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ARTÍCULOS El derecho de resistencia en situaciones de carencia extrema. Por Roberto Gargarella Desde
fines de los 90, y siguiendo una década de severos planes de ajuste
estructural, América Latina fue surcada por numerosas experiencias
de revueltas populares. Estas revueltas trajeron consigo masivas manifestaciones
colectivas, altos niveles de agresión física y verbal contra
políticos, jueces y funcionarios públicos, en general. Las
protestas incluyeron, por ejemplo, la organización de “piquetes”
destinados a bloquear el tráfico en las rutas principales, con
el objeto de exigir empleo, comida, o el otorgamiento de subsidios; tanto
como ruidosas manifestaciones (i.e., “cacerolazos”). Estas
agresiones a las autoridades públicas alcanzaron el domicilio y
las propiedades de los últimos, tato como los edificios públicos
en los que trabajaban (la sede del gobierno, las legislaturas, los tribunales).
Entre otros resultados, dichas protestas forzaron la renuncia del presidente
Raúl Cubas, en Paraguay, en 1999;la del presidente Alberto Fujimori,
en Perú, en el 2000; la del presidente Jail Mahuuad, en Ecuador,
en el 2000 (tanto como la remoción del presidente Abdala Bucaram,
en 1996); la del presidente Sánchez de Lozada en Bolivia, en el
2002; y la del presidente Bertrand Aristide, en Haití, en el 2004.
En la Argentina, estas protestas culminaron con una profunda crisis que
incluyó el mandato de cinco presidentes distintos en menos de dos
semanas. Por supuesto, esta manifestaciones fueron promovidas, en cada
caso, a partir de circunstancias parcialmente diversas. Algunas fueron
seguramente más legítimas que otras; algunas fueron más
“espontáneas” o “genuinas” que otras; algunas
resultaron más poderosas y duraderas que otras. De todos modos,
la presencia de todas estas variaciones no deberían impedirnos
que reconozcamos las similitudes que vincularon a estos acontecimientos,
que aluden al tipo de crisis que se encuentra afectando a muchos órdenes
legales contemporáneos. Tiempo técnico y estados afectivos. Por Antonio de la Cruz Vallés Tras
Ser y Tiempo, el papel de los estados afectivos cobra una especiel
relevancia en la obra heideggeriana: por un lado, y frente al método
cosificador de las ciencias, Heidegger propone fundamentar la filosofía
sobre un estado afectivo profundo; por otro, analiza su sociedad a partir
de los estados afectivos imperantes. Ambas intenciones coinciden de forma
paradigmática en Die Grundbegriffe der Metaphysik. Al
hilo de esta obra expondremos la relevancia de un estado afectivo como
el aburrimiento en las sociedades actuales, y su relación con el
tiempo contemporáneo caracterizado por su tecnificación. La formalización en la filosofía. Por Ove Hansson. Se
resumen las ventajas y desventajas de la formalización en filosofía.
Se concluye que la filosofía formalizada es una especialidad en
peligro que necesita ser revitalizada, y que debe incrementar sus interacciones
con la filosofía no formalizada. El estilo enigmático, que
es común en la lógica filosófica, debe llevar a discusiones
explícitas sobre la relación problemática entre modelos
formales, conceptos filosóficos y temas que motiven su desarrollo. Will Kymlicka: La defensa del nacionalismo minoritario. Por Federico Pérez La
creciente inmigración hacia el mundo desarrollado se suma al renacimiento
de los nacionalismos para enfrentar al estado con el denominado reto del
pluralismo. Ante el auge de la diversidad, el discurso liberal ya no se
satisface con la noción de individuo, y en autores como Will Kymlicka,
busca una alianza con el nacionalismo. Así, si la libertad individual
tiene sentido en un contexto cultural, los derechos humanos deben ampliarse
para proteger ese contexto, mediante derechos de grupo. En este artículo
se discute la coherencia de este concepto de libertad contextualista,
y se lo confronta con una idea amplia de ciudadanía.
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