En 2022, las agresiones sexuales aumentaron un 51%. De 556 casos recogidos por el informe de violencia sexual del Hospital Clínic, un 17% se han producido en locales de ocio nocturno. El Punto Lila de la Sala Apolo es el primer punto fijo de la ciudad y su objetivo es prevenir y atender a las víctimas in situ.
Montse Gironès
Son las cuatro de la mañana. Las psicólogas Cristina Vidal y Ainhoa León acaban de atender una agresión sexual en el nuevo Punto Lila de la Sala Apolo de Barcelona. Las agresiones contra mujeres y personas del colectivo LGTBI, aunque pueden suceder en cualquier momento del día, suelen ser más propensas por las noches cuando las calles de Barcelona se abarrotan de jóvenes con ganas de divertirse. Tras el fin de la pandemia y durante la reapertura de los locales nocturnos en febrero de 2022, la Sala Apolo volvió a ser uno de los clubes más célebres de la ciudad y se llena todas las noches. Tal y como afirma Gemma Homs, responsable del local: “hubo un aumento de todas las cosas que no nos gustan”. Entre ellas, agresiones machistas y homofóbicas. Desde principios de 2022, el Observatori Contra l’Homofòbia (OCH) ha registrado 98 incidencias por LGTBI-fobia en la ciudad de Barcelona.
El Punto Lila es un espacio diseñado para lugares de fiesta y ocio. La herramienta ayuda a sensibilizar al público y auxilia a personas que han sufrido una agresión verbal, física o sexual de violencia machista o contra la comunidad LGTBI. Cristina Vidal y Ainhoa León son dos psicólogas del OCH que trabajan en el Punto de la Sala Apolo. Fue inaugurado el 1 de diciembre del 2022. No es casualidad que el mismo este ubicado en Poblesec, ya que este fue el primer barrio de Barcelona que estableció un protocolo de actuación contra las agresiones sexuales en 2015. Vidal y León se encargan de velar por la seguridad e integridad psíquica de las víctimas en un espacio seguro. “Es un trabajo constante”, afirma Ainhoa León.
El Punto Lila también procura funcionar como una herramienta de prevención. “Queremos que la gente sepa que el punto existe, que lo vean y que quizás se lo piensen dos veces antes de actuar. Queremos enfatizar la prevención porque es lo más importante”, explica Gemma Homs, responsable de la sala Apolo. El Punto Lila se ubica en la entrada del local, un sitio estratégico ya que allí es visible para todos los clientes.
El convenio que comparten la Sala Apolo y el OCH ha sido la culminación de previos acuerdos. Apolo trabaja desde el 2017 con el protocolo No Callem del Ayuntamiento de Barcelona y la Regidora De Feminismes i LGTBI. Este protocolo incluye la participación de los festivales de música de la ciudad y de treinta y seis locales de ocio nocturno de Barcelona. Se encarga de formar y dar herramientas comunicativas sobre agresiones sexuales. Homs confiesa: “No sabíamos cómo coordinarnos con la policía y los servicios médicos. Entonces, comenzamos a trabajar en común, pudimos asentar unas bases. Tener formación. Ahora nos da mucha tranquilidad”.
El protocolo No Callem y el Punto Lila en la Sala Apolo logró facilitar la gestión entre todo el personal, los agentes de seguridad y las psicólogas. Esta efectividad en la coordinación ha permitido que la atención vaya dirigida a la víctima y a mejorar su situación. Como afirma Homs, primero interviene siempre la psicóloga ya que “lo principal es cuidar a la víctima”. El Punto Lila de la Sala Apolo incluye un espacio apartado y silencioso en el cual las víctimas pueden hablar con tranquilidad. Una situación recurrente, según Cristina Vidal, es que “muchas veces trasladan situaciones que les han ocurrido en otras ocasiones, y a veces estas intervenciones se convierten en un asesoramiento en el que les ofrecemos y aconsejamos recursos”.
“Se debería trabajar desde la narrativa de la persona que sufre los actos y no desde si lo que cuenta es verdad o no. Porque realmente a nosotras nos da igual, solo queremos ayudar. Si ha pasado, ha pasado”
Ainhoa león
El Punto Lila de la Sala Apolo lleva un mes acogiendo un trabajo efectivo en el que se suelen reportar una media de un caso por noche. Hay una gran variedad de situaciones, contextos y agresiones. Evaluando la gravedad del hecho, se aplica un protocolo de mayor o menor magnitud. “La persona que ha sufrido la agresión siempre tiene que estar en el centro, pero, además, es importante tener un protocolo claro. Seguimos trabajando en ello a través de las experiencias con las que nos encontramos”, explica la psicóloga Ainhoa León.
Otro de los aspectos que les gustaría potenciar es la perspectiva de género LGTBI interseccional. “Hay personas que llegan a un espacio y no tienen los mismos derechos garantizados para sentirse tranquilos porque saben que no les respetarán. El Punto Lila quiere garantizar este derecho básico a todas las personas”, afirma Vidal. Las prioridad de ambas psicólogas es proteger la historia de las víctimas y que sus acusaciones no sean puestas en tela de juicio. “Se debería trabajar desde la narrativa de la persona que sufre los actos y no desde si lo que cuenta es verdad o no. Porque realmente a nosotras nos da igual, solo queremos ayudar. Si ha pasado, ha pasado”, añade León.
El Punto Lila y LGTBI consolidado en la Sala Apolo es una iniciativa que, a pesar de que le queda mucho recorrido, ya es un referente para el resto de los clubes nocturnos de Barcelona. Se prevé que el siguiente local de ocio que incorporará un Punto Lila y LGTBI en Barcelona será Razzmatazz, también en colaboración con el Observatori Contra l’Homofòbia y que se pondrá en marcha en 2023.