Scripta Nova |
Jesús Ángel Enríquez Acosta
Departamento de Sociología y Administración Pública. Universidad de Sonora
jesusenriquez@sociales.uson.mx
Las nuevas ciudades para el turismo. El caso de Puerto Peñasco, Sonora, México (Resumen)
Puerto Peñasco es una ciudad ubicada en el noroeste del estado de Sonora y vecina a Estados Unidos, al norte del Golfo de California o Mar de Cortéz. En años recientes el turismo se constituyó en una actividad relevante que afectó a la comunidad y a la economía dedicada a la pesca, para constituirse en una de las ciudades de más rápido crecimiento en el noroeste de México. Las políticas públicas nacionales y estatales y la inversión privada en materia de turismo se orientaron a convertir a Puerto Peñasco en un enclave dirigido principalmente a los norteamericanos del suroeste de Estados Unidos.
Palabras clave: turismo, segregación, fragmentación.The new towns for tourism. The case of Puerto Pañasco, Sonora, México (Abstract)
Puerto Peñasco is located at the Northwest of the state of Sonora, neighbor of U.S.A, at north of Golfo de California (Mar de Cortés). In recent years tourism has been an important activity that affected the society and the fishing to become one of the cities with fast growing at the Northwest of Mexico. Public policy, private investment related to tourism, were orientated to transform Puerto Peñasco into a place mainly thought for tourist from the south of the United States of America.
Key words: tourism, segregation, fragmentation.La actividad turística en las zonas costeras es un proceso que tiene un peso muy significativo para muchos países, entre ellos México. El turismo de playa en el caso mexicano es uno de los más importantes en cuanto a la derrama económica que significa para las poblaciones y las regiones. Sin embargo, el turismo tiene efectos económicos, urbanos, sociales y ambientales, que amenazan a las zonas costeras, los lugares y ciudades que posibilitan la actividad.
En las ciudades costeras orientadas al turismo los efectos más notables de la actividad son: a) acelerada transformación de los usos del suelo y el consiguiente costo ambiental. Cortinas de Hoteles, marinas, desarrollos inmobiliarios, campos de golf, entre otros, inmediatamente sustituyen a las zonas de humedales, manglares, dunas y playa. El paisaje natural se modifica en beneficio de paisajes artificiales; b) rápido crecimiento demográfico y urbano. La actividad turística representa una derrama importante de recursos económicos que posibilitan los flujos migratorios y la ampliación de la mancha urbana de las ciudades. El caso de Cancún en el estado de Quintana Roo es uno de los más emblemáticos en nuestro país; c) el turismo facilita la dualización espacial y social de las ciudades costeras. Los enclaves turísticos no se sustraen de la imagen polarizada de las ciudades contemporáneas sino más bien la intensifican. La precarización social de los nuevos residentes no turistas es relevante, así como los crecientes problemas para la dotación de infraestructura y equipamiento urbano para los pobladores; d) en la dimensión urbana, los enclaves costeros para el turismo construyen paisajes segregados y fragmentados de las ciudades, inhibiendo la planeación y la integración urbana.
Puerto Peñasco es una ciudad sonorense ubicada en el noroeste del estado y vecina a Estados Unidos, al norte del Golfo de California o Mar de Cortés (ver figura 1). En años recientes el turismo se constituyó en una actividad relevante que afectó a la comunidad y a la economía dedicada a la pesca, para constituirse en una de las ciudades de más rápido crecimiento en el noroeste de México. Las políticas públicas nacionales y estatales y la inversión privada en materia de turismo se orientaron a convertir a Puerto Peñasco en un enclave dirigido principalmente a los norteamericanos del suroeste de Estados Unidos.
Figura 1. Ubicación de Puerto Peñasco.
Fuente: Revista Rocky Point. Real Estate Guide. October 2007.
La derrama económica y la creciente oferta de empleos ligados al turismo posibilitaron que Puerto Peñasco aumentara rápidamente su población y creciera la mancha urbana. Sin embargo, los problemas de tipo ambiental prosperaron. El turismo playero no necesariamente tiene un efecto positivo en cuanto a la sustentabilidad de la actividad. El turismo y el asentamiento urbano demandan altas cantidades de agua, por consiguiente se abaten los escasos mantos acuíferos del desierto y aumenta la intrusión salina, las zonas de manglares son arrasadas para levantar cortinas de hoteles y condominios, los campos de golf sustituyen a las dunas de arena y el entretenimiento de tipo motorizado acaba con la flora desértica.
El turismo también tiene un costo social y urbano significativo, el crecimiento acelerado de la ciudad se liga a un progreso de la precarización de las condiciones de vida de los nuevos residentes, tenencia ilegal de suelo urbano, encarecimiento del suelo urbano, aumento de la inseguridad y la imposibilidad del gobierno local de proveer de equipamiento e infraestructura urbana, además de planear y conducir el crecimiento de la mancha urbana. Las nuevas zonas de turismo playero no son accesibles para la población más que en calidad de trabajadores y empleados en los servicios.
Las expectativas de desarrollo para este puerto turístico de acuerdo a las políticas públicas implementadas por el Estado y los empresarios del turismo son por demás relevantes. Así lo demuestra la creciente inversión inmobiliaria, el aumento de la plusvalía del suelo urbano, el crecimiento poblacional y las transformaciones del paisaje costero. Esta situación plantea un escenario futuro con bastantes retos en la forma como se hace ciudad.
