La llamada “Edad de Oro” de los cómics de superhéroes la sitúan los expertos entorno a finales de la década de los años 30 hasta mediados de los 50, etapa en la que hicieron su debut algunos de los héroes más populares como Batman y Superman, de DC Comics. A ella le siguió, hasta entrados los 70, la “Edad de Plata”. En los últimos años, y especialmente gracias al constante trabajo por explotar franquicias millonarias como Marvel (actualmente en manos de Disney), asistimos a un resurgir del género que recupera a personajes clásicos en la gran pantalla y los canales de streaming buscando adaptarlos a los tiempos e inquietudes actuales. Con motivo de la última exposición del Poble Espanyol, titulada “Superhéroes y Superheroínas: La Aventura” repasamos los últimos pasos de este género y cómo han ganado semejante popularidad entre las nuevas generaciones.
Pese a que el título de este artículo pueda no ser exacto, pues las capas han ido perdiendo su papel preponderante entre los superhéroes, quedando prácticamente relegadas a continuas bromas sobre lo poco prácticas que resultarían en realidad para perseguir al crimen (chascarrillo instaurado por Disney en sus primeros pasos por el género de la mano de The Incredibles, en el sorprendentemente lejano 2004), lo cierto es que quienes solían llevarlas, esto es, los superhéroes, sí están al alza entre los intereses actuales y la iconografía de la cultura popular contemporánea. Si bien, como rezaba el párrafo introductorio de este artículo, el auge de los cómics de superhéroes se sitúa hace aproximadamente un siglo -no el origen de las historietas seriadas, cuya atribución se discute entre japoneses e ingleses a principios de 1800, o incluso intenta encajarse en las pinturas rupestres o los relieves egipcios- lo cierto es que en la actualidad vivimos un nuevo boom del género que se ha traducido en blockbusters sin precedentes, series para las nuevas plataformas, macro-eventos y muchos, muchísimos cómics y figuritas.
Y entre ese cúmulo de deleites transmedia para los -y en auge también las- fans, el Poble Espanyol, recinto cultural de referencia en la ciudad condal, celebra una exposición dedicada a los coloridos justicieros de una de las grandes casas del género: Marvel, cuyas películas llevan años dominando la taquilla a base de personajes entre lo humano y lo divino, batallas épicas, humor y cameos del legendario historietista Stan Lee, fallecido ahora hace cinco años. Accediendo al recinto, cruzamos sus hermosas calles de inspiraciones ora mediterránea ora andaluza hasta llegar a la carpa, y el solemne tema de Los Vengadores compuesto por Adam Silvestri comienza a dejarse oír a las puertas, donde la encargada de la entrada nos ofrece un par de dibujos de Hulk y Spiderman para colorear que ocultan más de lo que parece. La exposición, como ya ocurriera con las de otras franquicias del nivel de Star Wars o El Señor de los Anillos, se compone de material cedido de las colecciones de fans que cuentan con auténticas maravillas y, espero, mucho espacio para conservarlas.
“La exposición se compone de material cedido de las colecciones de fans”
El origen de esta nueva ola de fans que ahora colecciona cómics más antiguos que ellos mismos (y que han llegado a venderse en el mercado paralelo que supone internet por cientos de miles de dólares), artículos reconocibles en cualquier parte del globo y figuras de dimensiones titánicas puede hallarse en películas como la trilogía de Spiderman protagonizada por Tobey Maguire y dirigida por el cineasta de terror (no en este caso) Sam Raimi, o la saga de los X-Men iniciada por Brian Singer. Marvel había realizado ya películas antes, como la Captain America de 1979. Pero estas, pese al mimo con que se hicieron, no lograron en su día el impacto y reconocimiento que ha venido después (en esas décadas, personajes de DC como el Batman de Keaton o el Superman de Reeve gozaban de mayor éxito). Pese a unos años de ausencia en las taquillas, el género ha demostrado que no debe en ningún caso subestimarse. Fórmulas como el tantas veces repetido (y tantas veces exitoso) viaje del héroe analizado por el autor Joseph Campbell, la lucha contra el mal y sus múltiples tentaciones, o el autodescubrimiento se revalorizan al mezclarse con preocupaciones cercanas como las que pueden tener Peter Parker al hacer malabares como estudiante de matrícula, sobrino preocupado y héroe de Nueva York, o la persecución que padecen los mutantes de la Patrulla X en una clara metáfora de la lacra que es el bullying.
Teniendo eso en cuenta, no es de extrañar que esas películas marcasen a una generación que ahora no se pierde un solo estreno en cines (ni los tráilers en YouTube, que baten récords de reproducciones cada vez, como el anuncio de Avengers: Endgame que se acercó a los 300 millones de reproducciones en sus primeras 24 horas de vida), se mantiene al día de sus series favoritas para evitar los temidos spoilers e invierte gustosamente su tiempo y sus recursos en asistir a convenciones en busca de nuevos amigos con gustos similares y esa figura, máscara o cómic que les falta a sus estanterías. Y es que si miramos algunos datos recientes, Avengers: Infinity War y Avengers: Endgame, las joyas de la corona marvelita estrenadas en 2018 y 2019 respectivamente para explicar la épica conclusión del enfrentamiento entre Thanos y los Vengadores por el destino del universo, ambas se colocan no solo como las protagonistas de su año sino en el top5 histórico de la gran pantalla en valores absolutos. En el top10 se cuelan también Spiderman: No way home y The Avengers.
