El término «agentes físicos» se utiliza habitualmente para describir distintas formas de energía que tienen la capacidad de causar daños a la salud y seguridad de los trabajadores. Dentro de los agentes físicos se incluyen el ruido, las vibraciones, el ambiente térmico, las radiaciones ionizantes y las radiaciones no ionizantes, entre las que se encuentran los campos electromagnéticos y las radiaciones ópticas. Los agentes físicos están presentes en un gran número de actividades laborales como los laboratorios de investigación e incluso en los espacios de atención a personas.