Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] Nº 69 (46), 1 de agosto de 2000 |
INNOVACIÓN, DESARROLLO Y MEDIO LOCAL.
DIMENSIONES SOCIALES Y ESPACIALES DE LA INNOVACIÓN
Número extraordinario dedicado al II Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)
INNOVACIÓN SOCIAL Y MIGRACIONES: LOS ARGENTINOS EN ESPAÑA
Graciela Sarrible
Departamento de Teoría sociológica, Universidad de Barcelona
Innovación social y migraciones: los argentinos en España (Resumen)
Las migraciones provocan innovaciones en variados aspectos, grupos, comunidades, valores. En este caso se estudia las innovaciones generadas por el grupo de argentinos que llegaron en la segunda mitad de los setenta a España. Las aportaciones profesionales de los Psicólogos y Psiquiatras argentinos son analizadas en particular. Se ha caracterizado al grupo de argentinos residentes en España de acuerdo con algunas variables. Se ha insistido en aquellas que contrastan con grupos de otras nacionalidades. La vivencia de los argentinos se basa en entrevistas en profundidad y análisis de casos.
Palabras clave: Innovaciones, migrantes argentinos, contribuciones
profesionales
Migrations lead to innovations in differents areas, like groups, communities or values. In this paper, innovations brought about argentinian living in Spain. This migrants came in the middle of the seventhieth. A special attention was deserved to argentinian Psicologists and Psichiatrists because of the special contributions they made. The argetninians living in Spain were described considering social factors. Atributes that were very differents from others foreigners in Spain higlight the caractheristics of this community. Data is based in analysis of in-depth interviews.
Keys words: innovations, argentinian migrants, profesional contributions
En el tema de las migraciones, una de las cuestiones cruciales en el tema de las migraciones que más se ha investigado en el pasado, se refiere a la integración de los migrantes. Ha sido abordado de diferentes formas a lo largo del tiempo, tanto que ha cambiado de óptica y de denominación. En muchos de estos casos, esta transformación se ha debido a la corriente del multiculturalismo que propone otra forma de entender la convivencia de los grupos diferentes. Frente a una expresión pretérita de integración-asimilación, ahora se propone el respeto a la diferencia. Eso conlleva el reconocimiento de grupos con características propias y una convivencia de colectivos en interacción permanente y a veces, un difícil equilibrio en sus relaciones.
En este trabajo sobre las aportaciones de los argentinos que viven en España, la primera cuestión que se planteó, intentaba discernir sobre las diferencias existentes entre los colectivos de argentinos que regresaron al país y los que se quedaron en Europa. No es motivo de esta aportación considerar los cambios que generan en la sociedad que les vuelve a acoger, después de muchos años y muchas transformaciones, personales, familiares y sociales, sino sólo la innovación que motiva su residencia en España.
Abordar la innovación social, implica una doble vertiente, no sólo de los cambios generados en la sociedad española, sino también de la dimensión del cambio o las transformaciones que no han provocado. Se pueden estudiar tanto los ámbitos que cambiaron con su residencia como aquellos otros, que por particularidades propias de esta comunidad que se van a explicar, no ocurrieron. Esta comunicación se centrará en dos cuestiones. La primera, la interacción de los argentinos como extranjeros en España, con la comunidad local y entre sí. La segunda, la aportación profesional de los psicólogos y psiquiatras argentinos, sobre todo en lo que se refiere al psicoanálisis.
Los inmigrantes argentinos que se instalaron en los países de la Unión Europea han promovido cambios sociales por la necesaria interacción con los grupos sociales. La innovación tiene otra doble lectura posible, los cambios sociales en los otros y los cambios que se producen en el individuo y en su comunidad. No es una parte la que cambia, sino todas las que conviven en interacción. En este trabajo se considerará el punto de vista del colectivo argentino, respecto a ese proceso de innovación.
