Introducción
La radiación es una forma de transmisión de la energía, en muchos casos imperceptible sensorialmente y se considera contaminante físico. Sin embargo, la radiación al interaccionar con la materia puede generar cambios en la misma, produciendo, por ejemplo, un aumento de la temperatura o su ionización. Cuando la materia es el cuerpo humano, estas alteraciones pueden ocasionar diferentes efectos para la salud, cuyo tipo y gravedad depende entre otros parámetros de:
- El tipo de radiación.
- La «cantidad» de radiación recibida
Las magnitudes utilizadas para correlacionar las radiaciones con los efectos biológicos que pueden producir, son la dosis y la tasa de fluencia de energía:
- La magnitud dosis, que se refiere a la energía que deposita la radiación por unidad de masa del tejido donde se ha depositado, suele expresarse en las unidades de J/kg.
- La magnitud tasa de fluencia de energía, se define como la potencia del haz de radiación dividido por la sección del haz, por lo que suele expresarse en W/m2.
En función de la naturaleza de las radiaciones pueden diferenciarse entre las:
- Corpusculares, que tienen determinada masa en reposo.
- No corpusculares, siendo meramente una forma de energía. En cuanto a las radiaciones corpusculares, son fundamentalmente partículas que emergen del átomo con gran velocidad. En la mayoría de los casos estas partículas proceden de transformaciones que sufre el núcleo del átomo. En cuanto a las radiaciones no corpusculares, pueden a su vez ser de tipos:
- mecánico, necesitando un soporte material para su propagación (como es el caso del sonido)
- electromagnético, pudiéndose propagar tanto a través de un medio material como a través del vacío.
Naturaleza de la radiación electromagnética
La radiación que nos ocupa está compuesta por ondas electromagnéticas que se forman por la existencia simultánea de un campo magnético (H) y un campo eléctrico (E), perpendiculares entre sí y ambos perpendiculares a la dirección de propagación de la onda. En las ondas, el campo magnético inicial, que varía con el tiempo, genera un campo eléctrico, que también varía en el tiempo. Este campo eléctrico genera otro campo magnético similar al inicial. A medida que se repite este proceso, la energía se propaga a la velocidad de la luz. Cuando se propaga en el vacío dicha velocidad, c, es del orden de 3·108 m/s (en un segundo recorre 300.000 km). Al propagarse en el aire prácticamente tiene esa misma velocidad, mientras que al propagarse a través de un medio material sufre cierta disminución en su velocidad de propagación.
La amplitud, tanto del campo eléctrico como del campo magnético, varía de forma sinusoidal.
Se denomina frecuencia, f, al número de oscilaciones completas que lleve a cabo en un segundo, así pues sus unidades son de s-1 que también recibe el nombre de hercio (Hz). Se denomina longitud de onda, l, a la distancia existente entre dos oscilaciones completas. Así pues, del producto entre el número de oscilaciones completas que se llevan a cabo en un segundo (f) por la distancia (recorrida en cada una de estas oscilaciones completas, resulta la distancia que recorre dicha radiación en un segundo:
c = 3·108 m/s = f · l
Se define período, T, al tiempo necesario para que se lleve a cabo una oscilación completa. Si f es el número de oscilaciones completas que se realizan en un segundo, resulta que el tiempo necesario para llevar a cabo una única oscilación completa, T, es definido por T=1/f.
El componente básico y unitario de la radiación electromagnética recibe el nombre de fotón. Mediante la mecánica cuántica se pueden modelizar los diferentes modos de comportamiento del fotón, que en determinados fenómenos se comporta como si tuviera una naturaleza corpuscular mientras que en la mayoría de los fenómenos muestra una naturaleza netamente ondulatoria. La energía, E, del fotón resulta proporcional a la frecuencia del fotón. La constante de proporcionalidad, h, recibe el nombre de constante de Planck y vale 6,6·10-34 J·s. Así pues, E = h · f.