Puerto Peñasco representa la creación de un nuevo centro turístico playero en nuestro país. De allí ofrece un escenario abierto a los estudios urbanos y territoriales, más aún tratándose de un caso fronterizo que se aleja del tradicional turismo norteamericano de fin de semana que consume “mexican curios”, diversión y servicios médicos, como en Tijuana, Ciudad Juárez o Nogales. Además, ofrece la posibilidad de abundar en el urbanismo de tipo defensivo que representa la oferta de condominios para norteamericanos a lo largo de la zona costera, incipiente aún en Puerto Peñasco, pero que apunta a la similitud con los casos de Playas de Rosarito y Ensenada en Baja California.
El objetivo del trabajo será observar los procesos de segregación socio-espacial y de fragmentación urbana que en Puerto Peñasco trajo consigo el desarrollo de la actividad turística, observable en las franjas de playa urbanizadas, la ciudad y la arquitectura globalizada.
El turismo es un fenómeno de gran trascendencia en la sociedad contemporánea. Hoy en día el turismo de masas es el ejemplo más claro de la sociedad de consumo (Bauman, 2001). La capacidad de movilización de los individuos expresado por el turismo es resultado de los cambios sociales y económicos ocurridos en el periodo posterior a la segunda guerra mundial, las mejoras en los medios de transporte y la tecnología que hicieron posible los traslados masivos y la reducción de los costos de viaje (Hernández, 2008).
En la actualidad existe en las ciencias sociales un acercamiento al turismo de masas a partir de las consecuencias de la actividad en las ciudades, el medio ambiente y el territorio. De ese modo, se observa el turismo y a la ciudad contemporánea a partir de la acentuación de la segregación social, la fragmentación del espacio y la privatización del espacio público.
Destaca el punto de vista que considera a las ciudades del turismo como “burbujas estandarizadas y producidas en masa que crean islas de riqueza marcadamente diferenciadas y segregadas del paisaje urbano circundante” (Judd, 1999, p.53). Los enclaves para el turismo, donde puede ubicarse a las ciudades de playa y sol de México, están diseñados para regular al turista en cuatro aspectos: el deseo, el consumo, el movimiento y el tiempo. Aunque esta situación se reconoce que no debe generalizarse, sobretodo a la luz de los nuevos requerimientos del turista que procura conocer al otro y trascender los marcos regulados del turismo planeado y estandarizado (Judd, 2003, p. 52).
La ciudad contemporánea encarna el espacio del deseo y la adquisición de status al organizar y jerarquizar el territorio de acuerdo a la construcción de imágenes de la simulación (Harvey, 2001). La diferenciación social está marcada por la accesibilidad o inaccesibilidad al espacio urbano de acuerdo a la capacidad del individuo para allegarse de status. En el plano de la vida urbana la maximización del deseo se ajusta a la capacidad de los grupos sociales, de modo que se favorece la exclusión social precisamente por el criterio de accesibilidad a los recursos materiales, simbólicos y a la competencia por mantener un estilo de vida basado en el consumo de bienes. La ciudad contemporánea la caracteriza la polarización social, las clases pudientes pugnan por mantener un estilo de vida a tono con la sociedad de consumo, los espacios regulados y un status social alto, a costa de la exclusión de las otras clases sociales (Amendola, 2000).
La ciudad dual (Borja y Castells, 1998) refiere la configuración de la ciudad en términos de riqueza y pobreza. La reestructuración de la sociedad informacional indica el declive y crecimiento de empresas y grupos sociales, con la consiguiente polarización y segmentación social. El espacio también se reestructura para incluir ciertos segmentos del trabajo y excluir a otros. Hablar de dualización para el caso de las ciudades del turismo significa referir los enclaves donde se hace posible la exaltación del consumo y los deseos que conforman un estilo de vida para el turista norteamericano. En contrapartida, la exclusión y segmentación del territorio y la población local muestra la dureza de la desigualdad, la segregación social y la marginalización. El urbanismo defensivo expresado por las Resort cities en franjas de hoteles y conjuntos urbanos para el turismo residencial, son resultado de esa reorganización espacial que hace de la exclusión su principal característica. En defensa de la seguridad, el deseo y la tranquilidad, se erigen las barreras para separar físicamente a los otros grupos menos favorecidos.
En cuanto a la dimensión segregada y fragmentada de las ciudades encontrada en los estudios urbanos y que se retoman para esta propuesta, Sassen (1999) observa que la ciudad contemporánea tiene un rol mayor al adquirir nuevas funciones vinculadas a la economía global. Las ciudades compiten por allegarse de la actividad financiera y los servicios avanzados principalmente, reorganizando el espacio urbano, volviéndolo atractivo para el capital global. En la reorganización del espacio se establece el carácter excluyente de la globalización al privilegiarse el desarrollo de ciertos espacios, la ciudad y los sectores sociales se fragmentan en zonas incluidas o excluidas del dinamismo global. Las ciudades del turismo despliegan mecanismos de promoción, marketing y disponen de infraestructura para crear condiciones para la competitividad. Se apuesta a la accesibilidad a los circuitos globales del turismo.
