Publicacions

Las universidades singulares jubilarán a las tradicionales


Lluís Pastor

Estudis de Ciències de la Informació i de la Comunicació, UOC.

“La universidad debe cambiar porque la sociedad está cambiando. Dentro de poco veremos que teníamos más en común con un romano del siglo II o con una parisina del siglo XII que con nuestros propios bisnietos. Esa es la magnitud del cambio. En estos momentos de transformaciones aceleradas, muchos rectores siguen conduciendo sus universidades mirando al espejo retrovisor más que a la luna delantera y lo hacen por inercia, por desconocimiento o por miedo de lo que les deparará el futuro. Como este ejercicio no se puede hacer en marcha, muchas universidades están paradas y confunden su experiencia de cientos de años de historia con la experiencia que proporcionan algunos años repetidos cientos de veces. Por esta razón digo: “Escucha, rector, cómo las universidades innovadoras están abriendo nuevos caminos en la educación superior”.

Así empieza mi último libro, “¡Escucha, rector! Las universidades singulares crean nuevos modelos de aprendizaje”. Pocas veces estoy tan seguro de lo que escribo. Conozco bien la universidad. Le he dedicado también a ella los últimos 25 años de mi vida: como profesor, como decano, como director de Innovación y haciendo transferencia desde la universidad al mundo de la empresa. El cambio ha llegado y hay rectores que se han puesto las manos en las orejas para no escuchar lo que está pasando. Echan de menos los días prepandémicos en los que la universidad se parecía al sí mismo que había sido en los últimos 10 siglos. Cuando hablas con ellos te dicen: “No te preocupes, todo volverá a su lugar, recuperaremos nuestras rutinas”. ¡Ah, la rutina, la patria del temeroso…!

Hay otros rectores, digo rectores porque apenas un 15% de las dirigentes universitarias son mujeres (aunque en muchos ámbitos académicos son mucho más de la mitad del claustro), otros rectores quieren cambiar y no saben cómo. Se dan cuenta de que la instrucción de las clases dictadas resulta poco eficaz y, sobre todo, se dan cuenta de que las clases vía zoom, teams, meet o la aplicación que sea, son la degradación final de esa relación entre quien quiere compartir lo que sabe y quien quiere saber más. Esos rectangulitos negros con nombre y apellido, porque los estudiantes -conocedores del rato de aburrimiento que les espera- ni aparecen, son la metáfora perfecta del cementerio de conocimiento en el que se están convirtiendo muchas asignaturas: nichos digitales. Descanse en paz la experiencia de aprendizaje.

Para esos rectores que quieren cambiar y no saben cómo, y para los rectores que se han dado cuenta de que la situación que vivimos brinda nuevas oportunidades para sus universidades, he escrito este libro. Para ellos y para sus equipos directivos, y para el profesorado que tiene que alentar el cambio.

En “¡Escucha, rector!” traslado los nuevos modelos singulares que han puesto en marcha algunos centenares de universidades de entre las 30.000 que hay en el mundo. Explicó en qué consisten esos nuevos modelos de aprendizaje, hablo con sus rectores y directivos, y converso también con algunos de sus estudiantes. Un nuevo panorama aparece cuando uno termina sus páginas. Un paisaje con más luz, con más color, con propuestas propias de un sector más maduro que el actual.

Para ayudar a quienes quieran dar un paso al frente y hacer que la universidad perviva 1.000 años más, rejuvenecida, adaptada a la nueva sociedad del conocimiento, explico las bases que utilizo para el método de transformación digital de las universidades. Todo lo pensé con la finalidad de potenciar una institución que quiero y a la que considero imprescindible, sobre todo en momentos de gran agitación histórica.