Kata Ioanen

Traducción de José Ángel Valente


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En el principio era la Palabra

y  la palabra estaba cerca del Dios

y Dios era la Palabra.

Ésta en el principio

estaba cerca del Dios.

Por medio de ella todo fue creado

y nada fue creado sin ella.

En ella estaba la vida

Y la vida era la luz de los hombres.

Y la luz brillaba en las tinieblas

y la tinieblas no la han hecho suya.

Vino un hombre enviado por Dios

y su nombre era Juan.

Vino como testigo

para dar testimonio de la luz

para que todos creyeran por él.

Él no era la luz,

pero daba testimonio de la luz.

De la luz verdadera

que ilumina a todos los hombres

y había de venir al mundo.

En el mundo estaba,

por medio de ella el mundo fue creado,

pero el mudo no la conoció.

Vino entre los suyos

y los suyos no la recibieron.

Pero a los que la recibieron

y creen en su nombre

los ha hecho capaces de ser hijos de Dios.

Y éstos no por la sangre

ni por la voluntad de la carne

ni por la voluntad del hombre,

sino por Dios son engendrados.

Y la Palabra se hizo carne

y habitó entre nosotros

y hemos visto su gloria:

la gloria del unigénito del Padre

lleno de Gracia y Verdad.

 

Juan da testimonio de él clamando:

-Éste es aquel de quien había dicho:

El que viene después de mí

viene delante de mí,

pues existía antes que yo.

Y de su plenitud

todos recibimos

gracia sobre gracia.

La ley fue dada por Moisés,

La gracia y la verdad por Jesucristo.

Nadie jamás ha visto a Dios

Dios unigénito,

el que está en el seno del Padre

es quien lo ha revelado.

 

José Ángel Valente