colores se destacaron unos de otros. Más tarde vino a añadirse el brillo, otro valor más de la luz. Lo que se halla entre el brillo y la sombra se llama claroscuro, mientras que el lugar sonde ambos colores se encuentran y pasan de uno al otro se denomina medias tintas.
Plinio el Viejo. Historia natural.

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Los animales aprenden a dominarse y a disfrazarse hasta el punto de que algunos llegan a adoptar el color de las cosas que les rodean (en virtud de las llamadas «funciones cromáticas»), a simular que están muertos, a adquirir la forma y el color de otros animales, o la apariencia de la arena, de las hojas, de los líquenes o de las esponjas (eso que los naturalistas ingleses llaman mimicry: mimetismo). De igual forma, el individuo se esconde tras la universalidad del término genérico «hombre» o se confunde con la «sociedad», o se adapta plenamente a la forma de ser de los príncipes, a las castas, a los partidos o a las opiniones de su época y de su país.
Friedrich Nietzsche. Aurora.

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El color es por tanto lo físico, surgido a la superficie, que nada interno tiene ya para sí (ni fuera de él) sino que es un puro fenómeno (…) El cuerpo físico determinado es por tanto un color.
G. W. F. Hegel. Filosofía real.

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El Uno le proporciona la luz; él es luz. Es una luz simple que da a la Inteligencia el poder de ser lo que es.
Plotino. Enéadas.

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Un simple color, por ejemplo, el color verde de la yerba de la pradera; un simple sonido musical como el de un violín, he aquí las cosas que los más declaran bellas, aunque una y otra parece que no tienen por principio más que la materia de las representaciones, es decir, la sola sensación, y que no merecen, por tanto, otro nombre que el de agradables. Pero notaremos al mismo tiempo que las sensaciones del color, así como las del sonido, no pueden considerarse propiamente como bellas, más que bajo la condición de que sean puras.
Immanuel Kant. Crítica de la facultad de juzgar.

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En cada criatura existe un estado eficaz y un estado defectuoso, y solo el primero puede proporcionarnos un criterio verdadero de una uniformidad considerable de sentimiento entre los hombres, de la cual podríamos derivar na idea de la belleza perfecta, de una manera análoga a como el aparecer de los objetos a la luz del día, para el ojo de un hombre sano, es llamado su color verdadero y real, aun si el color es entendido sólo como una mera aparición de los sentidos.
David Hume. De la tragedia y otros ensayos sobre el gusto.

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La luz no tiene color. Si esto es así, lo es en el sentido en que los números no tienen color.
Ludwig Wittgenstein. Observaciones sobre los colores.

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Desde Leonardo a Goethe, la sensación perceptiva y fugaz de los colores no ha hecho sino asociarlos recíprocamente a la luz y a la sombra: figuras originales que tragan o producen tintes, por lo que son dos los colores que revelan estas apariciones: el azul (la sombra), el amarillo (la luz), junto a la transparencia y a la proximidad, a la opacidad y a la lejanía.
Manlio Brusatin. Historia de los colores.

--------------------------------------------------------------------------------------------- ―Sócrates: Si la vista está presente en los ojos y lista para que se use de ella, y el color está presente en los objetos, pero no se añade un tercer género que hay por naturaleza específicamente para ello, bien sabes que la vista no verá nada y los colores serán invisibles.
Glaucón:¿A qué te refieres?/ -A lo que tú llamas luz. [...] Bien sabes que los ojos, cuando se los vuelve sobre objetos cuyos colores no están ya iluminados por la luz del día sino por el resplandor de la luna, ven débilmente, como si no tuvieran claridad en la vista.
―Efectivamente.
―Pero cuando el sol brilla sobre ellos, ven nítidamente, y parece como si estos mismos ojos tuvieran claridad.
Sin duda.
― Del mismo modo piensa así lo que corresponde al alma: cuando fija su mirada en objetos sobre los cuales brilla la verdad y lo que es, intelige, conoce y parece tener inteligencia; pero cuando se vuelve hacia lo sumergido en la oscuridad, que nace y perece, entonces opina y percibe débilmente con opiniones que la hacen ir de aquí para allá, y da la impresión de no tener inteligencia.
Platón, República.

