Rosa Luxemburgo fue una revolucionaria y pensadora marxista. El hecho de que la mayor parte de su producción literaria sea en forma de artículos vinculados a periódicos, congresos y partidos en los cuales militó muestra cómo su compromiso con la acción política no puede desprenderse de su producción intelectual. Cuestiones como el internacionalismo, la socialdemocracia, el reformismo o la autodeterminación de los pueblos la acompañarán a lo largo de su vida. Figura tan incómoda como aclamada, fue perseguida por sus ideas y reivindicaciones desde el inicio de su militancia en Polonia hasta su asesinato en Berlín.

Doctorada en el año 1897 con una tesis en derecho público sobre el desarrollo industrial en Polonia, fundadora del Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia (SDKP) e importante miembro del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), colaboró activamente en publicaciones como el Leipziger Volkszeitung, el Neue Zeit o el Przegląd Socjaldemokratyczny. Sus críticas al reformismo, su defensa sólida del internacionalismo o sus estudios sobre la relación entre las vanguardias sindicalistas o partidistas y las herramientas revolucionarias de las masas conforman obras como Reforma social o revolución (1898/99), Huelga de masas, partidos y sindicatos (1906) o La cuestión nacional y la autonomía (1909). Desarrolló su tarea docente en la Escuela Central del Partido, semilla de sus estudios sobre economía política (Introducción a la economía política, 1906, obra inacabada). A partir de 1914, frente a la deriva socialchovinista del partido y juntamente con la aprobación de la política de guerra, Luxemburgo se distanciará definitivamente del SPD, dedicando sus fuerzas a la construcción de la Liga Espartaquista (Spartakusbund, inicialmente vinculada al Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania); última ofensiva contra el patriotismo y el belicismo imperante.

Condenada en más de una ocasión por sus discursos (Jena, 1906 o Frankfurt, 1914), será finalmente arrestada, torturada y asesinada por las fuerzas contrarrevolucionarias (las Freikorps), bajo la mirada cómplice de Gustav Noske (figura relevante dentro del SPD). Su cadáver fue lanzado, conjuntamente con el de Karl Liebknecht al Landwehrkanal de Berlín: 5 meses tuvieron que pasar para que se rescatara y se diera sepultura al cuerpo.

La estela de su pensamiento fue silenciada y condenada por la III Internacional y el estalinismo. La publicación completa de su obra a partir de 1970, así como iniciativas de la década de los ochenta con el objetivo de recuperar y estudiar su pensamiento pusieron en evidencia tanto la riqueza de su obra como la necesidad de revisarla para comprender el estado del comunismo y de los movimientos revolucionarios posteriores a la Segunda Guerra Mundial.