Asimismo, el ideal del espacio público que favorece la integración social y la participación de los ciudadanos, tiende a replegarse ante el nuevo modelo de ciudad que hace de los espacios privatizados su principal signo distintivo. Lo que impera en la ciudad actual es la aparición de corredores urbanos que aglutinan las relaciones sociales en ámbitos privados regulados, “Es la ciudad del espectáculo, creada y dirigida por la moderna industria del ocio, la cultura y el consumo”. (García, 2004). Las ciudades del turismo juegan con la simulación para construir imágenes de seducción y deseo, la arquitectura para el turismo de masas incorpora ambientes temáticos de fantasía y consumo a costa de privatizar el litoral y la playa.
Pero estamos ubicando que la fragmentación espacial es acompañada de fragmentación social. El espacio urbano más reciente es el escenario de la polarización social, el aumento de pobreza e inseguridad, el rompimiento de lazos sociales entre las clases sociales expresados como incentivación de las diferencias étnicas, económicas, políticas, culturales y reducción de la movilidad social. Las consecuencias de esta fragmentación social inherente a la globalización y a la ciudad, en su forma más extrema tiene como indicador espacial la segregación espacial en el urbanismo defensivo. El urbanismo defensivo en un contexto social y espacial fragmentado expresan el deseo de los grupos sociales más favorecidos por mantener un estilo de vida acorde a su condición social, vinculado a los espacios privilegiados por el desarrollo urbano y separado físicamente del contexto de pobreza, inseguro y caótico de la ciudad.
El modelo de turismo residencial ofrecido por el mercado inmobiliario en las ciudades de playa y sol apuntan a favorecer el urbanismo defensivo. Los nuevos conjuntos urbanos creados para el turista norteamericano de segunda residencia refuerzan el fenómeno de dispersión urbana y la creciente segregación de los grupos sociales en el territorio.
El fenómeno turístico en la frontera noroeste de México tiene su carta de presentación con la aplicación de la Ley Seca en Estados Unidos durante las tres primeras décadas del siglo XX. Con ello se favoreció la aparición de Tijuana, contigua a California, y se consolidó Ciudad Juárez, contigua a Texas, hoy en día las ciudades más populosas en la frontera norte de México. La prohibición de la producción y consumo de alcohol en Estados Unidos, permitió el establecimiento en las ciudades todo tipo de instalaciones para el entretenimiento y el placer (legales e ilegales), dirigidas a los norteamericanos, así como el advenimiento de la cultura de las drogas hoy en día el gran azote de las ciudades y de la frontera norte de México.
En la actualidad el turismo fronterizo practicado por los norteamericanos en el norte de México asume varias características que lo distinguen:
a) Turismo de fin de semana a la ciudad fronteriza. Los norteamericanos cruzan la frontera para consumir alcohol y divertirse en las cantinas y antros existentes en las ciudades fronterizas. Existe una gran industria de servicios turísticos orientados a la gastronomía, cantinas y bares, venta de artesanías, hoteles y moteles, entre otros. Tijuana, Nogales y Ciudad Juárez, son ejemplos de este tipo.
b) Turismo médico a la ciudad fronteriza. Los norteamericanos acostumbran cruzar a las ciudades fronterizas para abastecerse de medicamentos, atenderse en los servicios médicos y odontológicos que pululan en la frontera, aprovechando los costos menores de esos servicios en México.
c) turismo de segunda residencia y playa y sol. En los últimos años, los destinos turísticos del corredor Tijuana-Ensenada y Los Cabos en Baja California, Puerto Peñasco y San Carlos en Sonora, son ejemplos de este tipo. El modelo turístico corresponde a la creación de grandes construcciones hoteleras a pie del mar y la edificación masiva de segundas residencias principalmente para norteamericanos.
d) Otro tipo de turismo. Emergentemente, comienzan a practicarse, sin ser algo todavía significativo, el ecoturismo, el turismo cinegético y el turismo cultural.
Lo común en el turismo fronterizo del norte de México es su dedicación casi exclusiva al público norteamericano, el turismo nacional tiene poca relevancia en cuanto a la participación económica y el volumen de viajeros.
El turismo fronterizo tradicionalmente es una actividad que se distingue por ser practicada por norteamericanos que tienen una estancia menor a un día en las ciudades fronterizas y un gasto promedio muy bajo en las actividades ligadas al entretenimiento, el consumo de artículos artesanales y servicios médicos. En años recientes, el turismo fronterizo presenta una cara a tono con el proceso internacional y la masificación de la actividad. La transformación de ciudades como Ensenada, Los Cabos, Playas de Rosarito, Loreto y más recientemente Puerto Peñasco, son indicativas del proceso de turistificación. Para esto se aprovecha la localización fronteriza de las ciudades de playa y sol cercanas al sudoeste norteamericano y la preferencia de los turistas por viajar en automóvil.