El análisis de las entrevistas que hemos realizado se hace desde la perspectiva del social-constructivismo. Esta corriente valora las percepciones de las personas, los grupos y las comunidades acerca del exterior, de hechos o de otras personas. No se trata, entonces, de ningún punto de vista que se pueda denominar objetivo. No se aportan pruebas de los cambios, sino que por el contrario se valora la visión que se tiene desde ese grupo, de los demás y de lo acaecido.
En un estudio comparativo o por contraste con otros colectivos de migrantes extra-europeos, los argentinos se caracterizan por pasar desapercibidos, por no reclamar un derecho a la diferencia y por "mimetizarse" con la población que los acoge. Esto implica un impacto menor en la sociedad de acogida; o dicho de otro modo, menor resistencia a la integración del colectivo local y mayor permeabilidad a las transformaciones que promueven los colectivos llegados de fuera.
La innovación se produce en todos los sentidos y afecta a todas las personas que conviven en espacios determinados. En las sociedades receptoras, tanto los migrantes como los locales cambian en este proceso de interacción. De la misma manera, la sociedad emisora que vuelve a recibir a aquellos que han vivido varios años fuera, cambia al integrar personas que se han transformado durante su estancia en otros lugares, con nuevas expectativas y con modos de vida que reflejan la vivencia en otros sitios.
Esta comunicación tiene como objetivo analizar los cambios ocurridos tanto en el ámbito social como en el profesional de la Psicología y el Psicoanálisis. y la percepción de las diferencias, a través de las declaraciones de los inmigrantes argentinos que actualmente residen en España. En primer lugar, se analizarán las características de los inmigrantes argentinos en España, que los distingue de otros colectivos extra-europeos o latinoamericanos, en particular. En segundo lugar, se considerarán las aportaciones específicas al cambio de esas personas en la sociedad de acogida. En tercer lugar, se analizarán las aportaciones profesionales en los ámbitos mencionados. En último lugar, cabe una reflexión final sobre lo expuesto.
Características de los inmigrantes argentinos
En otros estudios, se ha insistido en las diferencias entre colectivos de inmigrantes según diversos orígenes o según el sexo mayoritario, lo que conduce a un análisis de género (Sarrible, 1998). Estas diferencias no sólo residen en la antigüedad de la migración, sino también en aspectos socio-profesionales o demográficos que distinguen a los colectivos según lugar de origen. Las características destacadas de los inmigrantes argentinos que han residido o todavía lo hacen en países de la Unión Europea, se basan en su ascendencia europea, su situación legal y relaciones con la administración y a una visión de pertenencia de clase, diferente a otros colectivos(1).
Caracterizar a los argentinos como grupo significa distinguirlos por aquellos aspectos que no se asemejan al conjunto de extranjeros y, en este caso, condicionan las innovaciones que, como colectivo, pueden promover.
En primer lugar, los argentinos que fueron entrevistados descendían todos de migrantes europeos. El aspecto y sus raíces permite que pasen desapercibidos cuando viven en países europeos. La cuestión denominada "étnica", que tanto distingue a otros colectivos extra-europeos, no se aplica a los inmigrantes de Argentina. Cuando hablan una lengua distinta a la maternal, difícilmente se los consideraba como extra-europeos y por ello no eran identificados como posibles inmigrantes por su aspecto.
En segundo lugar, a ello ayudaba su situación legal. En los setenta, muchos de ellos tramitaron un pasaporte europeo antes de salir de Argentina o tuvieron los documentos necesarios para realizar el trámite en destino. Esto significa que su situación distaba mucho de la de otros inmigrantes extra-europeos.
También había refugiados políticos, inmigrantes sin permiso y otros con residencia temporal. A pesar de la disparidad de situaciones que se presentan, todas las personas que vivieron en un país de la Unión Europea tenían una cierta identidad, clara o difusa, una cultura y unos orígenes, netamente europeos. Ello contribuía, en los casos de personas durante años en situación de ilegalidad, a su no identificación por parte de la policía, ya que por su aspecto, no eran percibidos como extranjeros.
