Lectura cruzada
Una de las acciones más frecuentes –si no la primera– que realizamos frente a una palabra poco conocida o ignorada es googlearla. Fácilmente acumulamos un mar digital de informaciones diversas, dispersas y sin jerarquía. Hoy nuestra experiencia de acceso a este modo de saber inmediato, es atomizado, complejo, sin orden ni categorías, como un flujo de lenguajes o un texto infinito.
No parto de una página en blanco en la que inscribir un texto ex nihilo, sino de la recopilación, y combinación de fuentes al hilo del pensamiento que incorpora lo nuevo a lo conocido. Este proceso tiene un componente visual, que aparece como un destello o un recuerdo, como una gestión dinámica y dialéctica entre lo sabido y la asimilación de lo nuevo.
La lectura arbitraria de contenidos textuales, audios o imágenes que experimentamos de modo cotidiano, deriva en una transcripción reordenada en la que lo más significativo se posiciona o adopta respecto al conocimiento previo.