El contexto es el conocimiento del mundo necesario para comprender los mensajes de nuestros interlocutores. Todo enunciado se sitúa siempre en un contexto determinado; no es posible decir algo fuera de él.
Contenidos
Explicación
El primer nivel para determinar el contexto es el cotexto, la información que proviene del entorno textual más accesible a lo que se está diciendo en un momento concreto; es decir, los enunciados anteriores o posteriores (Adam, 2006). Los otros niveles estarían formados por la información intertextual (procedente de otros textos o discursos relacionados) y por otros tipos de conocimiento más amplio, como el enciclopédico (es decir, el conocimiento del mundo).
Desde la perspectiva interaccional, el contexto se ha equiparado con el término de marco (o frame) propuesto por el sociólogo Goffman (1974). El marco es un esquema interpretativo, que se activa en la interacción, mediante el que los individuos interpretan las situaciones en las que participan en un momento dado.
El aspecto clave para la comprensión adecuada del contexto se encuentra en poder dar respuesta a la pregunta de cómo, en un evento comunicativo concreto, los participantes seleccionan el conocimiento del mundo relevante para comprender a sus interlocutores. La explicación más aceptada hasta el momento ha sido la que ofrecen Goodwin y Duranti (1992) al considerar el contexto como una categoría dinámica, que puede ir variando a lo largo de la interacción. El punto de partida de estos autores es la explicación del contexto por medio de la imagen fondo/figura (en inglés, background/focal event). El contexto correspondería al fondo (el campo de acción) que se hace relevante en cada momento comunicativo, mientras que la figura es el mensaje que se transmite. Este fondo incluye, principalmente, información de la situación espacio-temporal concreta y de las coordenadas psicosociales (Calsamiglia y Tusón 1999).
Asimismo, para explicar la forma como esta información se activa en la comunicación, estos autores retoman la noción de marco de Goffman (1974). Elmarco es la estructura mental que da forma a la manera como los individuos organizan la experiencia en un momento de sus vidas; el marco no solamente organiza el significado, sino, además, la implicación de los interlocutores en la interacción. En esta segunda dimensión, la activación de un marco implica una serie de expectativas sobre la manera como el participante tiene que actuar en tal actividad. El conocimiento de estas expectativas es el resultado de nuestro proceso de socialización en los diversos ámbitos de nuestra vida, personal, grupal y profesional.
Como ya se ha indicado, el marco puede no permanecer estable durante todo el proceso comunicativo, sino que vacambiando y modificándose a medida que lo hace el significado que se transmite. Asimismo, a lo largo de la interacción, el hablante puede adoptar posicionamientos (o footings) diversos (Goffman 1981), con el fin de mostrar a su interlocutor distintas perspectivas de su implicación en el evento que se desarrolla. Este posicionamiento constituye el estatuto de participación, desde el cual el hablante se presenta en el discurso de tres formas diferentes: como autor(alguien que es el responsable de lo que dice), locutor (alguien que dice algo pero sin tener la autoría de lo que se dice) o poderdante (un término jurídico que equivaldría a “representante institucional”, una especie de portavoz) (Goffman 1981).
La activación y desactivación del marco (y, por tanto, del contexto concreto en cada momento comunicativo) se realiza por medio de lo que Gumperz (1982) denominó indicios contextualizadores (o indicios de contextualización). Se trata de pistas lingüístico-discursivas que operan en distintos niveles del discurso (prosodia, gestos, cambios de código, formas léxicas, estructuras gramaticales, etc.), que evocan valores comunicativos concretos y el conocimiento socio-cultural relevante.
Posiciones críticas
La dimensión interaccional en la visión del contexto (sobre todo la defendida por los analistas de la conversación) recibió numerosas críticas por parte de determinados teóricos del discurso, así como por parte de investigadores del discurso europeos interesados en el análisis del discurso ideológico. Entre las críticas más relevantes se encuentra, por ejemplo, la formulada por Bourdieu (1982: 40-41), quien considera que el análisis de la conversación ha prestado demasiada atención a los detalles de las situaciones comunicativas (el contexto local), obviando la conexión de estas situaciones con las fuerzas sociales más amplias (el contexto más amplio).
Críticas como éstas empezaron a calar hondo en las investigaciones sobre el discurso, con lo cual en la década de los noventa observamos cómo muchas investigaciones (en mayor o menor medida) se orientan precisamente a la búsqueda de una conexión más amplia entre el nivel contextual micro (interaccional) y el contexto macro (socio-cultural, socio-político, interdiscursivo, etc.). Se conserva siempre, no obstante, su premisa inicial: el conocimiento de fuerzas sociales más amplias como las de clase social, género o marco político solamente proporcionan una parte de la historia que se construye; el resto se observa en el análisis de las prácticas comunicativas contextualizadas. Así lo expresa finalmente Duranti:
los antropólogos lingüistas parten del supuesto de que hay dimensiones del habla que solo pueden captarse si estudiamos lo que la gente hace realmente con el lenguaje, relacionando las palabras, los silencios y los gestos con el contexto en que se producen estos signos. Una consecuencia de esta postura programática ha sido el descubrimiento de las muchas formas en que el habla es acto social y, como tal, sujeto a las restricciones de la acción social. Asimismo, nos ha permitido entender cómo el habla produce acción social y tiene consecuencias para nuestros modos de estar en el mundo y, en última instancia, para la humanidad (1997: 29-30).
Vemos, pues, cómo la selección de los distintos niveles contextuales sigue conectada a la noción de marco de participación. De esta manera, el contexto más amplio (de tipo macro) se activa también a través de los distintos indicios de contextualización; indicios que ya no pertenecerán exclusivamente al nivel pragmático e interaccional, sino que pueden abarcar procedimientos discursivos más complejos tales como estrategias, narrativas, estilo directo o indirecto (Sarangi 1998).
Conceptos relacionados
Género discursivo
Recontextualización
Bibliografía básica
Calsamiglia Blancafort, H. – Tusón Valls, A. (1999), Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso, Barcelona, Ariel (segunda edición 2007).
Duranti, A. (1997), Antropología lingüística, Cambridge University Press, Madrid, 2000.
Goffman, E. (1974), Frame Analysis: An essay on the organization of experience, Nueva York, Harper & Row [Trad. esp.: Frame analysis: Los marcos de la experiencia, Madrid, Instituto de Investigaciones Sociológicas, 2006].
Goffman, E. (1981), Forms of Talk, University of Pennsylvania Press, Philadelphia.
Goodwin, Ch. –Duranti, A. (eds.), (1992), Rethinking Context, Cambridge, Cambridge University Press.
Gumperz, J. J. (1982), Discourse Strategies, Cambridge, Cambridge University Press.
Bibliografía complementaria
Adam, J.-M. (2006), “Texte, contexte et discours en questions”, Pratiques 129-130, 21-34.
Bourdieu, P. (1982), ¿Qué significa hablar? Economía de los intercambios lingüísticos, Madrid, Akal, 1985.
Charaudeau, P. – Maingueneau, D. (2002), Dictionnaire d’analyse du discours, París, Editions du Seuil [Trad. esp.: Diccionario de análisis del discurso, Buenos Aires, Amorrortu, 2005].
Sarangi, S. (1998), “Rethinking recontextualization in professional discourse Studies: An epilogue”, Text 18, 2, 301-318.
Verschueren, J. (1999), Para entender la pragmática, Madrid, Gredos, 2002.