En tercer lugar, otra de las razones, que fue señalada por los mismos entrevistados como importante en su relación con las autoridades locales, era la cuestión de clase. En los estudios de migración no siempre se ha tenido en cuenta la necesaria cuestión de la clase social. Por el contrario, se tiende a considerar a todos como pertenecientes a una sola, desfavorecida, de riesgo. Los inmigrantes son percibidos como desamparados y sujetos de atención especial. Sin embargo, este no es el caso de todos los colectivos que migran, ni siquiera de la mayoría de las personas de algunos colectivos.
Hay tantas migraciones como razones para migrar. Existen razones políticas y razones económicas; razones personales, afectivas o familiares. Dentro de estas últimas, las de promoción profesional identifican a muchos migrantes de países centrales, sobre todo europeos dentro del continente, cualquiera fuera el destino, como no migrantes (Sarrible, 1998). Se dice que migran los pobres, pero también hay migraciones de personas cualificadas, de profesionales y directivos o personal de empresa que eligen el cambio de residencia como un sistema de promoción, dentro de una empresa o con el objetivo de mejorar su trayectoria personal. Ellos también son migrantes económicos, aunque el imaginario colectivo difícilmente tienda a identificarlos como tales.
Tampoco hay que olvidar la importancia de las redes migratorias, tanto en el pasado como en el presente, incluso por encima de consideraciones estrictamente económicas (Moretti, 1999). Los argentinos que venían a Europa tenían contactos familiares, personales o profesionales de gente que los podía ayudar, sobre todo en el momento de la llegada.
En el caso de los argentinos que vivían en 1992 en España, cuatro de cada diez trabajadores residentes con permiso, ocupaban puestos de profesionales y técnicos (Sarrible, 1999). Eso implica la más alta proporción de personas en una categoría de prestigio, entre los colectivos de inmigrantes extra-europeos o de los trabajadores europeos que necesitaran permiso (por lo tanto, fuera del Tratado de Schengen). Ello implica que los argentinos no serán percibidos como pobres o necesitados por el entorno local, porque una gran parte no lo son.
La ocupación no es idéntica a la formación, en todos los casos. En trabajos sobre migraciones, se destaca la mayor calificación de muchos migrantes respecto a los puestos que ocupan en el país de destino (Tacoli, 1999, por ejemplo). En el caso de los argentinos entrevistados, todos tenían instrucción universitaria, incompleta o completa, de primero o segundo ciclo. Eso los sitúa en puestos cualificados, fuera del sector agrario o del servicio doméstico, ocupación mayoritaria de otros colectivos (Bonifazi y Ferruzza, 1996). En esta medida, los argentinos no vienen a ocupar los empleos de la base que son abandonados por la población local debido a su mayor capacitación, sino que tienen un perfil similar y por eso, pueden competir con ella.
En resumen, como perfil de los argentinos residentes en España se pueden destacar varias características que los distinguen de los otros colectivos de inmigrantes extra-europeos. En primer lugar, sus orígenes están en Europa, por lo que por su aspecto no se los distingue de los locales. En segundo lugar y derivada de la anterior, su situación legal, en general depende de sus orígenes, por lo que resultan privilegiados respecto de otros colectivos. La antigüedad de los primeros flujos también contribuyó a regularizar una situación sin mayores dificultades, o al menos, sin las que se presentan en la actualidad. En tercer lugar, existieron variadas situaciones con la administración, pero no problemas o situaciones de enfrentamiento con las autoridades, debido sobre todo, a que pasaban desapercibidos. En cuarto lugar, su educación, su aspecto, eran signos de clases más favorecidas que otros colectivos, por lo que recibieron un trato preferencial o al menos considerado, lo que contribuyó a evitar problemas o conflictos.
En términos externos y como imagen de cara a las autoridades, los argentinos no se diferenciaban de otros pueblos europeos. En el caso de otros países distintos a España, donde el acento no podía ser identificado, era más difícil aún, especular sobre el lugar del cuál provenían al hablar una lengua distinta a la del lugar.
