Cultiva tu con-pasión. Por una universidad compasiva.
En el mes de enero, desde la Universidad de Huelva y la Red Española de Universidades Saludables (REUS) queremos lanzar este mensaje para concienciar a toda la comunidad universitaria de los beneficios de la compasión y autocompasión para aliviar y acompañar en el sufrimiento.
En el mes de enero, desde la Universidad de Huelva y la Red Española de Universidades Saludables (REUS) queremos lanzar este mensaje para concienciar a toda la comunidad universitaria de los beneficios de la compasión y autocompasión para aliviar y acompañar en el sufrimiento.
La palabra compasión deriva de las raíces latinas y griegas patiri y pashkein (sufrir) y de la raíz latina com- (“con”), de manera que compasión significa “sufrir con” otra persona. El diccionario de la RAE define compasión como “sentimiento de conmiseración y lástima que se tiene hacia quienes sufren penalidades o desgracias”. En 2009, miles de líderes religiosos de todo el mundo redactaron la Carta de la Compasión en la que la definieron como “tratar a todos los demás como quisiéramos ser tratados nosotros mismos”. (Armstrong, 2010).
La compasión posee dos elementos clave, emocionarse por el sufrimiento y el deseo de aliviarlo.
La autocompasión es darnos a nosotros mismos el mismo cuidado, consuelo y serenidad que de forma natural hacemos llegar a quienes queremos cuando están sufriendo, cuando fracasan o cuando se sienten inadecuados. Darnos el mismo amor, simpatía y cariño con el cual tratamos a las personas que queremos. Entonces… ¿por qué nos culpamos de todo lo malo? Como seres humanos, luchamos instintivamente contra las experiencias negativas y nos consideramos responsables cuando las cosas salen mal cuando deberíamos de ser más amables con nosotros mismos.
Necesitamos cuidarnos para cuidar, necesitamos saber ser compasivos con nosotros para poder ofrecer una compasión plena a los demás. La oportunidad de apreciarnos y aceptarnos tal y como somos, de poder ofrecernos aquello que necesitamos en los momentos de dificultad y la de poder acompañarnos a nosotros mismos y a otras personas en su dolor y sufrimiento son conductas que el ser humano ha ido cultivando y desarrollando a lo largo de los siglos, incluso como mecanismos de supervivencia individual y grupal. La compasión nos permite relacionarnos con nosotros mismos y con los demás desde el corazón.
La Universidad como colectivo compasivo, pretende provocar un cambio hacia el modelo comunitario que permita la integración de los sistemas sanitario y social, incorporar las comunidades compasivas dentro de las estrategias y programas de salud como un enfoque de salud pública y cuidados paliativos.
Crear una Universidad que, a través de la sensibilización, capacitación e implicación de los estudiantes y profesionales se reconozca por su cultura de cultivar la empatía, la compasión y el cuidado de las personas que afrontan situaciones difíciles dentro y fuera de la organización.
Fomentar el desarrollo de redes de cuidados entre la comunidad de la Universidad que ayuden a quienes se encuentran con una situación de enfermedad avanzada y/o al final de la vida.
Conocer en nosotros mismos cómo nos relacionamos con la enfermedad, los cuidados, la forma en la que podemos ayudar a otros, nos hace sentir que cada uno de nosotros importa dentro de una comunidad que se implica por ayudar a los demás.
Una sociedad comprometida, compasiva.
La universidad te cuida, por una universidad compasiva.
¿Sabías que la compasión puede ser aprendida y practicada por cualquier persona y realmente existen beneficios para la salud al ser compasivos y amables?
En los últimos tiempos se ha incrementado la evidencia científica que describe los beneficios de la autocompasión (Neff, 2011). Se asocia con el bienestar, la inteligencia emocional, la conexión social, la satisfacción vital, los sentimientos de competencia, la felicidad, el optimismo y la sabiduría. Las personas autocompasivas cumplen mejor con las dietas y con los programas de ejercicio, tienen más probabilidad de dejar de fumar y reducen la postergación. La autocompasión también se relaciona con la disminución de la ansiedad, de la depresión, del enfado y del narcisismo. Es interesante que las personas autocompasivas tienen una autoestima alta, pero que no depende de compararse con otras personas. Más bien, las personas autocompasivas saben cómo reconfortarse a sí mismas cuando fracasan, aprendiendo y creciendo con sus equivocaciones. Saben cómo motivarse a sí mismas dándose ánimos en lugar de criticándose.
En definitiva, nos ayuda a amarnos más.
Con todos estos beneficios deberíamos concluir con el lema:
Por una universidad saludable, por una universidad compasiva.
Cultiva tu con-pasión. Por una universidad compasiva.