Follow me through

Milka Muñoz Saavedra

FOLLOW ME THROUGH THE PAIN

 

Follow me through the pain comenzó siendo un proyecto en el cual pretendía contraponer dos maneras de enseñarme al mundo totalmente diferentes a través de las redes sociales. Sin embargo, conforme fui avanzando en la creación de este pequeño diario fotográfico, se fue convirtiendo en un ejercicio de autorretrato más profundo de lo que hubiese podido imaginar en un principio.

El planteamiento inicial consistía en crear una publicación que uniera dos conceptos distintos: el diario de gratitud y el diario de dolor. El primero consiste en anotar diariamente todas aquellas cosas por las que nos sentimos agradecidos. Como una manera de entrenar a nuestro cerebro para tener una mentalidad de abundancia, el diario de gratitud nos hace ser más conscientes de aquellos pequeños detalles mundanos que muchas veces obviamos pero que dan color a la vida.

Por otro lado, el diario de dolor es una práctica que consiste en escribir en un diario todo aquello que nos duele a nivel físico y suele recomendarse a personas que sufren dolor crónico. Esto no solo tiene relevancia médica en tanto que se convierte en un registro bastante fidedigno de los síntomas de un paciente, sino que también ayuda a aliviar mentalmente parte de ese dolor ya que permite a la persona volcar los pensamientos derivados del mismo en un lugar externo.

Para mostrar la dicotomía entre estas dos maneras de reflejar la realidad, la intención era llevar estos dos tipos de diarios a lo largo de estos meses. El contenido de ellos iba a estar distribuido dentro del libro en dos tipos de páginas distintas. Por un lado, estarían unas páginas maquetadas de forma que emularan la aplicación de Twitter en la que estarían escritas las entradas del diario de dolor. El segundo tipo de página iba a estar diseñada para que se pareciera a la pantalla de Instagram cuando vas pasando historias. En estas páginas, el diario de gratitud iba a estar plasmado en forma de imágenes.

La idea de utilizar las redes sociales para contraponer estos dos enfoques viene de mi propia experiencia al utilizarlas, Personalmente, en Instagram muestro fotografías de pequeñas cosas que me hacen feliz en mi día a día o que me llaman la atención. Se podría decir que en mi perfil se ve una visión bastante positiva del mundo y, en general, procuro mostrarme feliz. En Twitter, en cambio, aunque no suelo escribir demasiados tweets, no suele ser un contenido tan idílico. Muchas veces lo que escribo es triste, negativo o incluso derrotista.

Así, poco a poco fui recopilando entradas en el diario de dolor e imágenes a modo de diario de gratitud, sin embargo, como se vio en las primeras pruebas hechas en el avant projecte, el contenido no terminaba de tener sentido entre sí. En gran parte porque las imágenes que conseguía estaban más pensadas para encajar en lo que toda la aesthetic de Instagram más que para ir acorde al texto de Twitter. En general, todas ellas, aunque las hiciera con la idea de resaltar todas aquellas pequeñas cosas que apreciaba de mi día a día, estaba sacadas inconscientemente con una manera de hacer que Lev Manovich llamó Intagramismo en su libro Instagram y la Imagen Contemporánea. Y es que, aunque intentaba trasmitir la emoción que me generaba lo que estaba fotografiando, me di cuenta de que al hacer dichas fotos estaba demasiado condicionada a sacarlas más por estética y composición.

Si bien estuve bastante tiempo estancada sin saber como resolver la parte fotográfica del proyecto, continué plasmando por escrito todo aquello que iba pensando respecto al diario de dolor. Lo cierto es que, por diversos problemas de salud, llevo lidiando hace años con el tema del dolor y este diario me ha permitido expresar muchas cosas que nunca me había atrevido a decir en voz alta. A pesar de que comenzó como un experimento para testear si efectivamente esto servía como alivio, ha terminado siendo también un ejercicio de autoconocimiento en el que me he permitido escribir sin absolutamente ningún filtro todo aquello que sentía.

