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Conmemoración del 30º aniversario de la Sindicatura de Agravios de la UB
La Sindicatura de Agravios de la UB ha celebrado este año su 30º aniversario con una jornada el 8 de junio en el Edificio Histórico que aplegó los síndicos de las diversas universidades catalanas. La UB fue pionera en el Estado a instituir esta figura. Ahora, después de tres décadas, el actual síndico de agravios en funciones de la UB, Lluís Caballol, afirma que la Sinficatura «goza de una alta consideración dentro de la UB y con su trabajo reafirma el talante transparente de la administración universitaria».
Durante la jornada, los síndicos tratarán temas como las bajas por enfermedad, accidente o maternidad de los estudiantes universitarios, la intervención de los síndicos en los procedimientos, posibles actuaciones para salvar la carga económica en las matrículas de máster en los casos de implantación de grados de 180 créditos, el derecho al descanso telemático, la situación del profesorado o la exención por matrícula de honor, así como cuestiones alrededor de la Red de Síndicos y Síndicas de Cataluña. La clausura será a cargo del rector de la UB, Joan Elias, el síndico de agravios de Cataluña, Rafael Ribó, el presidente del Consejo Social de la UB, Joan Corominas, y el síndico de agravios de la UB en funciones, Lluís Caballol.
El profesor Caballol explica que la Sindicatur de Agravios nació vinculada a la implantación de consejos sociales como herramienta para favorecer la transformación de la universidad. Con el paso del tiempo, pero, la Sindicatura se ha integrado en la arquitectura institucional de la UB como un instrumento cotidiano de garantía de derechos ante la actuación de la administración universitaria. El síndico está encargado de velar por los derechos y las libertades del alumnado, el PDI y el PAS ante las actuaciones de diferentes órganos y servicios universitarios, y de ejercer una actividad informativa permanente sobre el funcionamiento de la Universidad. Según explica Caballol, se trata de una institución que «toma en consideración la discrepancia y da voz a posibles alternativas sobre las eventuales vulneraciones de derechos». «El síndico, al atender las quejas que le llegan, más que resolver, busca hacer reflexionar y convencer», añade.
El primer síndico de agravios de la UB fue Lluís Casassas, quien ocupó el cargo des de 1988 hasta su defunción, el junio de 1992. Fue seguido por Artur Juncosa, Ramon Valls, José Antonio González Casanova, Antoni Mirambell, y el actual síndico en funciones, Lluís Caballol. Con la vista puesta en los próximos años, el profesor Caballol afirma que «la Sindicatura hace suyos los retos del futuro de todos los actores de la UB, órganos de gobierno, grupos de interés y personas individuales, que tienen que ver con el reconocimiento y la efectividad de los derechos de los integrantes de la comunidad universitaria». De la misma manera, apuna el problema sobre que «cada vez más, la universidad es correa de la transmisión de decisiones que se toman a otros niveles de la administración pública: sistema de precios y becas, política de contratación, evaluaciones y acreditaciones». Se trata de casos en los cuales el ámbito de competencia de los síndicos se ve «sobrepasada», y ante el cual Caballol cree necesario «profundizar en las redes de relación de los síndicos, para intercambiar puntos de vista y buscar la manera de abordar este tipo de situaciones».