Barcelona tiene una gran lista de espera de gente desahuciada que necesita un hogar urgente. En julio del 2022 había un total de 600 familias que esperaban un piso de emergencia social, según La Vanguardia. En 2019 surgió un proyecto piloto que hoy en día podría ser la solución al grave problema habitacional de la ciudad: reutilizar contenedores marítimos para construir pisos sociales.
Vitalina Koshevaya
El reducido parque público de vivienda, los elevados precios de los alquileres y el gran número de desahucios son los principales factores que contribuyen a la crisis habitacional de Barcelona. En el marco del Plan para el Derecho a la Vivienda del año 2016 al 2025, el Ayuntamiento de Barcelona ha impulsado un programa llamado Alojamientos de Proximidad Provisionales (APROP). Una de sus propuestas consiste en la construcción de edificios con contenedores marítimos desechados. Ampliando así el parque público de vivienda con menos recursos financieros, en menor tiempo y de forma más sostenible.
La primera vivienda social de contenedores marítimos se construyó en menos de cuatro meses en el barrio Gòtic durante el 2019. Es el primer edificio de estas características que se realizó en España. Se utilizaron 16 contenedores, los cuales dieron forma a 12 alojamientos (ocho viviendas de 30m2 y cuatro de 60m2). Las viviendas cuentan con ascensor, escaleras, un centro de atención sanitaria en la planta baja y un huerto urbano en la cubierta. Los edificios de contenedores pretenden ser viviendas temporales que acogerán a quienes lo necesiten hasta que se construyan las casas definitivas, así lo expresó Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona. Inicialmente, la vivienda en El Gòtic fue el proyecto piloto que sirvió para analizar las ventajas e inconvenientes que estos pisos podían llegar a tener.
Son las 11:15 de la mañana y por la entrada del edificio del Gòtic se ve salir a una enfermera. Ella cuida a una anciana que gracias a la vivienda que le aportó el ayuntamiento tiene un lugar donde ser atendida como corresponde. Al otro lado de la calle, una vecina aguarda sentada a que su hijo salga de la escuela. Todos los días mientras espera contempla los contenedores qué componen aquel edifico. Dedujo que la mayoría de sus habitantes son personas mayores, ya que jamás ha visto a un menor salir del edificio.
En enero del 2022, el proyecto de APROP se amplió hacia la zona de Plaza de Glòries, detrás del Museu del Disseny Barcelona. En este nuevo edificio de 42 alojamientos, el Ayuntamiento ha invertido alrededor de cinco millones de euros. Casi cinco veces más que en la vivienda social previamente construida en el barrio Gòtic, que tuvo un coste de 940.000 euros. La vivienda dispondrá de 35 alojamientos de dos dormitorios y siete de un dormitorio. Atenderá a más de cien personas con alta exclusión social que necesitan un hogar. Su estancia no está prevista para que supere los dos a tres años, puesto que se trata de alojamientos provisionales. Además, estas personas tienen un soporte de un equipo de profesionales que les aconsejan en temas de ahorro, inserción laboral y los ámbitos necesarios para ser independientes, de acuerdo con Carles Moran, trabajador del edificio.
El segundo edificio APROP dispone de una zona exterior en la que se encuentra el proyecto “L’hort al terrat”, el huerto en la azotea, basado en el cultivo hidropónico. Es decir, aquí las plantas solo necesitan el agua para crecer. Debajo del huerto se encuentra un depósito que recoge el agua de la lluvia para posteriormente alimentar las plantas. Es un huerto autorregulado, con la excepción de que cuenta con la participación de diferentes asociaciones formadas por personas con diversidades funcionales que lo cuidan de lunes a viernes. Además, a diferencia del edificio del Gòtic, este contará con una lavandería comunitaria. Ahora, tras once meses de obras y con casi cuatro meses de retraso, está lista para abrir sus puertas a las personas en situación de emergencia. Una vez finalizada la inauguración del edificio, durante este mes, las plantas quedarán ocupadas por sus futuros habitantes.
El éxito de APROP ha sido tal que tienen previsto seguir construyendo en otros barrios como La Bordeta, del distrito de Sants-Montjuïc. El Ayuntamiento de Barcelona continúa apoyando este proyecto, ya que sus ventajas son evidentes. Los edificios de contenedores marítimos se finalizan en menos de un año. Un ahorro de tiempo considerable en comparación a los siete años que se tarda en levantar una construcción convencional. Además, un estudio del Ayuntamiento de Barcelona evaluó que el proceso de construcción de estas viviendas dejan un 58% menos de residuos.