Si miramos las películas más taquilleras año por año, en los últimos el protagonismo de personajes como Ironman, el Capitán América, o Black Panther son otros de los nombres que más resuenan junto a los de la competencia de la Justice League de DC Comics, más irregular debido a constantes cambios de timón en la Compañía, pero que ha dejado joyas y éxitos en taquilla como Wonder Woman, Aquaman o el Snyder Cut. Acorde a los datos Box Office Mojo y demás portales cinéfilos, hay que retroceder mucho en el tiempo para no encontrar una película de superhéroes entre las 10 más taquilleras de su año (Age of Ultron en 2015 con el cuarto puesto, Civil War como la número uno del 2016, Spiderman Homecoming como novena en 2017, Infinity War y Black Panther con el oro y la plata del 2018, la imbatible Endgame en el 2019, y podríamos seguir en ambas direcciones). Así, no es osado asegurar que los 4.000 millones de dólares americanos que pagó Disney en su día por la franquicia fueron una maravillosa inversión. Y es que, si a esa cifra le sumamos los aproximadamente 6.000 millones que han compuesto el presupuesto del Marvel Cinematic Universe hasta la fecha, la suma de todo sigue quedando muy por debajo de los ingresos obtenidos y que rozan los 30.000 millones de dólares, dejando unos márgenes de beneficio desorbitados.
“Hay que retroceder mucho en el tiempo para no encontrar una película de superhéroes entre las 10 más taquilleras de su año”
Es difícil no recordar cada uno de los estrenos de Avengers cuando tienes ante ti una figura del titán loco Thanos, con su exultante pose y el temible guantelete del infinito en el puño derecho, alzado con gesto autoritario. Esa es la pieza central de la carpa de exposiciones del Poble Espanyol. A su alrededor, alumbrados por los focos y la icónica pieza musical, se reparten el espacio otras grandes figuras de los héroes y algunas vitrinas que no dejan de robarle fotos a los asistentes. El martillo del Dios del Trueno, ese valiente cómic de 1940 en que el Capitán América le asesta un derechazo al mismísimo Adolf Hitler, o una figura de acción del propio Stan Lee brillan al otro lado de los vidrios de seguridad entre los estoicos y musculosos, Thor, Hulk, Capitán América e Ironman a escala 1:1.
Pero, entre ellos, otros superhéroes cobran vida y se mueven entre nosotros. Un grupo de apasionados de los cómics y de estos inspiradores personajes acuden al recinto portando sobre sí sus cosplays, en este caso de diferentes versiones del archifamoso Spiderman. El cosplay, para aquellos que desconozcan el término, proviene de la unión de las palabras inglesas costume (disfraz) y play (interpretar). Así pues, ya no se trata solo de enfundarse el uniforme de sus héroes preferidos, sino de hacer propios sus gestos, sus bromas y también sus ideales. Este concepto, tan propio de convenciones como la mundialmente conocida Comic Con de San Diego o nuestro más cercano Saló del Còmic de Barcelona (que hace escasas semanas alcanzó los 110.000 asistentes durante los tres días que duró su cuadragésima edición) son cada vez más populares y atraen a públicos más diversos, ganando presencia también en productos audiovisuales como la icónica sitcom The Big Bang Theory (2007-2019) la cual puso como protagonistas, precisamente, a un grupo de cuatro amigos unidos por su amor a los cómics de superhéroes.
No solo los grandes eventos han notado este aumento de la comunidad geek, también los pequeños comercios han aumentado su presencia de forma notable en los últimos años. Concretamente, en Barcelona, el número de tiendas dedicadas al género en el bautizado como Triángulo Friki -cercano al Arco del Triunfo de la ciudad condal- han ido creciendo alrededor de la gran Norma Comics, recientemente dividida en dos tiendas ante la creciente oferta y la creciente demanda. Por su parte, la mítica Cosmic del grupo ECC Cómics, bajó recientemente las persianas de su tienda original (y sus respectivas ampliaciones dedicadas al manga japonés y la Guerra de las Galaxias) para abrir nuevas tiendas bajo el nombre de su editorial en el centro comercial Las Arenas o en la calle Bonavista, cerca del Paseo de Gracia. Esta segunda ostenta, desde su reciente apertura, el título de tienda de cómics más grande de Barcelona, con incontables estantes y espectaculares vitrinas de figuras. Las reediciones de clásicos fruto de una demanda creciente tras tantas películas y series del género, así como la visión de nuevos autores y autoras que adaptan esos personajes clásicos a los tiempos actuales, llena las estanterías de todos estos establecimientos.
