De los patitos feos …

Si cierras los ojos, seguro que recuerdas cuando alguien te leyó el cuento infantil «El patito feo», de Hans Christian Andersen. El escritor narra cómo, de un huevo de cisne que va a parar al nido de una pata, al eclosionar, aparece un “patito” diferente, y muy feo comparado con los demás, por lo que sus hermanos se burlan de él. El resto de la historia ya la conoces.

Los patitos feos de Boris Cyrulnik es una de las obras referentes para comprender el concepto de la resiliencia. A su vez, como explican los autores Anna Forés y Jordi Grané en su libro Los patitos feos y los cisnes negros: “Los patitos feos son una analogía de las personas heridas que pueden metamorfosearse en bellos cisnes, en personas resilientes”.

… a los cisnes negros

La expresión “Rara avis in terris nigroque simillima cygno” fue acuñada en el siglo primero de nuestra era por el poeta romano Juvenal. Podría traducirse como “un ave rara en esta tierra como un cisne negro”. La imagen de un cisne negro era algo impensable, ya que solo se había conocido la existencia de cisnes blancos.

Siglos después, en 1697, el explorador Willem de Vlamingh descubrió cisnes negros en el río Swan, en Australia Occidental. Ningún europeo los había visto antes, y provocó una auténtica conmoción cuando llevó ejemplares a Reino Unido. Lo impensable se había hecho realidad.

En 2001, Nassim Nicholas Taleb recuperó esta historia en su libro ¿Existe la suerte? Las trampas del azar para definir “hechos que parecen imposibles, pero se producen en ocasiones, tienen un impacto extremo, y posteriormente tratan de racionalizarse y explicarse”. Más tarde, Taleb publicaría un libro titulado “Los cisnes negros”.

Epigenética y resiliencia

La metáfora de los cisnes negros ejemplifica la relación de la epigenética con la resiliencia. Los patitos feos podrían hacer referencia a la resiliencia, mientras que los cisnes negros lo hacen a la neurociencia y la complejidad de nuestra época. Conectando ambos mundos, emerge la oportunidad de que un patito feo evolucione en un cisne. Como explican los autores Forés y Grané:

“El cerebro quiere tener el control de todo lo que sucede. Eso quiere decir que no estamos preparados fisiológicamente para los hechos imprevisibles. Y, sin embargo, los hechos imprevisibles existen, los cisnes negros existen. Una mente que asuma e interiorice dicha gestión de la incertidumbre de manera adecuada puede cambiar la configuración del cerebro para minimizar el desgaste existencial de vivir en dicha incertidumbre permanente. En este caso, las personas que aprendan a convivir con la incertidumbre podrán resiliar mejor. Todo ello gracias a la epigenética, a la plasticidad cerebral, entre otras, al hecho de que la mente puede esculpir el cerebro de manera distinta”.

Un viaje de metáforas

Anna Forés y Jordi Grané en su primer libro La resilencia, definieron este concepto como “la metáfora de las posibilidades, una metáfora que construye futuros posibles para las personas sobre la esperanza humana y el logro de la felicidad”. Les hemos pedido que seleccionen y compartan algunas imágenes metafóricas de Los patitos feos y los cisnes negros, cuyo título enfatiza la relación existente entre neurociencia y resiliencia generativa.

La resiliencia es el realismo de la esperanza

El sentido literal de un oxímoron parece cercano a lo absurdo. Pero cuando se trascienden los dos significados opuestos para captar la sola expresión, aparece un tercer significado que nutre de sencillez la complejidad. La resiliencia conlleva asociada ese mensaje contundente de esperanza del posibilismo.


Resiliencia es una metáfora que tiene que ver con aprender a vivir

Ya sea en referencia al primer nacer o al segundo nacer; aquel que supone reconstrucción después de hundirse en las tinieblas y retomar la vida en una prórroga de la misma.

Resiliencia es más que volver, más que rebotar; más bien significa saltar, incluso saltar en el vacío y sin red

Después de que una persona sea golpeada, nunca se puede volver atrás. Así de contundente. Volver al estado inicial es imposible. La resiliencia más bien significa saltar hacia delante, crecer hacia algo nuevo. El objetivo de la vida no puede ser solo alcanzar el equilibrio. La estabilidad y la sostenibilidad están sobrevaloradas. No podemos conformarnos con la adaptación al equilibrio porque no todas las estrategias adaptativas nos permiten resiliar. La resiliencia más bien tiene que ver con generar oportunidades de vida para las personas.

La resiliencia es, como la vida misma, desordenada, imperfecta, vulnerable e ineficiente

Todo lo que tiene vida es resiliente; parece que el secreto de la vida es la resiliencia.

La resiliencia es una virtud

Resiliar es aquella virtud de generar espacios de posibilidad, la que permite alcanzar la excelencia humana, el más alto potencial humano para vivir una vida mejor.

La resiliencia es una excelencia que construimos, un hábito que generamos en la práctica

Podemos practicarla en las decisiones que tomamos y en las acciones que emprendemos.

Una última cita que llama a la acción

La resiliencia es la virtud de generar opciones, metamorfosear y seguir viviendo

Genere vida, genere opciones, genere virtud, genere posibilidades de cambio, genere excelencia, genere mentalidad de crecimiento, genere felicidad, genere vocabularios de esperanza, genere sabiduría para improvisar, genere futuro, genere compasión, genere bellas miradas, genere ojos brillantes… Y, aun así, si fuera necesario, metamorfosee. Pero, en todo caso, siga viviendo. Y no se preocupe, pues nuestro cerebro está preparado para todo ello.