«En un mundo de caos, es necesario distinguir la información de calidad de aquella que resulte irrelevante”, aseguró Lluis Bassets, director adjunto del periódico El País y responsable de la edición en Cataluña.

Bassets (Barcelona, 1950), impartió el 16 de enero una conferencia ante los alumnos del Máster de Periodismo BCN_NY. Centró su presentación en la noción del periodismo como una actividad intelectual. Destacó que, en un mundo con exceso de información, los lectores han de ser capaces de filtrarla, así como los periodistas deben ayudarles en esta difícil tarea.

Añadió que, teniendo en cuenta la actual situación de crisis que afecta el mundo del papel y el digital, el periodismo precisa más que nunca de profesionales excepcionales y de gran formación.

El veterano editor también sostuvo que los periodistas han de estar dispuestos a trabajar en todos los formatos y géneros, ser versátiles y buscar una especialización en la que destacar y así diferenciarse del resto de profesionales.

El periodismo no se centra en la facilidad de la información, “sino en saber explicarla y dar el porqué de la noticia”. Por otro lado, si bien es muy complicado alcanzar la objetividad, Bassets postuló que es necesario aplicarla en el método de trabajo para lograr una información sólida.

El director adjunto de El País afirmó que en España y en Cataluña, ya sea por miedo o por costumbre, los periodistas han estado demasiado ligados al poder. En Cataluña, han sido sumisos con Jordi Pujol, quien fue presidente de la Generalitat durante 23 años. “El periodista ha de saber preguntar, poder preguntar e insistir. Los periodistas han de ser insobornables, la verdad es la verdad”. Bassets confesó que toda la prensa española ha permitido el escándalo de Pujol. Así lo trata en su libro La Gran Vergonya.

Uno de los momentos más álgidos de la conversación fue cuando los estudiantes preguntaron su opinión sobre el atentado terrorista contra el semanario satírico Charlie Hebdo. Para Lluís Bassets “una sociedad que no permite el humor no es una sociedad libre”, pero dijo no estar de acuerdo con el tono del semanario francés.

En su discurso subrayó la importancia de defender el derecho de la libertad de expresión. Sin embargo, ésta presenta límites para el director barcelonés, entre los que destaca que no deben fomentar la violencia, los estereotipos o el odio a la religión.