MIKEL ELKOROBEREZIBAR BELOKI
Hoy en día el urbanismo táctico es el modelo urbanístico que está innovando Barcelona. Sin embargo, desde que los romanos fundaran Barcino hasta las supermanzanas de hoy la ciudad ha evolucionado considerablemente. El Eixample que diseñó el urbanista Ildefons Cerdà marcó un antes y un después. Mirando al mapa de la Ciudad Condal, se puede ver claramente la historia del urbanismo de Barcelona.
Los romanos fundaron Barcelona en el siglo I a. C. donde hoy está el Barrio Gótico, bajo el nombre de Barcino. La ciudad amurallada se fue expandiendo durante los siglos: el Raval se construyó en el siglo XIV y el Born en el XVIII sobre el antiguo barrio de la Ribera. Mirando desde el cielo, esos tres barrios destacan por sus calles estrechas y serpenteantes, propias de una ciudad amurallada. Se distingue la Barceloneta, que se construyó en el XVIII con la forma ortogonal de hoy para alojar a los pescadores de la ciudad que ya tenía importancia comercial.
A un cañonazo de las murallas estaban diversos pueblos que hoy son barrios de Barcelona: Sant Martí de Proveçals, Sarrià, Horta, Sant Andreu de Palomar, Gràcia, Sant Gervasi de Cassolas, Santa Maria de Sants y Vallvidriera. Entre la ciudad intramuros y los pueblos no había ninguna edificación, por razones militares. No obstante, con el siglo XIX vino la revolución industrial: derribaron las murallas e Ildefons Cerdà diseñó gran parte de la Barcelona de hoy.
El Pla Cerdà: el diseño de la ciudad moderna
Todo el territorio vacío entre la ciudad antigua y los pueblos de alrededor se urbanizaron entre los finales del siglo XIX y el comienzo del siglo XX. Para ello, los pueblos fueron anexionados a Barcelona. El diseño corrió a cargo del urbanista Ildefons Cerdà. La ciudad se organizó de manera ortogonal mediante calles anchas y largas compuestas por manzanas octogonales organizadas de manera uniforme. Se creó el Eixample: ese amplio espacio que si miramos al mapa es totalmente cuadriculado, solamente roto por la Avinguda Diagonal.
El derribo de las murallas, las exposiciones universales y los juegos olímpicos han sido claves en la regeneración urbana de Barcelona.
El Pla Cerdà respondía a dos objetivos fundamentales. Por una parte, se fomentaba la higiene en la nueva ciudad, dado que la insalubridad intramuros había originado problemas sanitarios graves. Por otra parte, se repartían cargas y beneficios: de manera democrática, todos los vecinos disfrutaban del mismo modo los beneficios y los inconvenientes de vivir en una gran ciudad industrial. Además, la ciudad antigua también se reurbanizó para ganar en salubridad.
Las exposiciones universales de 1888 y 1929 supusieron también una regeneración urbana. Para 1888, construyeron el Parque de la Ciudadela y el Passeig de Lluis Companys, con el Arc del Trionf. La Plaza Espanya y la zona de Montjuic que conocemos hoy se contruyeron para 1929.
En los años sesenta del siglo XX se expandieron los barrios obreros del Poblenou y Nou Barris, por ejemplo.
Los Juegos Olímpicos devolvieron el mar
Para los Juegos Olímpicos de 1992, los arquitectos Joan Martorell, Oriol Bohigas, David Mackay y Albert Puigdomènech devolvieron el mar a la ciudad, dado que la nueva ciudad olímpica se constituyó mirando al Mediterráneo. Construyeron la Vila Olímpica en el Poblenou y el Puerto Olímpico, por ejemplo.
En este siglo, dos han sido los principales proyectos urbanísticos: el distrito 22@ en el Poblenou, que todavía está regenerando un espacio desindustrializado por uno centrado en las nuevas tecnologías; el otro es la zona del Besòs, que se recuperó con el Fórum Universal de las Culturas de 2004.
El urbanismo táctico no es el primer proyecto urbanístico innovador que transforma Barcelona: no hay más que ver toda la transformación que ha vivido la ciudad. Tampoco será último seguramente: eso lo dirán los que miren al mapa de la ciudad dentro de unas décadas o siglos.