La materia con la que puede interaccionar la radiación electromagnética está formada por moléculas, que a su vez están formadas por determinadas combinaciones de átomos. A su vez, el átomo está formado por un núcleo y por una serie de electrones. Aplicando el símil del modelo planetario, los electrones trazan órbitas alrededor del núcleo, necesitando un aporte externo de energía para abandonar esta órbita y pasar a una órbita de mayor energía (proceso de excitación atómica), pudiendo incluso llegar a desvincularse del átomo (proceso de ionización). En caso de que el fotón incidente tenga suficiente energía, para «arrancar» (ionizar) un electrón del átomo, se dice que es radiación ionizante. La estructura atómica más simple es la del hidrógeno, que consta de un único electrón orbitante en torno al núcleo. La energía mínima para conseguir arrancar este electrón es del orden de 2·10-18 Joules. Las ondas electromagnéticas que no tengan esa energía se dice que son no ionizantes.
De la relación E = h · f, resulta que la radiación no ionizante tiene una frecuencia inferior a 3·1015 s-1 . A partir de la relación c = 3·108 m/s = f · l, resulta que dicha radiación no ionizante tiene una longitud de onda mayor que 9,9·10-8 m.
En función de su energía (dependiente de la frecuencia o de la longitud de onda), las radiaciones electromagnéticas tienen varios modos de interaccionar con el medio material, lo que conlleva la clasificación que se detalla a continuación.
Campos estáticos y de frecuencia extremadamente baja (ELF)
Como campo magnético estático de origen natural, cabe indicar el campo magnético terrestre.
Dentro del grupo de frecuencias extremadamente bajas, predominan los campos eléctricos originados tanto por la red de distribución de la electricidad como por los equipos que funcionan conectados a dicha red. En todo este grupo la frecuencia es de 50 s-1, puesto que se trata de corriente alterna, que realiza 50 ciclos completos en 1 s. Originariamente, las pantallas de visualización contribuían a la generación de campos electromagnéticos, aunque en la actualidad son de baja emisión, de acuerdo con la normativa de compatibilidad de campos electromagnéticos.
Demoninación | Frecuencia | Longitud de onda | Energía |
---|---|---|---|
Frecuencia extremadamente baja (ELF). | 0 a 30 kHz | l >10 km | 0 J a 2·10-29 J |
Radiofrecuencias (RF)
Son las frecuencias más utilizadas tanto en transmisión radiofónica como de televisión.
Denominación | Frecuencia | Longitud de onda | Energía (J) |
---|---|---|---|
Baja frecuencia (LF) | 30 kHz a 300 kHz | 10 km a 1 km | 2·10-29 a 2·10-28 |
Frec. Media (MF) | 300 kHz a 3 MHz | 1km a 100m | 2·10-28 a 2·10-27 |
Alta Frecuencia (HF) | 3 MHz a 30 MHz | 100m a 10m | 2·10-27 a 2·10-26 |
Muy alta Frec. (VHF) | 30 MHz a 300 MHz | 10m a 1m | 2·10-26 a 2·10-25 |
Microondas (MO)
Las UHF se utilizan en la transmisión de televisión.
En telefonía móvil se opera a frecuencias entre 400 MHz y 900 MHz así como a 1800 MHz.
Los hornos de microondas calientan los materiales por agitación de sus moléculas. Cada tipo de material requiere una determinada frecuencia para provocar esta agitación (frecuencia de resonancia molecular). En el caso de los hornos de microondas domésticos, el material a calentar es el agua, operando a una frecuencia de 2,45 GHz.