La consecuencia inmediata de estas características diferenciales es que no sólo fueron aceptados por las autoridades, sino también por las distintas poblaciones locales, donde se asimilaron sin mayores dificultades. La diferencia entre estos extranjeros y los habitantes no era tan notoria como para distinguirlos y plantearse el dilema de un rechazo.
Transformaciones que promovió su presencia
La presencia de extranjeros en una sociedad homogénea, tiene que generar a corto y largo plazo, transformaciones necesarias para que su acogida inicial promueva cambios que permitan la incorporación definitiva en esa sociedad. En esta medida, se considerarán dos tipos de innovaciones que promovió su presencia; la social, en este apartado y la de carácter profesional, en el siguiente.
Se ha dicho desde el inicio, que las características del colectivo argentino en España, de perfil diferente al conjunto de latinoamericanos y de los inmigrantes extra-europeos, deben promover una interacción diferente en una sociedad que hasta hacía poco expulsaba población y que por esa razón tenía lazos con personas españolas radicadas en la Argentina. Con Latinoamérica se produce una relación de ida y vuelta, en mayor o menor grado, pero que casi no ocurre con personas de otros continentes (excepto, posiblemente Filipinas y Guinea Ecuatorial en el caso de España).
Los argentinos pueden ser vistos, así, de manera relativa y escasamente diferentes y promover ciertos cambios en la actitud y en los valores de las personas que los rodean. Pero también, y por lo mismo, favorecen pocas transformaciones en la medida en que no conducen a la construcción de una visión realmente alternativa del otro, porque el otro se define necesariamente como distinto y no, simplemente, como pariente lejano, como parecido.
Los cambios sociales pueden ser promovidos o buscados por ciertos colectivos o grupos sociales y aceptados o no, por el conjunto o la mayoría de la sociedad. En este sentido, se podría decir que los argentinos que residen en España promovieron el trato con personas de cultura diversa, en la medida en que estaban relativamente habituados a tratar con personas de diversos orígenes, aunque casi todos europeos. En segundo lugar, el logro de su aceptación, también implica la promoción en la aceptación de los otros, que vienen después, aunque en una medida reducida.
Según declaraciones propias, los argentinos que vivieron en países de la Unión Europea se vieron sorprendidos por una relativa uniformidad de las sociedades. Acostumbrados a una experiencia más variada y a un país en el que conviven personas de distintos orígenes, las sociedades europeas les parecieron relativamente homogéneas, sobre todo en lo que se refiere a la población del país. Reconocieron las culturas locales, del pequeño país y no del estado donde habitaban. Pero la percepción provenía de la falta de mezcla de la población local o del contraste que ofrecían respecto a la sociedad de donde provenían.
Su experiencia estaba basada en la convivencia con personas distintas, en el reconocimiento de una diversidad de orígenes que sin embargo es básicamente europea. La variedad en la sociedad argentina sólo abarca un abanico de posibilidades limitado, sobre todo, en lo que se refiere a los orígenes provenientes del viejo continente. Por supuesto hay inmigrantes de otros orígenes en la Argentina, pero su presencia no era numérica o distintivamente importante cuando partieron, aunque quizás lo sea en el presente(2).
Eso los lleva a familiarizarse y relacionarse con personas de muy diversos orígenes. La experiencia de la diversidad y del intercambio promueve la repetición o reedición de algunos aspectos de la sociedad argentina. Por una parte, los argentinos se relacionan en el trabajo y en la esfera pública con la población local. Por la otra, en la esfera privada, tienen amigos y frecuentan personas tanto de la sociedad de acogida, como extranjeros.
No es la situación de extranjeros la que los lleva a frecuentar a otros extranjeros, desde mi punto de vista; o al menos no es ni la principal, ni la única razón. No se trata de una situación similar o de compartir problemas comunes. En general, en las entrevistas declararon no identificarse con las expectativas y demandas de otros colectivos de inmigrantes; lo cual es lógico, puesto que no compartían sus problemas. Sí podían hacerlo por razones de solidaridad o de opción política, pero no estrictamente por razones personales.
