Mi inmersión número 100 en la Antàrtida...
Nada más... excepto en el frío, claro, que de repente hace que no sintamos las manos y no podamos manipular los botes o las bolsas con las muestras,... o bien nos pone en serias dificultades para hacer fotos, ya que los dedos están helados y apenas podemos apretar el disparador de la cámara submarina...
La experiencia demuestra que no hay inmersiones fáciles, y que hay que estar muy atento siempre,... en la Antártida y en cualquier otro lugar.... A pesar de que el agua no es nuestro medio y en él nos sentimos extraños, es maravilloso poder ver la flora y la fauna que habita las aguas marinas, en directo, y observar la gran variedad de organismos diferentes que hay... la belleza de los fondos marinos es algo que autiva a los buceadores y hace que en cualquier circunstancia nos apetezca siempre bucear y ver qué hay bajo el agua... incluso en las frías aguas antárticas donde nos encontramos ahora mismo... Desde luego, haber realizado 100 inmersiones antárticas es para mí un hecho relevante y estoy muy feliz de haber tenido la oportunidad de hacerlas.
Conxita Avila