Para garantizar un acceso igualitario a la cultura en ciudades como Barcelona, es necesario idear propuestas innovadoras que resulten atractivas para toda la población. Dentro del plan Fem Cultura (Hacer Cultura) surge el Petit Cineclub, una iniciativa cuyo propósito es acercar la magia del cine a los más pequeños.
Marcelo Osorio y Julieta Palermo
Nabium y su padre llegaron a Barcelona desde Marruecos hace 2 años. Su padre no habla castellano y entre ellos se comunican en francés. A Nabium le fascina el cine, pese a no tener la posibilidad de ir seguido. La presentación de tres cortometrajes animados en el Petit Cineclub enseguida captó su atención. Nabium fue uno de los chicos que pudo presenciar la exposición en el Centre Cívic (CC) Zona Nord. Este es uno de los 12 centros cívicos que realizarán este ciclo de cine durante el mes de diciembre de forma gratuita. La iniciativa busca tener una continuidad mensual y estar presente en diversos barrios.
Los cortometrajes que se exhiben en esta edición del Petit Cineclub tratan temas complejos pero desde un punto de vista que resulte atractivo para los niños. Todos los cortos son animados y le dejan una enseñanza a los espectadores. El primer cortometraje es una producción canadiense llamada Dúnia. La protagonista es una niña de seis años que debe huir de su país a causa de un conflicto armado. El cortometraje trata sobre la dificultad de ser inmigrante, mientras la muestra en su travesía por distintos países hasta llegar finalmente a Canadá. El segundo, Bongo Vassil, es una producción búlgara protagonizada por dos niños que quedan atrapados sobre un trozo de hielo flotante. Ahí deben dejar de lado sus diferencias culturales y conocerse para lograr llegar a tierra firme. La tercera presentación se titula Cinema Rex, es una producción israelí que presenta un niño hebreo y una niña árabe que entablan amistad a través del cine, a pesar de la rivalidad de sus padres.
El Petit Cineclub pretende ser un espacio interactivo para los niños. Luego de ver las proyecciones, ellos pueden comentar junto a una supervisora la trama y dar sus opiniones. Esto favorece a quienes asisten a incorporar valores humanos de una manera más didáctica. Doza Cors, la encargada de realizar las dinámicas, señala que los niños suelen mostrarse entusiasmados al inicio y agradecidos al final. Muchos de ellos se convierten en espectadores frecuentes que asisten a las funciones una y otra vez. “Es la esencia que el programa busca, que se forme un club de cine”, agrega la encargada.
Eva Fores asiste al Petit Cineclub del Centre Cívic Joan Oliver Pere Quart junto a Abril, su hija de 7 años. Ambas valoran mucho estos encuentros. Ambas se presentan regularmente a las distintas actividades culturales que realizan los centros cívicos. Para Eva Fores es importante que su hija incorpore valores culturales desde pequeña y espera que con estas actividades se produzca un aprendizaje que a su vez resulte divertido para ambas.
El Petit Cineclub es una actividad que se enmarca en el Barcelona Districte Cultural, un circuito que presenta espectáculos culturales en los barrios. El plan surge a partir del diagnóstico realizado por el Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB), fruto de un proceso de escucha activa de distintos componentes del tejido social. El plan busca implicar de manera transversal a los individuos en la cultura y que la distancia física, política o social, no sea un impedimento para acceder a las mismas.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó en 2016 de manera unánime una resolución que llama a los Estados a respetar, promover y proteger el derecho de las personas a participar y disfrutar de la cultura. El plan Fem Cultura encaja perfectamente en esta resolución. Consiste en nueve medidas y cien acciones específicas que promueven políticas públicas que benefician el respeto a los derechos culturales. El plan implementado será vigente hasta fines del 2023 y el presupuesto invertido por el ayuntamiento es de 68.7 millones de euros.
Gracias a este tipo de propuestas, los centros cívicos adoptan un rol clave como intermediarios para acercarle la cultura a todos los ciudadanos. Para Lydia Montero, referente cultural del Centre Cívic (CC) Joan Oliver, ellos son la primera puerta de entrada a la cultura en los barrios: “Dar una cultura de calidad, gratuita y que los ciudadanos conozcan diferentes equipamientos de la ciudad, no es sólo una cuestión de ceder los espacios”. Así se puede garantizar igualdad en los derechos culturales, que para el ICUB, son una lucha esencial del siglo XXI para la igualdad de las personas y la democratización de la vida en la ciudad.
Este año en el circuito de Fem Cultura participaron diez distritos: Ciutat Vella, Eixample, Gràcia, Horta-Guinardó, Les Corts, Nou Barris, Sant Andreu, Sant Martí, Sants-Montjuïc y Sarrià-Sant Gervasi. Queda así demostrada la extensión del plan y su afán de llegar a la mayor cantidad de sectores posibles. Niños y niñas como Nabium o Abril tienen la posibilidad de acercarse a la cultura desde pequeños, conocer los espacios que tienen disponibles como ciudadanos y, fundamentalmente, llevarse un aprendizaje para el resto de sus vidas.