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Este ser lleno con el concepto de espíritu es, por tanto, la forma o figura de la relación simple del espíritu consigo mismo, o la forma y figura de la ausencia de forma y figura. Y, precisamente en virtud de esta determinación, es la luz pura del amanecer que todo lo contiene y lo llena, que mantiene en esa su sustancialidad carente de forma. Su ser- otro es, asimismo lo negativo simple, la tiniebla; los movimientos de su propio extrañamiento, sus creaciones en el elemento sin resistencia que representa su ser-otro, son efusiones de luz.
G. W. F. Hegel, Fenomenología del espíritu.

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La belleza del color es debido a la conformación y a su predominio sobre la tenebrosidad de la materia por presencia de la luz, que es incorpórea y es razón y forma. De ahí que el fuego mismo sobrepase en belleza a los demás cuerpos, porque tiene rano de forma frente a los demás elementos: por posición está arriba y es el más sutil de todos los cuerpos, cual colindando con lo incorpóreo [...] y está coloreado primariamente, mientras que los demás reciben de él la forma del color. Por eso refulge y resplandece como si fuera una forma. Pero si el fuego no predomina, al disminuir la luz, deja de ser bello, cual si no participara del todo en la forma del color.
Plotino, Enéadas.

--------------------------------------------------------------------------------------------- Ahora bien, no es tan fácil determinar más absolutamente qué sea la luz, de qué manera se refracta y qué modos o acciones producen en nuestras mentes los fantasmas de los colores, y no mezclaré conjeturas con certezas.
Isaac Newton. Correspondencia.

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Un naturalista difícilmente podría aceptar que la ciencia de los colores se tornase matemática y, con todo, me atrevo a afirmar que hay en ella tanta certeza como en cualquier otra parte de la óptica.
Isaac Newton. Correspondencia.

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[El Verbo] Era la luz verdadera, que vino al mundo, y alumbra a todo hombre. [...]; Y ésta es la condenación: la luz ha venido al mundo y los hombres han preferido las tinieblas a la luz, porque sus obras eran perversas. Pues todo el que hace el mal odia la luz y no viene a la luz por temor de que se le reprochen sus obras. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se vea que sus obras están hechas en Dios.
Juan, III, 7- 22.

--------------------------------------------------------------------------------------------- Pensemos en todos esos juegos que llaman a la contemplación animada plena de la fantasía: las pompas de jabón, los juegos con el té, el evanescente cromatismo de la linterna mágica, el dibujo con tinta chica, las figuras animadas. En todos estos casos el color se libera, aéreo, sobre las cosas. Porque su encanto no se basa sobre la cosa coloreada o sobre la sola tinta muerta, sino sobre la apariencia, el esplendor y el fulgor cromáticos.
Walter Benjamin. La literatura infantil.

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No se puede ver cosa alguna, si no está bañada de luz y de color, pues entre estos y aquella hay una gran unión pa
ra contribuir a la visión; la cual es tan grande, que faltando la luz, van también oscureciéndose poco a poco los colores hasta que se ocultan; y volviendo la claridad, vuelven igualmente los colores a nuestra vista por la virtud de aquella.
León Battista Alberti. Los tres libros de la pintura.

--------------------------------------------------------------------------------------------- Para los pintores son cuatro los colores primitivos, así como son cuatro los elementos, de los cuales nacen otras muchas especies diferentes. Hay el color del fuego, que es el rojo; hay el del aire, que se llama azul; el del agua, que es el verde, y el de la tierra, que es el amarillo. Todos los demás colores se hacen con la mezcla de estos (…) Son, pues, cuatro los géneros de colores, de los cuales mediante la mezcla del blanco y del negro se engendran innumerables especies.
León Battista Alberti. Los tres libros de la pintura.