Denominación | Frecuencia | Longitud de onda | Energía (J) |
---|---|---|---|
Ultra alta Frec. (UHF) | 300 MHz a 3 GHz | 1m a 0,1m | 2·10-25 a 2·10-24 |
Super alta Frec. (SHF) | 3GHz a 30GHz | 100mm a 10mm | 2·10-24 a 2·10-23 |
Extrem. Alta Frec. (EHF) | 30GHz a 300GHz | 10mm a 1mm | 2·10-23 a 2·10-22 |
Infrarrojo (IR)
El ser humano emite radiaciones electromagnéticas dentro de este lado, al disipar calor por radiación. Los sistemas de visualización nocturna se basan en equipamiento que permite visualizar esta radiación que se encuentra fuera del espectro visible. Además, la radiación infrarroja también se manifiesta en la utilización de luces de calentamiento superficial así como en los materiales que se encuentran a alta temperatura (fundiciones).
Denominación | Frecuencia | Longitud de onda | Energía (J) |
---|---|---|---|
IR-C | 300 GHz a 100 THz | 1 mm a 3 µm | 2·10-23 a 6,6·10-20 |
IR-B | 100 THz a 214 THz | 3 µm a 1,4µm | 6,6·10-20 a 1,4·10-19 |
IR-A | 214 THz a 385 THz | 1,4µm a 780nm | 1,4·10-19 a 2,5·10-19 |
Visible
El sol es la fuente natural de radiación electromagnética más importante. Su rango de frecuencia incluye desde parte del IR hasta parte del UV, cubriendo toda la franja de lo visible (del rojo al violeta).
Denominación | Frecuencia | Longitud de onda | Energía (J) |
---|---|---|---|
Roja | 385 THz a 463 THz | 780nm a 647nm | 2,5·10-19 a 3,1·10-19 |
Naranja | 462 THz a 513 THz | 647nm a 585nm | 3,1·10-19 a 3,4·10-19 |
Amarilla | 513 THz a 522 THz | 585nm a 575nm | 3,4·10-19 a 3,5·10-19 |
Verde | 522 THz a 611 THz | 575nm a 491nm | 3,5·10-19 a 4,0·10-19 |
Azul | 611 THz a 707 THz | 491nm a 424nm | 4,0·10-19 a 4,7·10-19 |
Violeta | 707 THz a 750 THz | 424nm a 400nm | 4,7·10-19 a 5,0·10-19 |
Ultravioleta (UV)
Las radiaciones UV se utilizan en luces germicidas (UV-C), luces de fototerapia, luces de simulación solar (UV-A y UV-B), fotocopiadoras (UV-A y UV-B), luces de contraste (luz negra , UV-A) o artes gráficas. También los fluorescentes tienen cierto componente UV-A En la generación de arcos eléctricos, también aparece una importante contribución de componente UV-A y UV-B. Recordemos que la energía necesaria para ionizar un átomo es de 2,10-18 J, por lo que vemos que parte de la radiación UV-C es no ionizante, pero que la franja que trabaja en energías entre 2,10-17 y 2,10-18 J, es radiación ionizante.
Denominación | Frecuencia | Longitud de onda | Energía (J) |
---|---|---|---|
UV-A | 750 THz a 952 THz | 400nm a 315nm | 5,0·10-19 a 6,3·10-19 |
UV-B | 952 THz a 1071 THz | 315nm a 280nm | 6,3·10-19 a 7,1·10-19 |
UV-C | 1071 THz a 30 PHz | 280nm a 10nm | 7,1·10-19 a 2,0·10-17 |
Rayos X y rayos gamma (RX y gamma)
Algunos núcleos de los átomos pueden estar en estado excitado, y de forma espontánea tienden a su desexcitación donde la energía que le sobra puede liberarla en forma de radiación electromagnética, con la emisión del correspondiente fotón gamma. Cuando la desexcitación es a escala de los electrones del átomo, la radiación recibe el nombre de rayos x característicos. Alternativamente, también se pueden producir chorro x de frenado al modificar bruscamente la velocidad de partículas con carga eléctrica que se propagan a través de un medio material. En todos estos casos se trata de radiaciones ionizantes.
