Es importante entender que todos juntos somos responsables de educar y fomentar la formación ciudadana. Para construir sociedades democráticas basadas en la participación ciudadana activa, es crucial tener en cuenta estos desafíos. Pero, ¿cómo se reflejan estas ideas en estrategias políticas, recursos humanos y económicos, y en las prácticas municipales si no somos conscientes de ello? Esta pregunta es fundamental.
A día de hoy, la participación desde la infancia no es algo que se dé de forma natural, no viene de serie aún, incluso después de más de cuarenta años de municipios democráticos. Es todavía algo poco común en muchas partes de nuestro país que se anime, promueva y se dé importancia a las aportaciones y acciones de los niños y las niñas en las decisiones locales. Por lo tanto, el personal técnico de las diferentes áreas de una Administración local, que comprende la importancia vital de este tema, se encuentra en la tarea de hacer pedagogía política. Sensibilizar y convencer a los cargos electos y a otros profesionales a menudo es el primer paso en este proceso. En IMCITIZEN, nuestro objetivo es acompañar a los profesionales y políticos comprometidos en esta labor de “incluir a la infancia en la toma de decisiones municipales”.
¿De qué forma podríamos avanzar en esta cuestión? ¿Qué podríamos hacer para dar una respuesta colectiva que sea innovadora?
Héctor, compartes toda una invitación para la reflexión.
Aunque suena a mantra, yo diría que hay dos palabras clave: cultura y educación.
Cultura, porque necesitamos un cambio de mirada para comprender que la participación de niñas, niños y adolescentes va más allá de la consulta o el dar voz. Es una PARTICIPACIÓN CIUDADANA, en mayúsculas. Es un tomar parte en la sociedad en calidad de miembros plenos y ciudadanía activa, capaz, competente y transformadora.
Educación, porque la participación de niñas, niños y adolescentes debería ser parte sustancial de cualquier práctica socioeducativa desde la primera infancia. Y educación, porque si las personas adultas no nos educamos/formamos en derechos y ciudadanía de la infancia y la adolescencia, en lugar de ser aliadas seremos más bien un obstáculo para que avancemos en esta dirección.
¡Y proyectos como IMCITIZEN son, sin duda, motores de cambio e innovación!