Sin embargo, el acelerado crecimiento mostrado por las ciudades dedicadas al turismo ha propiciado la desatención de los gobiernos, en sus tres niveles, en cuanto a proporcionar servicios e infraestructura urbana a la par del desarrollo de la actividad. Los servicios turísticos todavía no son de gran calidad a pesar de la magnitud del crecimiento y las ciudades presentan serios problemas para resolver la demanda de servicios urbanos de los turistas y de la población local. Como consecuencia, las ciudades donde el turismo es una actividad significativa presentan inadecuados equipamientos turísticos, la imagen urbana se encuentra deteriorada, existen problemas de tenencia del suelo urbano, encarecimiento de la vivienda ante un aumento de nuevos residentes, un alto costo ambiental por la sustitución del paisaje natural y los problemas ecológicos ligados al crecimiento urbano, entre otros. El desarrollo de la actividad turística se circunscribe a enclaves alejados de la ciudad que no irradian sus efectos positivos integralmente.
El impulso del desarrollo turístico operado en Puerto Peñasco en los últimos años, es resultado de la inversión privada en grandes hoteles y condominios de segundas residencias y las políticas públicas emprendidas por los gobiernos federal y estatal, tendientes a la promoción del destino y la creación de infraestructura turística. Sus 110 kilómetros de litoral lo hacen poseedor de un recurso muy valioso para la explotación de la actividad pesquera y la promoción del desarrollo turístico.
El desarrollo turístico de Puerto Peñasco se inicia con el declive de la actividad pesquera. Durante décadas la base económica y social para la ciudad y sus habitantes fue la pesca. El puerto que surgió en la segunda década del siglo XX a iniciativa de algunos norteamericanos y mexicanos aventureros, quienes descubrieron que más allá del agreste desierto se encontraba el mar y una abundante gama de especies pesqueras susceptibles de ser aprovechadas. El fenómeno del turismo en Puerto Peñasco y la ciudad misma se inicia con los primeros norteamericanos que se establecen por temporadas para pescar. La pesca que inicio como aventura y entretenimiento se constituyó en una industria floreciente durante buena parte de la historia del pequeño puerto.
A fines de la década de los ochenta se inició la decadencia para los pescadores. El Estado mexicano envuelto en una de las crisis económicas más fuertes y en plena transición de un estado de bienestar a uno de tipo neoliberal, disminuye los apoyos y subsidios económicos a las cooperativas pesqueras corporativizadas al gobierno, favorece la intromisión de empresarios privados en la actividad, permite la disolución de las organizaciones de pescadores sumidos en abrumantes deudas y fomenta la venta de sus barcos. Más recientemente, la actividad pesquera recibió un golpe extra con la declaratoria de Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California que incluye a Puerto Peñasco, la cual restringe la pesca de arrastre, altamente depredatoria del medio ambiente marino, y la explotación de especies protegidas.
Durante los 90, el tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos y Canadá impulsó el acceso del capital extranjero deseoso de aprovechar las particulares condiciones turísticas que facilita el desierto de Altar y la tranquilidad del Mar de Cortés. La historia a partir de ese momento toma un rumbo distinto para el puerto.
La actividad turística en Puerto Peñasco en la década de los noventa se circunscribía a las estancias de fin de semana de los llamados “spring breakers” en las zonas de playa y grupos de jubilados norteamericanos provenientes del norte de Estados Unidos y que llegaban a pasar los inviernos. La infraestructura hotelera era incipiente y la actividad turística no sería importante hasta la aparición de las primeras cadenas hoteleras a mediados de la década y las primeras escuelas de educación media superior especializadas en la formación de personal para los servicios turísticos.
Actualmente, el desarrollo turístico no ha tenido un efecto positivo para la actividad pesquera tradicional del puerto. Por el contrario, la participación de la pesca en la economía local ha disminuido su importancia progresivamente, así como el número de individuos dedicados a la actividad; los antiguos pescadores se transforman paulatinamente en comerciantes ambulantes o establecen pequeñas fondas de comida en las construcciones de playa. En general, el sector terciario es el de mayor crecimiento y fortaleza.
Puerto Peñasco es una ciudad en rápido crecimiento urbano y del turismo. Los problemas presentados impactan en la atracción de visitantes y en las ventajas competitivas del enclave que ofrece playas, naturaleza desértica y entretenimiento. Algunos de los problemas que han inhibido el desarrollo del turismo son:
- Deficiente comunicación terrestre con Arizona y California y falta de aeropuerto internacional.
- Saturación del cruce fronterizo de Sonoyta. Principal punto de cruce a Puerto Peñasco.
- Poca competencia y posicionamiento con respecto a otros sitios turísticos como Los Cabos, Playas de Rosarito y Ensenada.
- Turismo de bajo impacto económico (spring breakers) y saturación estacional de los escasos servicios turísticos.
Más recientemente, las políticas públicas y la iniciativa privada se han encaminado a fomentar el turismo con grandes inversiones privadas en hoteles de 3 a 5 estrellas y el turismo de segunda residencia basado en condominios. Además, las obras de infraestructura en proceso pretenden otorgar a la ciudad mejor competitividad y conectividad con los circuitos globales del turismo, actualmente se construye un aeropuerto internacional que conectará a las principales ciudades del sudoeste norteamericano como Los Ángeles, San Diego, Las vegas, Phoenix, Denver, entre otras. También se construye una carretera costera que comunica el extremo noroeste de Sonora con California y Arizona en Estados Unidos.