Efectos de las radiaciones
Los tipos de efectos biológicos que pueden producir las radiaciones no ionizantes dependen fundamentalmente del tipo de interacciones que esta radiación provoque en los tejidos biológicos afectados. En el siguiente cuadro se indican las interacciones más significativas en función de la radiación implicada.
Rango de frecuencia o de longitud de onda | Tipo de interacción |
---|---|
ELF y por debajo de las radiofrecuencias (de 0 s-1 a 10 kHz) | Inducción de corrientes eléctricas |
Radiofrecuencias y Microondas (hasta 300 GHz) |
Inducción de corrientes eléctricas Absorción como energía rotacional y vibracional de las moléculas que se transformándose en calor |
Radiación Infrarroja (1 mm > l > 780 nm) | Absorción como energía rotacional de las moléculas, que se transforma en calor |
Radiación visible y Utravioleta A, B y C (780 nm > l > 100 nm) | Absorción como energía fotoquímica y calor |
Radiaciones electromagnéticas con l < 100 nm | Ionización de átomos y moléculas |
Y de un modo más detallado, los efectos que pueden producir las denominadas radiaciones ópticas, que cubren todo el espectro de las IR, visible y UV, son causados por:
Rango de frecuencia o de longitud de onda | Ojos | Piel |
---|---|---|
Ultravioleta-C l = 180 a 280 nm | Fotoqueratilis (córnea) | Eritema. Envejecimiento acelerado de la piel. Aumento de la pigmentación de la piel. |
Ultravioleta-B l = 280 a 315 nm | Fotoqueratilis (córnea) | Eritema. Envejecimiento acelerado de la piel. Aumento de la pigmentación de la piel. |
Ultravioleta-A l = 315 a 400 nm | Catarata fotoquímica (Cristalino) | Oscurecimiento de los pigmentos. Reacciones de fotosensibilización. Quemaduras de la piel. |
Visible l = 400 a780 nm | Lesiones fotoquímicas y térmicas en la retina | Oscurecimiento de los pigmentos. Reacciones de fotosensibilización. Quemaduras de la piel. |
Infrarrojos-A l =780 a1400 nm | Cataratas, quemaduras de la retina | Quemaduras de la piel |
Infrarrojos-B l = 1400 a 3000 nm | Cataratas, quemadura corneal | Quemaduras de la piel |
Infrarrojos-C l =3 µn a 1mm | Quemadura corneal | Quemaduras de la piel |
Respecto a los campos electromagnéticos estáticos y los ELF, en la actualidad no se dispone de información concluyente. Los datos disponibles se basan en:
- Los campos magnéticos estáticos y variables en el tiempo inducen fuerzas internas que se oponen a la circulación de iones en movimiento y pueden variar, por ejemplo, la velocidad del flujo sanguíneo.
- Las ondas de ELF, emitidas en pulsos de corta duración y alta intensidad, pueden inducir corrientes eléctricas de determinada densidad en músculos y otros tejidos, que ejercen una estimulación directa de las células musculares y nerviosas.
- Los «magnetofosfenos», caracterizados por la aparición en el campo visual de luces tipo flash que desaparecen al cesar la exposición, son, probablemente, debidos a la presencia de corrientes inducidas que provocan cierta estimulación del nervio óptico o de la retina.
- La presencia de campos magnéticos y de ondas electromagnéticas de ELF (y frecuencias superiores) puede afectar al funcionamiento de los marcapasos cardíacos, tanto por la inducción de fuerzas sobre componentes magnetizables de los marcapasos, como por la interferencia que las ondas electromagnéticas puedan ejercer sobre el funcionamiento eléctrico del aparato.
- En presencia de campos magnéticos elevados, las prótesis metálicas (material magnetizable) pueden ser sometidas a fuerzas que modifican su situación y función.
