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«Fe ciega en la victoria», es la consigna que el general jefe del ejército de Africa da a los ceutíes desde un balcón del desaparecido gobierno militar en la mañana del 19 de julio
El De Havilland Dragon, que llevó a Franco desde Las Palmas a Tetuán (julio de 1936)
El 11 de mayo de 1936, mientras Azaña era investido presidente de la República, los mandos de la escuadra española, se reúnen en torno a Franco en la comandancia de Tenerife...
Recepción militar a Franco a su llegada a Las Palmas en marzo de 1936. A la derecha, el comandante militar de Gran Canaria, general Salmes, amigo de Franco y colaborador en los preparativos del alzamiento en las islas
El 16 de enero de 1936, Franco, jefe del Estado Mayor Central, en unos ejercicios de tiro en el campamento de Carabanchel. Preocupación en el rostro de Franco. El día anterior se había firmado el pacto del Frente Popular
Banquete en el Casino Militar de Madrid el día 29 de junio de 1935, con invitados ilustres. De izquierda a derecha, sentados, el ministro de Marina, Royo Villanova, el jefe del Gobierno Lerroux y los generales Franco, Burguete y Fanjul
Franco responde a su cuarta llamada de Africa. En la madrileña estación de Atocha es despedido por más de un centenar de jefes y oficiales del Ejército (Núñez de Prado, Fanjul, Mola, Millán Astray, Varela, Yagüe...) y numerosas personas civiles. Todos habían acudido a saludar al «joven caudillo». En declaraciones a los periodistas había dicho: «Yo siempre fui contento adonde me mandaron» (5 marzo de 1935)
En marzo de 1933, Franco es nombrado comandante general de Baleares. Es recibido a su llegada a Palma de Mallorca por el gobernador civil y el alcalde de la ciudad
Un momento en la alocución de despedida de Franco en la Academia con motivo de la clausura del centro, decretada por el Gobierno republicano (14 de julio de 1931)
Don Alfonso, príncipe de Asturias, visita la Academia General Militar. Franco hace los honores y arenga a los cadetes (8 de octubre de 1930)
La Legión regala a su joven general un sable de honor en presencia de Millán Astray y el coronel Liniers (1926)
Los gallegos residentes en La Habana regalan a su paisano la faja de general en presencia de su ayudante, Alvaro Sueiro, también gallego, y del sacerdote Basilio Alvarez (1926)