El Programa Mar de Cortés implementado por FONATUR considera a Puerto Peñasco uno de sus principales polos de desarrollo turístico por lo cual forma parte de los Centros Turísticos Integralmente Planeados (CTIP). El Programa Mar de Cortés considera que Puerto Peñasco debe tener un desarrollo turístico sustentable. Por ese motivo, se impulsa el turismo y las inversiones favoreciendo el equilibro entre la actividad turística y el medio ambiente, el desarrollo urbano y la aptitud territorial. Sin embargo, los planes y programas públicos chocan con la depredación ambiental de la franja urbana para el turismo, el crecimiento desbordado de la ciudad sin regulación y la ocupación del territorio sin medios redistributivos entre el turismo y la marginalización creciente de los pobladores locales.
El fenómeno del turismo tiende a intensificarse en Puerto Peñasco. En el año 2006 1, 751,810 turistas extranjeros visitaron el pequeño puerto. Actualmente Puerto Peñasco cuenta con una oferta de 10,924 cuartos, de los cuales el 30% pertenecen a la modalidad de hoteles y tiempo compartido (ver figura 2) y el 70% restante se refiere a viviendas de segunda residencia. Otra modalidad importante del turismo es la oferta de espacios (trayler park) con todos los servicios para los norteamericanos que viajan en automóvil.
Sin embargo, mucho del desarrollo turístico todavía se encuentra en proyecto, en 20 kilómetros de playa de la zona de Sandy Beach existen 32 proyectos (ver figura 3) de condominios de lujo o viviendas de segunda residencia que implican una inversión de 1200 millones de dólares. Asimismo se proyectan 35 hoteles de 3 a 5 Estrellas en las zonas de Sandy Beach, Las Conchas y La Pinta. Se prevé un incremento para el mediano plazo con la construcción de 45 nuevos desarrollos turísticos-inmobiliarios. Se espera en el corto plazo la construcción de más de 10,000 cuartos, de los cuales alrededor de 1000 son cuartos de hotel, el resto corresponde a segunda residencia Esto implicaría un crecimiento sustancial en la actividad turística de la región, pero a su vez una muy importante presión al desarrollo urbano del puerto.
El objetivo de impulsar el desarrollo turístico de Puerto Peñasco es la supuesta derrama económica que conlleva. Sin embargo, la derrama económica turística se encuentra muy por debajo de la que se produce en otros destinos cercanos, en los que predominan los alojamientos hoteleros convencionales y el turismo de segunda residencia. En Los Cabos, Baja California Sur, el gasto promedio diario por tusita ronda los 450 dólares, en Playas de Rosarito en Baja California es de 96 dólares y en Puerto Peñasco sólo de 50 dólares.
El “boom” turístico permitió que Puerto Peñasco se constituyera en poco tiempo en un enclave atractivo para la nueva población de residentes llegados de todo el país. Las corrientes de migración atraídas por las nuevas construcciones y la posibilidad de empleos ligados a los servicios turísticos posibilitaron que la ciudad creciera a tasas que cuadriplican el índice nacional y estatal.
Puerto Peñasco cuenta con 45,000 habitantes y crece a una tasa anual del 7.4%, 6 veces más que el promedio estatal y nacional. Se calcula que el 40 % de la población del puerto proviene de otros estados del país, si se considera que en Sonora el 16% de los habitantes no son originarios, el porcentaje para Puerto Peñasco es muy alto. Sinaloa, Baja California y Jalisco son los estados proporcionalmente más importantes en el envío de inmigrantes a la ciudad. El crecimiento explosivo de la población se deriva del impulso económico que ha tenido la localidad a partir de las políticas gubernamentales y el flujo de la inversión privada nacional y extranjera. En consecuencia, se generan diversos fenómenos paralelos tales como la demanda de espacios, servicios públicos y vivienda, así como calidad de los mismos.
En cuanto a la cobertura de servicios públicos Puerto Peñasco presenta déficits muy fuertes. El 86% de las viviendas cuentan con energía eléctrica, solamente el 50% de las viviendas cuentan con agua potable al interior, el 50 % de las viviendas no cuenta con drenaje. Las calles de la ciudad tienen una cobertura del 18% en pavimento. El 53% de la población ocupada percibe ingresos menores a 5 salarios mínimos, alrededor de 6000 pesos mexicanos al mes (cerca de 545 dólares). La actividad turística registra un ingreso per cápita en su personal ocupado menor al promedio municipal.
El perfil de los nuevos residentes de Puerto Peñasco se caracteriza, en primer lugar, una mayoría de trabajadores de la construcción (baja calificación y salarios reducidos), en segundo lugar, un importante número de personal calificado (profesionistas generalmente) del ramo de la construcción y especializados en los servicios turísticos; por último, un reducido grupo de inversionistas en servicios ligados a la construcción, el comercio, el turismo y el ramo inmobiliario.
Los nuevos residentes generan nuevos fenómenos urbanos ligados a demandas de suelo y vivienda, servicios y equipamientos públicos, así como la transformación paulatina del sentido de comunidad y cultural local y su sustitución por la diversidad social resultado del rápido flujo de las corrientes de inmigrantes. Sobresale en la modificación de las culturas locales y regionales la construcción de lo “mexicano” como un artículo de consumo para el norteamericano. En adelante, las artesanías y productos locales se reconvierten en un producto folklórico, souvenir de consumo masivo, donde presuntamente se identifica en un mismo plano a la diversidad cultural mexicana. México y Sonora se identifica y vende simbólicamente como un producto decorativo; lo indígena, el sombrero ancho, los artículos de barro, el sarape, entre otros, estandarizan la cultura mexicana.