Valores máximos admisibles
La CENELEC (Comisión Europea de Normalización Eléctrica), cuenta con dos Reglamentos:
- ENV 50166-1. «Exposiciones humanas en campos electromagnéticos de 0 Hz a 10 kHz» y
- ENV 50166-2. «Exposiciones humanas en campos electromagnéticos de 10 kHz a 300 GHz». Además, de modo reciente, la Comisión Internacional de Protección de las Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP), emitió en 1998 una Guía con los límites de exposición recomendados en la exposición de campos eléctricos, magnéticos y electromagnéticos, para frecuencias de hasta 300 GHz.
Además, las recomendaciones dentro de este ámbito dan lugar a las correspondientes recomendaciones del CONSEJO (1999/519/CE, Recomendación del CONSEJO de 12 de julio de 1999 relativa a la exposición del público en general a campos electromagnéticos – Diario Oficial de las comunidades Europeas L199, p. 59-70).
Los límites indicados en estos documentos, respecto a los niveles de H, B y E o del tiempo de exposición diario, se basan en la prevención de efectos tales como los mencionados hasta ahora, existiendo además una creciente preocupación sobre el papel que juegan las ondas electromagnéticas en la generación de procesos cancerosos, que si bien es conocida y aceptada desde hace tiempo para las radiaciones ionizantes, se ha despertado en los últimos años en lo referente a las ondas electromagnéticas de extremadamente baja frecuencia ( ELF) y también de microondas.
Dentro de este contexto, varios estudios epidemiológicos, realizados principalmente en Suecia, Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá, relacionan la aparición de diferentes tipos de leucemia infantil con la exposición residencial a ondas de ELF, de 50-60 Hz , provenientes de líneas de conducción de corriente alterna, así como de otros tipos de cáncer (cerebro) en trabajadores de compañías eléctricas. Estos estudios encuentran una mayor incidencia de estas enfermedades en poblaciones expuestas de lo que sería previsible en poblaciones similares no expuestas, relacionando el mecanismo biológico con la presencia de campos magnéticos de densidad de flujo «B» tan baja como 0,3 µT y de frecuencia 50 Hz o 60 Hz. En la norma ENV 50166-1 (hasta 10 kHz), los valores máximos previsibles se han establecido fundamentalmente para evitar las corrientes inducidas en el interior del organismo, los vértigos y arritmias cardíacas y sus efectos adversos.
Dentro de este contexto se dan valores de referencia, tanto para el campo eléctrico como para el campo magnético:
Valores de referencia para el campo eléctrico
0 – 0,1 | 42 | |
0,1 – 50 | 30 | t £ 112/E |
50 – 150 | 1500/f | t £ 80/E |
150 – 1500 | 1500/f | t £ 80/E |
1500 – 10000 | 1 |
Valores de referencia para el campo magnético
0 – 0,1 | |
0,1 – 0,23 | |
0,23 – 1 | T 1,4 T 320/f mT320/f2 mT80/f mT |
1 – 4 | 0,053 mT |
4 – 1500 | |
1500 – 10000 |
En el espacio libre y en materiales biológicos 1 A/m = 4·P ·10-7 T.
Existen diversos ámbitos laborales en los que se puede presentar una exposición a radiación electromagnética dentro del rango de las RF y de las MO: secado de pinturas, determinadas técnicas dentro del ámbito de la fisioterapia, procesos de soldaduras eléctricas.
Dentro de este rango de frecuencias también debe tenerse presente el uso muy extendido de la telefonía móvil, que opera dentro del rango de las MO. La característica fundamental de estas radiaciones en su interacción con los tejidos biológicos es la transformación en calor de la energía que transmiten. La energía absorbida por unidad de masa de tejido biológico y por unidad de tiempo, se denomina Tasa de Absorción Específica, siendo conocida por las siglas SAR (Specific Absortion Rate).
