El estrés es una reacción adaptativa, no necesariamente negativa, a los cambios que se producen en el entorno. Cuando existe una incapacidad de respuesta de nuestro organismo para cumplir los requisitos y demandas y se mantiene en el tiempo y/o intensidad, puede afectar al estado de salud de las personas.
Es un proceso de respuesta a los sucesos y situaciones externas que se perciben como amenazas, peligros y generadoras de conflictos. Y sus consecuencias son el desgaste y el agotamiento físico y psíquico.
Se manifiesta como un conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y comportamiento.
Se puede llegar a un cierto estado que se caracteriza por altos niveles de excitación y angustia, con la sensación frecuente de no poder hacer frente a la situación.
Estrategias de intervención
Desde una perspectiva individual:
Mejora estrategias de afrontamiento y de apoyo social y emocional: Entrenamiento de solución de problemas, de la asertividad, y de la mejora del tiempo.
Entrenamiento en técnicas de control
- Identifica la ansiedad, como otra emoción más, y aprenda a gestionarla.
- Realiza talleres de relajación, yoga, meditación.
- Aprende a decir “no” Si lo razonas, y estás convencido, los demás lo aceptarán.
- Valora el esfuerzo que has puesto, y si ves que no puedes conseguirlo, simplemente aprende a posponer.
- Realiza programas de gestión del tiempo: una adecuada planificación evita urgencias y sobrecargas.
- Pide ayuda de asistencia personalizada: en casos de crisis personales, problemas familiares, adiciones
- Utiliza programas de entrenamiento de la mente, haciendo uso de la interactividad de las nuevas tecnologías.
¿Cómo liberar los síntomas del estrés?
- Para y haz unas cuantas respiraciones profundas.
- Admite que estás desbordado. El reconocimiento de nuestros sentimientos es un paso importante para enfrentarnos a ellos.
- Mantén un sentido de perspectiva. Si hemos vivido situaciones anteriores y las hemos superado, podremos hacerlo ahora.
- Haz una lista mental de tareas a realizar y ponlas en orden de prioridad.
- Completa una sola tarea cada vez, pensando únicamente en lo que estás realizando, como si no existiera nada más en este momento presente.
- Planifica con antelación para ahorrar tiempo.
Otros hábitos preventivos
- Practica buenos hábitos alimenticios: frecuencia, horarios y tipos de alimentos.
- Valora la ingesta energética, que no haya desequilibrio: aporte/gasto de energía.
- Duerme las horas necesarias.
- Disfruta de vacaciones y fines de semana como tiempo de ocio y descanso.
- Practica deporte o ejercicio físico: caminar 10.000 pasos diarios, es un ejercicio saludable.