El rápido crecimiento demográfico facilitado por la actividad turística modificó irremediablemente la estructura de la ciudad en poco tiempo. Puerto Peñasco observa hoy en día un marcado proceso de transformación física del territorio y del paisaje, estableciendo un claro caso de dualidad espacial entre sectores “ganadores” y “perdedores”:
1.- En primer lugar, la zona costera estableció una imponente cortina de hoteles y condominios de playa, con servicios y equipamientos urbanos superiores, infraestructura para el entretenimiento, campos de golf y spa. Se trata de una actividad turística dirigida esencialmente al público norteamericano. Como resultado el litoral vive una transformación drástica del paisaje conformado por dunas de arena, flora desértica, mangles y humedales, estableciendo en su lugar paisajes artificiales y exóticos. Pero también la alta densidad de desarrollos hoteleros y las torres de condominios sobre el litoral permitieron el cierre, restringiendo el acceso a la playa para la población en general, privatizándola de hecho.
2.- En segundo lugar, la parte propiamente de la ciudad de Puerto Peñasco observa un proceso de transformación acelerado. Las diferencias son resaltantes en cuanto a la provisión de servicios e infraestructura urbana claramente inferior con respecto a la zona hotelera. El viejo casco urbano donde aún permanecen los restos de la actividad pesquera en decadencia, es desplazado por la actividad comercial y de servicios relacionados con el turismo. Los espacios de venta de artesanías, diversión nocturna y de comida predominan. El sector contiguo al centro de la ciudad, al norte y este, es lugar de residencia de empleados en el comercio y los servicios urbanos, con un nivel de urbanización bajo. Los nuevos sectores de ciudad recientemente creados por las corrientes de inmigrantes empleados en la construcción y los servicios turísticos (ubicados en la periferia lejos del litoral, hacia el noreste y noroeste de la ciudad), es contrastante con respecto al litoral hotelero. La precariedad y la marginación social (ver figura 4) son comunes así como las carencias de agua potable, energía eléctrica y drenaje. Las colonias conforman un hábitat definido por las penurias materiales y sociales, los habitantes no resisten el clima extremoso del verano y el invierno en el desierto de Sonora. Los materiales de cartón y lámina galvanizada utilizados en la construcción de viviendas complican más la situación.
Figura 4. Franja de viviendas en la periferia
de la ciudad
habitada
por empleados en los servicios turísticos.
Fuente: Archivo personal
Una de las consecuencias urbanas características del turismo en México es la dualización de las ciudades, Acapulco, Cancún y Los Cabos, ciudades ya tradicionales para el turismo de sol y playa, son ciudades emblemáticas del esquema dual. Puerto Peñasco reproduce la misma tendencia aunque a una escala menor dada la dimensión de la ciudad; pero las consecuencias son previsibles, apuntan a repetir la experiencia de la “fiebre” del turismo altamente depredatorio del medio ambiente y la sociedad que aquellas ciudades representan.
El modelo turístico, exclusivo para el público norteamericano, seguido en Puerto peñasco basado en grandes hoteles de playa y la promoción inmobiliaria de condominios, si bien tiene un efecto importante como detonador de la economía y los negocios, también tiene consigo problemas fuertes para la ciudad.
Dentro de los problemas urbanos más significativos se tiene el modelo de ciudad dispersa, expresado por la fragmentación de la zona turística y la ciudad. El desarrollo urbano del litoral no mantiene relaciones de continuidad con la ciudad, por el contrario inhibe la accesibilidad y la movilidad entre la zona hotelera y la ciudad. Se trata de un urbanismo consumidor en exceso del suelo cercano a la playa para construir viviendas de segunda residencia, hoteles, campos de golf y equipamiento para el entretenimiento. Además, la actividad inmobiliaria orientada al turismo encarece el suelo urbano y permite la especulación, como resultado amplias áreas cercanas a los complejos turísticos se encuentran vacías.
Los problemas urbanos como consecuencia del desarrollo turístico que definen la composición y características de la ciudad segregada pueden resumirse en lo siguiente:
- Especulación inmobiliaria y revalorización del suelo urbano. En 7 años el valor del suelo aumentó un 953%.
- Demanda creciente de vivienda para los nuevos residentes inmigrantes ocupados en la construcción y los servicios turísticos y una oferta muy limitada para esa población.
- Proliferación de periferia como espacio para la ocupación ilegal y precaria de los nuevos residentes
- Alta demanda de servicios e infraestructura urbana: agua, drenaje, energía eléctrica, alumbrado público, seguridad, pavimentación, entre otros.
Puerto Peñasco se encuentra dividida en dos, por un lado la franja de playa modificada por las torres de hoteles y condominios residenciales, alto nivel de equipamiento e infraestructura urbana y exclusividad social; por el otro lado, la ciudad en rápido crecimiento, calles de arena, falta de drenaje y alta polarización social.