Esta absorción de energía se manifiesta en un incremento de la temperatura de los tejidos irradiados. En frecuencias inferiores a 30 MHz domina la absorción superficial, en la zona de incidencia de la radiación. En la Norma ENV-50166-2:1995 se considera que, por debajo de un valor de SAR de 4 W/kg, es difícil que se produzcan efectos adversos para la salud por incremento de la temperatura de los tejidos, por la que lo que los niveles de radiación propuestos como máximos son los que resultan de aplicar un coeficiente de seguridad a este valor. En el caso de exposiciones laborales el coeficiente de seguridad es de 10, siendo el valor SAR igual a 0,4 W/kg; para el público en general, y sobre este último límite, el coeficiente que se aplica es de 5, en cuyo caso el valor SAR es de 0,08 W/kg. A partir de estos valores se estiman los de la intensidad del campo eléctrico «E», el de la intensidad del campo magnético «H» y el de la densidad del flujo magnético «B» o el de la densidad de potencia de l onda, necesarios para que la SAR correspondiente sea inferior a 0,4 W/kg en exposiciones laborales.
Así pues, para el rango comprendido de 10 kHz a 300 GHz los valores de referencia dados por la norma ENV-50166-2, además de indicarse valores máximos para el campo eléctrico y para el campo magnético, también se indican valores máximos de la tasa de fluencia energética S, (potencia por unidad de área del haz de radiación, expresándose en unidades de W/m2). En la siguiente tabla se detallan los citados valores de referencia:
0,01 – 0,038 | 1000 | 42 | |
0,038 – 0,61 | 1000 | 1,6/f | |
0,61 – 10 | 614/f | 1,6/f | 10 |
10 – 400 | 61,4 | 0,16 | f/40 |
400 – 2000 | 3,07 f½ | 8,14 · 10-3 f½ | 50 |
2000 – 150000 | 137 | 0,364 | 3,334 · 10-4 f |
150000 – 300000 | 0,354 f½ | 9,4 · 10-4 f½ |
El aporte de energía térmica a las diferentes partes del organismo puede provocar daños, fundamentalmente en los órganos con menor irrigación sanguínea, dado que tienen menor capacidad para disipar el calor. Es por este motivo que los testículos, pudiendo ser especialmente sensibles, pueden afectar a la producción de esperma.
Algunos autores indican una posible correlación entre la exposición a las radiofrecuencias y microondas con la existencia de una afectación del sistema nervioso, conocido como síndrome neurasténico (cefaleas, anorexia, cansancio, confusión, temblones, insomnio.)
Desde el punto de vista de la prevención, debe tenerse presente que la presencia de campos electromagnéticos puede tener incidencia en el funcionamiento eléctrico de los marcapasos o en su programación. El marcapasos es un detector de la actividad eléctrica del corazón y puede ser «engañado» por la presencia de ondas de radiofrecuencia y confundir esta señal como proveniente del corazón, con lo que disminuye su actividad de ayuda. Algunos marcapasos incorporan un filtro de frecuencias que impide ese efecto. Aunque en la fabricación de estos electromecanismos se tiene en cuenta su protección frente a la acción de este tipo de radiación, existe un riesgo residual para el portador, cuya magnitud no es conocida. Debido a esta incertidumbre, debe indicarse, de forma visible, el riesgo y la prohibición de acceso a los recintos en los que existan estas radiaciones. Indicar también que otros materiales o mecanismos introducidos en el organismo pueden estar afectados por la presencia de campos, eléctricos, magnéticos y electromagnéticos, como por ejemplo los neuroestimuladores, las prótesis metálicas, etc.
Radiación láser
Es un caso específico de la radiación óptica, tratándose de sistemas que emiten radiación electromagnética en una estrecha banda de longitud de onda (monocromatismo), correspondiente a las radiaciones ópticas (ultravioleta, visible e infrarrojo). Las ondas que forman la radiación láser están en fase y viajan en una determinada dirección (dirección del haz), con muy poco ángulo de divergencia. Estas características de los láseres hacen posible concentrar una gran densidad de energía en las superficies deseadas.