Se identifican con la sociedad local, comparten valores, muchas veces hasta la cultura de origen. No tienen demandas de reconocimiento de su cultura, de su lengua o de particularidades específicas, como distinta. Tampoco trabajan en ocupaciones características o casi exclusivas de colectivos de extranjeros. Su relación con los locales no sólo es fluida sino, y muy importante, es profesional. Otros colectivos de inmigrantes quedan más lejos de su vida diaria, al menos de sus ocupaciones y de sus preocupaciones inmediatas.
Respecto al tiempo de ocio, se podrían definir dos grupos: aquellos que lo comparten con argentinos y aquellos que no lo hacen. En lo que hace referencia al trabajo y a las relaciones profesionales, las relaciones con los locales marcan la pauta de la normalidad. Fuera de este ámbito, donde se eligen estrictamente las frecuentaciones, pueden identificarse dos grupos de personas, según su preferencia.
Aquellos que no frecuentan especialmente a otros argentinos pueden hacerlo por varias razones, también esgrimidas por las personas que retornaron. Para las personas que vinieron durante la etapa de la dictadura militar, etapa denominada el Proceso (1976-1983), sobre todo al inicio, la reacción normal, según propia declaración, era no compartir información con otros argentinos, a menos que los conocieran de antemano o se los presentara una persona allegada. Entrañaba un riesgo superior frecuentar personas de la misma nacionalidad, que no fueran familiares o personas conocidas antes de partir.
El miedo a pasar información a un espía del Proceso constituía una excelente razón para alejarse de ciertos círculos. Esta no constituía una razón aplicable a todos. Por este motivo, hay personas que optaron por un relativo aislamiento de algunos grupos de argentinos que se crearon y no mantuvieron relación con otros inmigrantes de su propio país(3).
Otro de los motivos aducidos para no buscar la compañía de argentinos residía en la necesidad de integración, como un objetivo a corto plazo. A pesar del desarraigo que toda migración conlleva y que resulta inevitable, las personas que vivían en Europa buscaron integrarse, en los términos más clásicos del concepto, en la sociedad donde estaban.
Declararon explícitamente rechazar el gheto. Con esta expresión identificaban una situación de aislamiento no deseada y contraria a la buscada. Vivir, convivir o compartir demasiadas cosas con otros argentinos, hubiera sido trasladarse mentalmente a un país en el que no estaban materialmente, y al que, en muchos casos, no podían volver en el corto plazo.
En cambio, la convivencia con otros extranjeros se planteaba como la repetición de la experiencia acumulada durante su vida en la Argentina, renovada por los orígenes diversos de las personas que aquí conocían. En la Argentina, habían aprendido a convivir y frecuentar personas de distintas religiones, por ejemplo o de diversas culturas europeas; pero hasta la década del setenta no se había alcanzado la variedad que caracteriza a las sociedades europeas o a la argentina, en la actualidad.
Existía, sin embargo, una diferencia sustancial, que también destacaron. En Argentina, la diversidad no había sido tan grande. Los contingentes de inmigrantes más importantes habían sido europeos, aunque ya no lo son en la actualidad. Por eso, la experiencia era renovadora, en la medida en que se experimentaba una nueva diversidad y un nuevo intercambio. La experiencia anterior servía como motivación, pero los contenidos resultaban novedosos.
Eso los condujo a la solidaridad política con algunos colectivos de inmigrantes. Podían compartir sus aspiraciones, por razones ideológicas, pero eran percibidos como externos al grupo, como personas solidarias y no como partícipes de sus reivindicaciones. En algunos casos, trabajaron con ONG de inmigrantes extra-eruopeos, pero no necesariamente latinoamericanos y en ningún caso que conozca, estrictamente de argentinos.