El desarrollo urbano del corredor costero turístico facilita el deterioro acelerado del entorno natural, el paisaje del desértico es sustituido por escenarios presuntamente mexicanos o coloniales. La arquitectura sustitutiva del medio ambiente desértico es un oasis de la representación estereotipada de México o de la globalización dirigida para el consumo norteamericano, en el mejor de los casos por la arquitectura internacional que monta escenarios para el gusto del turista en cuestión.
Lo significativo es que el medio ambiente es utilizado por los empresarios hoteleros e inmobiliarios como mera retórica de lo sustentable, dada la ubicación de Puerto Peñasco entre dos áreas de reserva ecológica (Biosferas del Alto Golfo de California y Pinacate). El discurso de lo sustentable y el cuidado del medio ambiente se enuncian como trasfondo de las políticas públicas y de la tramitología ecológica exigida a los empresarios, pero los efectos más visibles del discurso de lo “sustentable” son:
- la depredación del paisaje del desierto y la aparición de campos de golf y hoteles en su lugar,
- el incremento del consumo per cápita de agua del turista en relación al residente local a pesar del abatimiento progresivo de los escasos mantos acuíferos subterráneos en una de las zonas con menos porcentaje de lluvia anual en América del Norte,
- el alto consumo de energía eléctrica que implica el mantenimiento de los ambientes artificiales en una zona de las más extremosas de América del Norte,
- la elevación de los costos de inversión y mantenimiento relacionados con la infraestructura y equipamiento urbano para el ocio y el placer lejanos de la zona urbana.
El fenómeno del turismo de playa y sol, se inscribe dentro de la tendencia regional de ocupación del territorio costero para el desarrollo de complejos turísticos de cinco estrellas y la creación de conjuntos de viviendas en condominio de segundas residencias para el mercado norteamericano (turismo residencial). El corredor Tijuana-Rosarito-Ensenada en Baja California, Los Cabos y Loreto en Baja California Sur, son indicativos de esa tendencia (Bringas, 2003)
Baja California expresa bastante bien la fórmula del turismo residencial dirigida al norteamericano del sudoeste de aquel país. El turismo residencial es un producto relacionado con la construcción de viviendas en condominio en zonas de vocación turística como Los Cabos, Playas de Rosarito o Ensenada, para que sean compradas principalmente por extranjeros como segunda residencia (Davis, 2006). Puerto Peñasco, a la oferta hotelera aúna la de viviendas en condominio en la franja costera, los recientes proyectos inmobiliarios autorizados a pesar de la crisis en Estados Unidos que inhiben la demanda de vivienda refieren su importancia. En Puerto Peñasco cerca del 70% de los cuartos disponibles corresponden al turismo residencial. El costo promedio por vivienda de segunda residencia es de medio millón de dólares, el 90% de las viviendas son vendidas a norteamericanos principalmente de Arizona y California
La importancia del turismo residencial tiene un doble sentido, como producto turístico e inmobiliario. Estas particularidades hacen del turismo residencial una actividad relevante por su fuerte impacto en la capacidad de generación de actividad económica y de empleo, tanto en el sector servicios como en el de la construcción.
Sin embargo, el turismo residencial tiene un impacto en la hechura de las ciudades. El modelo adoptado en Playas de Rosarito, Ensenada, Loreto y Los Cabos, expresa nítidamente un modelo urbano de tipo defensivo. Los conjuntos de condominios se cierran por motivos de seguridad y tranquilidad de los residentes al concurso de las ciudades y de los habitantes originales. El amurallamiento de las zonas costeras, la privatización del espacio público y el acceso restringido a las playas son los efectos de ese modelo. Puerto Peñasco aunque de modo incipiente apunta a repetir la experiencia.
El urbanismo de tipo defensivo expresado por el turismo residencial se define por los siguientes elementos:
- Se orienta a los grupos sociales de clase alta, en su mayoría norteamericanos. Implica exclusividad social y económica.
- Se cierra al exterior con mecanismos de seguridad y regulación.
- Es un urbanismo periférico y difuso. No mantiene relaciones de continuidad con el núcleo y la trama urbana.
- Concentra equipamientos e infraestructuras diferentes al tejido urbano.
El impacto físico del urbanismo defensivo representado por los desarrollos hoteleros e inmobiliarios es significativo. Afecta negativamente el medioambiente costero, conlleva una precaria y desarticulada urbanización de los asentamientos populares, privatiza el espacio público restringiéndose el acceso a la playa, fragmenta el territorio y segrega socialmente.
El desarrollo turístico orientado primordialmente a un público norteamericano, refiere un nuevo tipo de expansión territorial como resultado de las transformaciones de tiempo y espacio introducidas por la globalización. Ha propiciado formas de ocupación del suelo que involucran mucho territorio y nuevas formas de consumirlo, para lo cual confluyen dos procesos: en primer lugar, la permisividad de los poderes públicos que omiten la racionalidad del ordenamiento territorial y el uso sustentable del medio natural, con respecto a los intereses privados representados por las inmobiliarias y las cadenas hoteleras internacionales; en segundo lugar, los intereses privados tienen la capacidad de reinterpretar la demanda en boga de la exclusión social indicada por el urbanismo defensivo.