La cantidad de energía que es capaz de transmitir un láser está en función de la potencia del láser. Tanto ésta como la longitud de onda de emisión dependen del medio activo, que es un conjunto de átomos o moléculas con determinados niveles de energía, de modo que si se excitan sus electrones con una fuente de energía externa ( sistema de bombeo), emiten posteriormente una cierta cantidad de energía al volver a sus niveles originales. Esta energía caracteriza al láser y sirve para su identificación.
Su utilización es extensa: lectores de códigos de barras, cirugía, terapia, industria metalúrgica, aplicaciones militares.
El nivel máximo de exposición a radiación láser al que puede estar sometido un individuo en la piel o en los ojos, recibe el nombre de exposición máxima permitida (EMP). Los láseres que abarcan la EMP en menos tiempo son los que tienen mayor potencia de emisión. Dentro de este contexto, la filosofía de prevención de riesgos se basa más en criterios de prevención de accidentes que de enfermedades profesionales, puesto que en muy corto tiempo de exposición pueden producir daños tanto reversibles como irreversibles.
En función tanto de su potencia como de la densidad de potencia (W/m2) de su haz, los láseres se clasifican en:
- Clase 1: son los láseres denominados intrínsecamente seguros, en los que no existe modo de funcionamiento posible en el que se pueda superar la exposición máxima permitida.
- Clase 2: tienen poca potencia de salida, no superando 1 mW. No son intrínsecamente seguros, puesto que la protección ocular se basa en los reflejos de cierre del ojo.
- Clase 3A: tienen una potencia máxima de salida de 5 mW y una fluencia de potencia no superior a 25 W/m2, con lo que se limita a 1 mW la potencia máxima incidente en el ojo (considerante que tiene un diámetro de apertura de 7 mm). La visión del haz con ayuda de instrumentos ópticos puede ser peligrosa.
- Clase 3B: que al operar en emisión continua no pueden superar 0,5 W mientras que para los láseres pulsados la exposición radiante será inferior a 105 J/m2.
- Clase 4: son los que superan las condiciones máximas de la Clase 3B.
Todos los equipos láser deben estar correctamente identificados con la correspondiente etiqueta identificativa de la Clase que le corresponde y de las precauciones a adoptar para su uso.
Un uso actualmente muy extendido es el de los punteros láser. Al realizar indicaciones en imágenes e informaciones sobre una pantalla, por ejemplo en sesiones de formación. Como equipos de trabajo técnico están sujetos a la legislación de seguridad de equipos, al tiempo que su comercialización está reglamentada. La norma europea aplicable al fabricante es la EN 60825-1, según la cual a lo sumo podrán ser láseres de la Clase 2, así pues, con una potencia máxima de 1 mW. La protección se basa en considerar que en caso de incidencia del haz, el cierre de los párpados sería en un tiempo no superior a 0,25 s. En el momento de adquisición de un puntero láser debe asegurarse de su correcta clasificación como Clase 2 según la norma EN 60825-1.
Bibliografía
- Comisión Internacional de Protección de las Radiaciones No Ionizantes . De este sitio web se puede descargar libremente la «Guidelines for limiting expousure to time-varying electric, magnétic and electromagnetic fields (up to 300 GHz)».
- Recomendación del Consejo de 12 de julio de 1999 relativa a la exposición del público en general a campos electromagnéticos (0 HZ a 300 GHz). 1999/519/CE. Diario Oficial de las comunidades Europeas. L 199 de la p. 59 a la 70.
- CENELEC, ENV 50166-1. «Exposiciones humanas a campos electromagnéticos de 0 Hz a 10 kHz». CENELEC, 1995.
- CENELEC, ENV 50166-2. «Exposiciones humanas a campos electromagnéticos de 10 kHz a 300 GHz», CENELEC, 1995.
- Conceptos básicos sobre fundamentos de los campos electromagnéticos, preparado por Lawrence Livermore National Laboratory.
- Council on wireless technology impacts.
- Algunas cuestiones sobre seguridad láser, Madrid, INSHT, 1996.