Presentación

La premisa general sobre la que se asienta este encuentro es la de que resulta imposible entender las dinámicas sociales sin considerar el papel que juegan en ellas las convicciones y las conductas asociadas a lo trascendente. Nuevas y viejas creencias religiosas siguen teniendo impacto social como resultado del desarrollo globalizador, que se manifiesta de forma explícita en cada territorio, y son fundamentales para entender la sociedad contemporánea.

Hasta una época reciente, el lugar de lo sagrado en la sociedad se abordaba en términos de una crisis de la religión que auguraba su decadencia, o incluso su desaparición. Sin embargo, la reaparición del hecho religioso en la realidad mundana y la emergencia de nuevas configuraciones religiosas y de espiritualidad han provocado una revisión de este planteamiento. La secularización es, ahora, un proceso complejo que pone de relieve la transformación de lo religioso en una época de creciente incertidumbre debida al fracaso de las grandes promesas de la modernidad, y del racionalismo y el progreso cada vez más reconocidos como quimeras.

En este contexto, que se ha venido llamando postsecular, todo tipo de corrientes religiosas –algunas de ellas renunciando a esta etiqueta y mostrándose en tanto que espirituales– han irrumpido, dislocando lo que el proyecto de laicización había previsto como separación entre la esfera religiosa y la esfera secular. Llegamos a contemplar, incluso, como esa disolución actual de lo religioso en lo social ha implicado su infiltración en ideologías y movimientos supuestamente ajenos a toda religiosidad.

En este marco, la cuestión de la manera de estar juntas las creencias religiosas ha experimentado una intensificación y un giro en sus problemáticas. Hasta hace bien poco la convivencia entre confesiones y de estas con una sociedad civil y unas instancias sociopolíticas seculares tenía como protagonistas a grandes corrientes religiosas y sus correspondientes instituciones. En el momento actual, las modalidades de relación con lo eterno y sus relaciones mutuas y con el mundo laico aparecen marcadas por la proliferación de convicciones y prácticas religiosas que muchas veces renuncian a toda centralidad y que se expanden en sociedades que presumían de estar organizadas a partir de la expulsión de lo sagrado de la vida pública.

En el caso español, los asuntos relacionados con la tolerancia religiosa se habían planteado históricamente entre una Iglesia católica mayoritaria y dominante y procesos que urgían la liberalización de las creencias en nombre de la constitución de Estados y sociedades no confesionales. Paralelo a ese contencioso –que entre nosotros había tenido expresiones trágicas– era la lenta introducción en el paisaje religioso de denominaciones protestantes predominantes en otros países. En las últimas décadas, este panorama se ha modificado sustancialmente. Son muchas más y más fragmentadas las opciones que ofrecen, hoy, sentidos existenciales y refugios cohesionadores, algunas de las cuales han sido estigmatizadas como “sectas”. También la incorporación de comunidades procedentes de la migración o la llegada de nuevas sensibilidades espirituales han inscrito cerca de nuestra vida cotidiana cultos que habíamos considerado extraños o exóticos.

Así, el objeto de esta cita es saber más y discutir acerca de la nueva pluralidad confesional en una sociedad compleja y cambiante. Pretendemos afrontar el reto de analizar y explicar los procesos actuales de acomodación de esa heterogeneidad religiosa en aumento y con nuevas caras, al servicio de su conocimiento, pero también de su respeto y de su gestión. Y hacerlo en diálogo con las diferentes entidades religiosas, con las instancias institucionales relacionadas con la pluralidad religiosa y con la sociedad en general.