Independientemente del producto que queramos adquirir, hay una serie de aspectos a tener en cuenta para realizar un consumo responsable. Antes de comprar cualquier producto, debemos hacernos tres preguntas:
¿Realmente lo necesito?
Además de decidir si lo necesitamos, podemos plantearnos otras alternativas a la compra: reparar un producto antes de comprar otro, utilizar sistemas para compartir, optar por los productos de segunda mano, quizás a nuestro lado hay algún departamento o servicio que tiene un producto como el que necesitamos y no lo utiliza..
¿Qué impactos ambientales y sociales acompañan a este producto o servicio?
Además del aspecto económico de un producto, debemos valorar otros muchos elementos asociados, como son el gasto energético necesario para fabricarlo, los recursos utilizados o la generación de residuos. Aquí os presentamos algunos aspectos a tener en cuenta antes de escoger el producto que vamos a comprar:
- Evitar los productos de un solo uso,ya que implican un elevado aumento del consumo de recursos y se convierten en residuos en poco tiempo.
- Escoger productos de larga duración y/o reutilizables. Así se reduce la energía y los recursos necesarios para producir otros nuevos.
- Escoger productos fabricados con materiales reciclados y/o con materiales que sean reciclables. Si en un producto no se pueden separar los distintos tipos de materiales, es mejor buscar una alternativa.
- Comprar productos que generen pocos residuos, y en especial evitar los embalajes innecesarios. Hay muchos productos que se pueden comprar a granel, haciendo innecesario el envase desechable.
- Informarse sobre las condiciones laborales en las que se han elaborado los productos que compramos, a fin de evitar situaciones de explotación laboral infantil, trabajo forzoso, o que no se respeten los derechos de los trabajadores.
- Comprar sólo la cantidad de producto que realmente necesitamos. Comprar más producto de lo necesario puede comportar un desperdicio de recursos.
¿Existe otra alternativa al mercado más responsable y respetuosa con el medio ambiente?
Para identificar los productos con menor consumo de energía, que generan menos ruido, son reutilizables, que generan pocos residuos, que respetan las condiciones laborales de los trabajadores, entre otros aspectos, tenemos herramientas como las etiquetas o certificados ecológicos. Simplificando mucho, hay dos tipos: la etiqueta de eficiencia energética, y las etiquetas ecológicas.
Las etiquetas de eficiencia energética son una herramienta informativa que facilitan comparar de forma rápida y fácil diferentes modelos y marcas de diferentes productosteniendo en cuenta su eficiencia: menos consumo de energía y menos gasto económico. Los productos se clasifican en siete categorías, desde la letra A (la más eficiente) hasta la letra G (la menos eficiente). Las etiquetas ecológicas son un método voluntario al que pueden acogerse las empresas y organizaciones para certificar el comportamiento ambiental de productos y servicios. Nos permiten identificar productos y servicios que presentan condiciones con ventajas medioambientales respecto a otras de características o prestaciones similares. Hay decenas de etiquetas ecológicas distintas, las más conocidas son la Etiqueta ecológica de la Unión Europea, el Àngel Blau, las certificaciones FSC y PEFC para productos derivados de la madera, TCO y Energy Star para aparatos electrónicos, o Fairtrade para los productos de comercio justo.