Revisió originàriament publicada a: OBSERVATORIO LOCAL N.º 17 Enero-Febrero 2017.
Autor de la revisió: Lluís Medir (investigador GREL, SGR 838)
Publicació: «Managing austerity: rhetorical and real responses to fiscal stress in local government», Public Money &Management 34:2, 99-106, 2014. Disponible a: http://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/09540962.2014.887517?scroll=top&needAccess=true
Autos: J. F. A. (Tom) Overmans y Mirko Noordegraaf, profesors de la Universitat d’Utrecht (Països Baixos).
SÍNTESIS DE LA IDEA
Resumen: El trabajo es una aportación relevante a la clasificación y conocimiento de las medidas de austeridad que los ayuntamientos han estado desarrollando desde 2007. El trabajo permite tomar decisiones mejor fundamentadas y reflexionar sobre las estrategias y objetivos que conseguir con las medidas de austeridad, al menos hasta que el ciclo de dichas políticas llegue a su fin.
El artículo es una excelente revisión de la literatura existente sobre los tipos, efectos y objetivos de las medidas de austeridad que pueden adoptar los gobiernos locales para reducir sus gastos y los déficits acumulados o estructurales. Los autores parten de una profunda sistematización de los Trabajos previos sobre el tema y lo aplican al estudio de ocho municipios holandeses, complementándolo con 15 entrevistas en profundidad y una extensa revisión de documentos y presupuestos locales.
Según los autores, las organizaciones públicas están entrando en una era de recortes del gasto público y austeridad, caracterizada por una permanente dinámica de ingresos sustancialmente más bajos que en el pasado. Así, el principal objetivo del artículo es aportar una mejor comprensión de las respuestas de las organizaciones públicas a la austeridad, así como identificar aquellas respuestas que tienen potencial innovador.
A pesar de la profunda revisión realizada, los autores destacan que la mayoría de las publicaciones carecen de definiciones claras de los conceptos, lo que dificulta describir y explicar las medidas de austeridad implementadas por los gobiernos locales. Además, las respuestas de las organizaciones ante circunstancias contextuales distintas –específicamente las financieras–, dependen a su vez de las expectativas y objetivos de las mismas organizaciones.
Sin embargo, las respuestas a la austeridad tienen similitudes esenciales, puesto que todas ellas están destinadas a restablecer el equilibrio entre ingresos y gastos. Así, la gestión de la austeridad se define como: «las respuestas ejecutivas y de gestión, dirigidas a restablecer el equilibrio fiscal, en el contexto de la creciente demanda de servicios públicos y expectativas (políticas y públicas) del desempeño de las organizaciones». De esta manera, las medidas de austeridad pueden implicar, a la vez, cambios en los servicios públicos, pero también en el rendimiento de las organizaciones.
Los autores identifican cuatro conceptos claves para manejar la austeridad: Decline, Cutbacks, Retrenchment y Downsizing. Estas cuatro respuestas se pueden situar en dos dimensiones diferentes de carácter opuesto. Así Decline y Cutbacks estarían en la dimensión «estabilidad» y Retrenchment y Downsizing estarían en la del «cambio». Tambien se pueden clasificar en medidas fiscales o medidas organizativas.
Por un lado, en el declive (Decline), que se trataría de un tipo de medida organizativa, las organizaciones tienden a «disminuir». Ésta es una de las recetas clásicas ante toda crisis: se trata de una reacción de gestión pasiva a una circunstancia ambiental desconocida. Las organizaciones entran en el estado de declive cuando no prevén, no reconocen, evitan, neutralizan o se adaptan pasivamente a las presiones, externas o internas, que amenazan su supervivencia. Algunos ejemplos de medidas son reducciones de personal, de rentabilidad, de presupuesto o de demanda de productos y servicios.
Por otro, en las reducciones (Cutbacks), que son medidas de tipo fiscal, la gestión de la austeridad significa gestionar el cambio organizacional hacia niveles más bajos de consumo de recursos y de actividad organizativa. Las medidas de reducción consisten principalmente en ajustes temporales para restablecer el equilibrio fiscal, en lugar de medidas que contribuyan a la viabilidad a largo plazo de la organización. Los recortes suelen tener una fuerte orientación fiscal. Por ejemplo, jubilaciones, congelación de contrataciones, cortes «tipo salami» indiscriminados a servicios o los presupuestos de crecimiento cero son medidas de reducción que no reforman la organización en profundidad.
En tercer lugar, la racionalización (Rentrenchment) implica una respuesta proactiva, que se centra en la generación de nuevos recursos, por lo general mediante impuestos, tasas o una redistribución distinta de los recursos existentes. Se configura como respuesta fundamentalmente fiscal, tendente a la mejora de la eficacia, y enfocada predominantemente a reorientar niveles de gasto sin cambios de políticas.
Finalmente el Downsizing, o reducción del tamaño, es considerada como una estrategia para mejorar el desempeño organizacional, restaurando y ajustando su funcionamiento. En este paquete de estrategias, ‘reducir’ significa «un conjunto intencionalmente establecido de actividades diseñadas para mejorar la eficiencia y el desempeño de la organización que afectan el tamaño de la fuerza de trabajo, los costes y los procesos de trabajo de una organización». Así, generalmente se trata de ajustes organizativos y personales para optimizar los resultados. Mientras que el funcionamiento, los cambios tecnológicos y las reformas de la estructura de las organizaciones permanecen inalterados cuando se producen «cutbacks» y «retrenchment», la reducción del «downsizing» está fuertemente asociada con el cambio organizacional.
Finalmente, los municipios estudiados utilizaron un total de 609 medidas de austeridad entre 2012 y 2013; de ellas, 220 fueron «cutbacks», 183 fueron «decline», 125 «retrenchment» y 81 «downsizing». Los resultados demuestran que las medidas de austeridad que se toman en mayor medida son de naturaleza fiscal, con la idea de ajustar lo más rápido posible las cuentas, pero con una deficiente perspectiva estratégica. Se ve también un segundo patrón de comportamiento en relación con la voluntad de primar la estabilidad organizacional al cambio. Los resultados muestran, sin embargo, una gran variación entre las ciudades. En cualquier caso, a pesar de la retórica de cambio y modernización expresada en las entrevistas y documentos políticos, la mayor parte de medidas efectivamente adoptadas tienden precisamente a lo contrario.
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