--------------------------------------------------------------------------------------------- Todo color se altera con las sombras, y se hace diferente de lo que era; porque aumentándose la oscuridad se disminuye la claridad y blancura del color, y aumentándose esta se acrecienta su esplendor. Por esto puede tener entendido el pintor, que el blanco y el negro no son colores verdaderos, sino los transformadores suyos, digámoslo así. Verdad es que en la pintura no se ha encontrado más que el blanco para expresa el mayor grado de luz, y el negro para representar las tinieblas y su oscuridad. (…) La luz del cielo produce sombras casi iguales al cuerpo; pero el fuego las origina mayores que el mismo cuerpo. Las sombras provienen de estar interceptados los rayos de la luz; los rayos interceptados o reflejan hacia otra parte, o se reflejan sobre sí mismos. Reflejan hacia otra parte, como cuando los rayos del sol hieren en la superficie del agua, y resaltan al lado puesto; y toda reflexión se hace según los Matemáticos con ángulos iguales entre sí. (…) Los rayos que reflejan se tiñen de aquel color que encuentran en la superficie en que reflejan o reverberan. Esto se advierte cuando vemos a alguna persona en un prado, y su semblante parece verde.
León Battista Alberti. Los tres libros de la pintura.

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Lo que da forma a los seres es el dibujo; el color es lo que les da la vida.
Ahí está el soplo divino que les anima.
Diderot. Œuvres Esthétiques III.

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El claroscuro es la justa distribución de las sombras y de la luz.
Diderot. Œuvres Esthétiques III.

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Se llama un efecto de luz, en pintura, una mezcla de sombras y de luz, verdadero, fuerte y picante: momento poético, que os detiene y os sorprende.
Diderot. Œuvres Esthétiques III.

---------------------------------------------------------------------------------------------Tenemos nuestro claro-oscuro como los pintores, si su principal efecto es impedir al ojo extraviarse, fijándole sobre ciertos objetos.
Diderot. Œuvres Esthétiques III.

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Si pasamos los ojos por una paleta llena de colores obtendremos dos resultados:

  1. Un efecto puramente físico: el ojo queda fascinado por la belleza y las calidades del color. El espectador tiene una sensación de satisfacción, de alegría, como el sibarita cuando disfruta de un buen manjar. O el ojo se excita, como el paladar con un manjar picante. Luego se sosiega o enfría, como el dedo cuando toca el hielo. Se trata pues de sensaciones físicas, que, como tales, son de corta duración. (…)

Los colores claros atraen al ojo con intensidad y fuerza, y con mayo intensidad y mayor fuerza aún los colores claros y cálidos.

  1. el segundo resultado principal de la contemplación del color, es decir, el efecto psicológico producido por éste. Aquí aparece la fuerza psicológica del color, que provoca una vibración anímica. La fuerza física elemental es la vía por la que el color llega al alma. (…) El color es la tecla. El ojo el macillo. El alma es el piano con muchas cuerdas. El artista es la mano que, por esta o aquella tecla, hace vibrar adecuadamente el alma humana.

Wassily Kandinsky. De lo espiritual en el arte.

--------------------------------------------------------------------------------------------- Cada color posee cuatro tonos clave: I. caliente que puede ser 1) claro u 2) oscuro; o bien es II. frío que puede ser 1) claro u 2) oscuro.

El calor o el frío de un color están determinados –en líneas generales- por su tendencia hacia el amarillo o el azul. (…)

La segunda gran antinomia se basa en la diferencia entre blanco y negro, es decir los colores que producen la otra pareja de tonos clave: la tendencia del color a la claridad o a la oscuridad.

Wassily Kandinsky. De lo espiritual en el arte.

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