En este punto, en el que no sabía muy bien qué hacer con el contenido que estaba generando, me recomendaron mirar el trabajo de Sharona Franklin. Especialmente relevante fue leer una entrevista que hizo para Lutte Colective en la que hablaba de cómo era su trabajo como artista lidiando con los diversos problemas de salud a los que se enfrenta día a día. La artista explicaba que algunas esculturas le tomaban muchísimo tiempo ya que tenía que parar cada cierto tiempo debido a dolores y otros problemas pero que había aprendido a trabajar con su cuerpo y no contra él.

En un momento en el que cada semana que pasa mi propia salud recae con cada vez más frecuencia, leer esto fue a la vez llamada de atención y luz al final del túnel. El aceptar que a veces el cuerpo no te permite hacer todo lo que te gustaría y no forzarlo para intentar que llegue a más es algo importantísimo que muchas veces olvido. Así, a partir de aquí decidí tomarme los meses que me quedan en Barcelona con esta mentalidad de no luchar en contra de mi propio cuerpo y aprender a aceptar mis tiempos a pesar de las expectativas externas.

Con el paso de los días, lo que al principio era un simple vuelco de pensamientos para liberar mi mente un poco cuando empezaba a desesperarme por el dolor, terminó siendo una manera de autoafirmarme a mi misma. Ya no solo me estaba dando permiso de sentirme abrumada o cansada, sino que comencé también a utilizar este diario como manera de validar mis decisiones en contra de la presión interiorizada de tener que mostrarme perfecta, sonriente y sana ante el mundo.

Y es que muchas veces adoptamos precisamente esta actitud instagramer en la vida. De mostrar constantemente nuestra mejor cara, llevándonos al límite para estar siempre al pie del cañón. Siempre preocupados por ser más productivos, más eficaces, más felices, más libres económicamente. Más todo. Pero ahora que me estaba permitiendo ser yo tal cual, escribiendo sin filtros en lo que luego se vería como la parte Twitter del libro, me di cuenta de que quería mostrarme también sin filtros en la parte Instagram.

Del mismo modo que Sharona Franklin trabajaba junto a sus condiciones y no en contra, yo me estaba dando permiso para hacer lo necesario para seguir adelante sin autodestruirme a mí misma. Y eso pasaba por aceptar con toda la crudeza que implica que hay cosas que no puedo cambiar, pero también ser consciente de los límites que puedo y debo poner para no empeorar. Aprender a no obligarme a mi misma a aguantar hasta que no pueda más deja espacio también para pararme a disfrutar de los pequeños placeres de la vida sin sentir que debería estar haciendo cualquier otra cosa más productiva. Si bien es más fácil decir que hacer, decidí que en la parte escrita plasmaría mi día a día sin preocuparme de si era bueno o malo, quería que reflejara precisamente los altibajos.

Asimismo, dado que mis escritos eran un reflejo mío sin filtro, decidí que las imágenes de la parte del libro que pretendía simular Instagram serían fotografías propias a modo de autorretratos en los que se reflejara esta manera de sentirme a lo largo del tiempo. En este caso, como gran parte habla del propio dolor, las imágenes muestran gestos que repito bastante a menudo en un intento de asimilarlo como apretar la zona en la que lo siento. También hay fotos en las que se ve la expresión de mi rostro y otras en las que salgo de cuerpo entero. Si bien están en blanco y negro, cabe mencionar que no están retocadas y muestro mi cuerpo tal cual es frente a la cámara.

En conclusión, Folllow me through the pain es una serie de 50 textos cortos y 50 fotografías en las que se ve reflejado mi día a día enfrentándome al dolor y a las expectativas frente a un mundo que nos empuja constantemente a pretender la perfección y a ocultar aquello que no lo sea. Si bien no pretendo que tenga ningún tipo de conclusión o enseñanza, siento que tal vez al alguien le sea de ayuda leerme y verse reflejada, del mismo modo que a mí me ha servido verme reflejada en las dificultades que mencionaba Sharona Franklin o muchas otras artistas que han contado su historia en diferentes ámbitos y épocas.

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