Marina es una de las Spiderman que se encuentran ahora mismo animando la exhibición y sacándose fotos con los pequeños visitantes que se acercan emocionados a su grupo. Dichas estampas estarán pronto en su perfil de Instagram, Azania Cosplay, su seudónimo artístico dentro del mundillo cosplayer. Y no es exagerado decir que estos cosplayers son verdaderos artistas. El trabajo, mimo y horas que hay detrás de esos trajes son desde luego reconocidos por las y los miembros del fandom. Así nos lo cuenta ella al afirmar que el cosplay le permite aunar diferentes pasiones como el teatro, la costura y la artesanía, al mismo tiempo que resulta una puerta perfecta para conocer muchas otras personas con las que comparte su amor por estos personajes.
Sobre el famoso héroe del que ella y sus amigos visten hoy, Azania, que heredó de su padre el gusto por los superhéroes hasta que sus estrenos y lecturas se volvieron auténticas tradiciones familiares, nos explica que “Spiderman es uno de los personajes más populares de la comunidad geek: al llevar una máscara, significa cualquiera podría ser Spiderman. Puede ser alguien con problemas normales, una persona racializada o quien sea. Es divertido, valiente y empático, pero al mismo tiempo es alguien a quien podemos aspirar, no es un Superman de otro planeta” aclara antes de añadir que “ahora que hay muchos Spidermans diferentes, todos podemos ser él”. Esa humanidad en los héroes, ese miedo y dudas y puntos débiles que tienen pese a sus extraordinarios poderes y que deben enfrentar como cualquiera de nosotros para triunfar, son los que consiguen que seres todopoderosos nos resulten cercanos hasta el punto de identificarnos con ellos. Como dijo el propio Stan Lee, “si Aquiles no tuviese su talón, posiblemente hoy tú y yo no lo conoceríamos”.
“Todos podemos ser Spiderman”
Dejando atrás las vitrinas dedicadas a otros personajes de las diferentes películas y cómics, nos despedimos con una fotografía del fallecido actor Chadwick Boseman, inmortalizado en su película Black Panther de 2018 la cual no solo superó los mil millones en taquilla, sino que se hizo con diversos Oscars, siendo además la primera película del género en ser nominada por La Academia como Mejor Película, al tiempo que se convirtió en un icono de la cultura africana capaz de dejar atrás los filtros y estereotipos previos del cine norte-americano. Del mismo modo, nosotros dejamos atrás la exposición para cruzar un pasillo elegantemente adornado por algunos de los pósters más icónicos del género, tanto a través de las páginas de viñetas y onomatopeyas como en la gran pantalla a golpe de blockbusters. La zona final de la carpa muestra un espacio totalmente nuevo en comparación a exposiciones previas, y llama la atención de quien suscribe estas líneas y de quien lo acompaña para sacar las mejores instantáneas de la tarde…
Una amplia mesa se erige frente a nosotros, de lado a lado, con una colosal pantalla propia de los mejores cines tras ella, en la cual se mantiene fija una estampa de calles, letreros y rascacielos que con toda seguridad sean las calles de Nueva York, capital de los superhéroes. Acercándonos, un puñado de vasos de lápices bien surtidos por rotuladores de todos los colores son tomados aquí y allá por grupos de niños y niñas que portan consigo esos dibujos que nos han dado a la entrada del evento. Y, sin dudarlo, nos unimos a ellos. Nuestra sorpresa, y la de ese ejército de menudos emocionados, llega cuando descubrimos un lector de códigos qr parecidos a esos proyectores con los que los niños de los noventa pintaban sus dibujos favoritos. Y, al colocar nuestros bocetos en la máquina, ocurre la magia. En esas calles de una Nueva York digitalizada, los héroes pintados por los niños y niñas de la sala (y por el escritor y el fotógrafo que os traen este artículo) cobran vida: los Hulk corren, los Spiderman saltan con sus telarañas y los Ironman vuelan en paralelo al suelo con sus botas escupiendo llamas, y cada héroe viste los colores que cada infante le ha dado, sin seguir en la mayoría de casos los cánones de los cómics, haciendo que cada héroe que pelea ahora en la gran pantalla sea tan único como su artífice, poniendo esos pequeños fans las últimas piezas de la exposición y que la convierten en algo único.
Ése y no otro es, al fin y al cabo, el poder de los superhéroes, que los niños sin límite de edad se sientan inspirados por estos personajes que han trascendido el tiempo y el espacio, y que entre sus páginas, con sus figuras de acción, o proyectando esos inocentes dibujos en el proyector, encuentren su valor para defender el bien frente al mal. “Deseamos tener poderes porque todos querríamos hacer más de lo que podemos”, afirmó nuevamente Stan Lee. Quizás no podamos hacer más de lo que hacemos, pero querer intentarlo pese a ello puede ser suficiente para sacar el héroe o heroína que todos llevamos dentro.