La organización del territorio como resultado de estos procesos se traduce como fragmentación espacial y segregación social, dualidad entre el espacio público y privado, oferta de nuevos modelos individuales exitoso y estilos de vida rentables, altos costos ambientales, sustitución del medio natural por ornato decorativo, servicios e infraestructuras urbanas deficientes o inexistentes y rompimiento con la continuidad física del espacio urbano.
El modelo urbano de tipo defensivo expresado por el turismo residencial existente y proyectado para Puerto Peñasco, está claramente separado por bardas del resto de la ciudad. Las bardas otorgan tranquilidad a los residentes y escasa visibilidad hacia el interior, restringen los movimientos de personas y se privilegia el automóvil para la circulación, las entradas y salidas de cosas y personas son controladas en los puntos de acceso. Se genera la percepción de seguridad en los residentes por la exclusividad que tienen para el uso de los espacios para el entretenimiento colectivo, al mismo tiempo el espacio cerrado se aísla de los problemas de contaminación ambiental, desorden urbano, comercio informal y más que nada crea la sensación de protección. Son espacios privados, con calles que devienen privadas por las restricciones; parques y áreas de entretenimiento igualmente devienen privados y exclusivos a los moradores o invitados, la conservación y mantenimiento del espacio cerrado queda en manos usualmente de organizaciones de residentes agrupados en condóminos o bien en un administrador privado, el sistema público se hace a un lado.
En cuanto a los efectos del proceso de fragmentación y segregación urbana en las nuevas ciudades para el turismo, como es el caso de Puerto Peñasco, se puede hacer la comparación con ciudades donde el modelo de turistificación basado en hoteles y turismo residencial tiene más tiempo de haberse implementado. Tal sería el caso del corredor Tijuana-Ensenada donde se ubica Playas de Rosarito.
Playas de Rosarito es una ciudad ubicada en Baja California que mantiene una tradición turística más antigua que la existente en Puerto Peñasco, sin embargo, los efectos urbanos de la actividad hoy en día son muy claros. Algunos de esos efectos son los siguientes:
- Alto crecimiento poblacional con fuertes rezagos en infraestructura y equipamiento urbano.
- Generalizado proceso de invasión del suelo urbano por los nuevos habitantes que llegan. La ciudad mantiene cerca de 36 mil predios irregulares y carece de zonas de reserva.
- La oferta turística observa segregación espacial, basada en viviendas en condominio, hoteles de 3 a 5 estrellas para turistas de fin de semana, spring breakers, trailer parks.
- Hoteles y condominios de playa privatizan el espacio público limitando el acceso a la playa y alterando irremediablemente el ecosistema local.
- Los desarrollos turísticos no se integran a la región. En las cercanías se establecen los trabajadores y empleados de los hoteles y del servicio doméstico, muchas veces invadiendo suelo ejidal difícil de urbanizar.
- El alto desarrollo turístico, el crecimiento poblacional y los precarios procesos de urbanización impactan la ecología costera de la región. Las descargas de aguas negras sin tratar al mar contaminan tanto en las playas como en la pesca.
Algunos de los procesos y problemas observados en Playas de Rosarito tienden a ser repetidos para Puerto Peñasco:
- La comunidad de pescadores ha sido desplazada y reducida en su presencia.
- Fuerte crecimiento poblacional y altos rezagos de infraestructura urbana
- El tejido social local es tensionado por la especulación inmobiliaria y la revaloración del suelo.
- Demanda creciente de vivienda de los nuevos residentes empleados en la industria turística que son obligados a establecerse en la periferia en condiciones bastante precarias.
- La arquitectura y ocupación constructiva de hoteles y condominios frente al mar tiende a modificar el medio ambiente marítimo y desértico circundantes.
- La nueva ciudad del turismo tiende a materializarse en el encierro residencial y privatización de espacios públicos, restringiendo el acceso a la playa.
- La expansión urbana sobre la costa configura paisajes desarticulados y artificiales ajenos a los patrones locales, no sustentables.
El modelo de turismo masivo basado en hotelería y turismo residencial establecido de forma intensiva sobre el litoral de Puerto Peñasco muestra que el turismo, como un sector muy importante de la economía mexicana, es altamente depredatorio del medio ambiente y de la sociedad local. Los costos sociales de la actividad son altos, aunque exista un dinamismo de la economía de los servicios y del sector inmobiliario, no se tiene un efecto redistributivo en la población local.
Las nuevas ciudades para el turismo que el gobierno mexicano y los empresarios inmobiliarios vienen impulsando en el noroeste de México, tienden a repetir una experiencia de muy corto plazo probada en otras regiones del país con consecuencias urbanas y sociales fuertes. La “fiebre del oro” del turismo puede agotarse muy rápidamente, más en un contexto global de alta competetencia, sin observar a modelos alternativos de turismo más sustentables y de acercamiento al “otro” como son las comunidades locales.
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© Copyright Jesús Ángel Enríquez Acosta, 2008
© Copyright Scripta Nova, 2008
Referencia bibliográfica
ENRÍQUEZ ACOSTA, Jesús Ángel. Las nuevas ciudades para el turismo. Caso Puerto Peñasco, Sonora, México. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2008, vol. XII, núm. 270 (91). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-270/sn-270-91.htm> [ISSN: 1138-9788]
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