Durante el siglo XIV Barcelona fue tomada por una auténtica fiebre constructiva que dio lugar a una fase de plenitud de la arquitectura gótica catalana. En menos de un siglo se construyeron siguiendo el nuevo estilo, la catedral, parroquias como San Justo y Pastor o Santa María del Mar, al tiempo que se hicieron importantes reformas en el Palacio Real Mayor y ampliaba el recinto amurallado de la ciudad. Estos espacios nuevos se decoraron con obras pictóricas y escultóricas, algunas de ellas todavía visibles in situ, encargadas a grandes artistas y en sus talleres.

A lo largo del itinerario se explicará el papel predominante de Barcelona como centro del poder político y religioso, lo que impulsó el intercambio de ideas, la introducción de nuevas corrientes venidos de Europa y la creación artística, tanto a escala arquitectónica, como pictórica y escultórica.