Estimo que la respuesta de que no compartían problemas con los otros colectivos de inmigrantes tiene visos de verosimilitud, sobre todo a partir de otras informaciones complementarias, incluso de datos oficiales o facilitados por la propia administración. No compartían el miedo que genera la situación de indocumentados, no tuvieron experiencias personales racistas, no manifestaron que hubiere rechazo de su persona, pero sí la reconocieron en los otros.
Los argentinos se sentían privilegiados como migrantes. Su situación legal, en general, era una garantía, si no al principio en algunos casos, siempre al final. Buscaban compartir momentos de ocio, además del trabajo, con los locales, a quienes frecuentaban por identificación o simple aprecio. Ampliaban sus conocimientos de culturas y personas, frecuentando, también a extranjeros muy diversos.
El ocio, aunque compartido con otros argentinos, no significa en absoluto una negación de la cultura local. Se comparte cine, teatro, participación en fundaciones culturales locales. Los que declaran frecuentar argentinos, sólo están participando como grupo y no en forma individual, en las manifestaciones y organizaciones culturales locales.
Una de las razones por lo que las personas entrevistadas declararon que la migración había sido un éxito como experiencia, fue la oportunidad de conocer tal variedad de gente, por una parte y de que se produjeran cambios en su vida, en su forma de ver las cosas. Otro aspecto fundamental que contribuyó a esa visión positiva se basa en la imagen profesional. Si los que se quedaron tienen una imagen positiva de su profesión; los que retornaron o no la tenían, o no lograron la inserción profesional a la que aspiraban. De alguna manera, la profesión contribuye a la inserción o a la decisión de retorno.
Las aportaciones profesionales
Las aportaciones profesionales serán consideradas desde la propia percepción de los argentinos y de lo que consideran o estiman que han realizado, en el ámbito de la Psicología y del Psicoanálisis. Estas innovaciones se inscriben tanto en los grupos de estudio, como formación contínua, en la apertura a otras escuelas y la introducción de Lacan y también en la transformación de la imagen de la profesión de psicólogo. Eso incluye los cambios en el imaginario colectivo respecto a las ideas de anormalidad.
En relación con la Psicología y con el Psicoanálisis, existen dos experiencias disímiles relatadas en las entrevistas que pueden contribuir a aclarar la dicotomía de las imágenes positivas o negativas acerca de la profesión. Por una parte, una psicóloga que estuvo en Austria, percibió una imagen no profesional de la Psicología, sin reconocimiento y sin valía. Por la otra, varios profesionales residentes en España, coinciden en la imagen positiva que tiene el colectivo argentino profesional.
El hecho de que el entorno social valore o no una profesión, puede influir en la decisión de las personas de permanecer o partir. Si se proviene de una sociedad donde la actividad profesional que se ejerce está valorada positivamente y se habita una en que no lo está, la decisión de quedarse tendrá que significar sobreponerse a un cambio de carácter negativo, respecto a la profesión elegida. En cambio, si sociedad de origen y destino valoran, aunque en distinto grado, la profesión que se ha ejercido y se busca ejercer, las probabilidades de mantener una imagen positiva de lo que se hace, puede contribuir a la integración de esa persona en la nueva sociedad en la que reside.
Las aportaciones de los psicólogos y psiquiatras argentinos en España, provienen de una primera oleada migratoria, por el deterioro de su situación profesional en la Argentina. En entrevistas a personas de otras profesiones, también ha surgido la migración no voluntaria de un familiar o de un allegado, que ejercía la profesión, con el Proceso.
La dictadura militar renegaba de cualquier análisis racional y de los analistas y psicólogos en particular. Fueron tachados de izquierdistas, por lo tanto, de gente peligrosa y en gran número, abandonaron el país, desde el primer momento.
Los que se radicaron en España contribuyeron a la apertura de nuevas escuelas, a la introducción de nuevas corrientes y al desarrollo de grupos de control y discusión, simultáneos con la actividad profesional. Fundaron asociaciones profesionales inscritas en corrientes al inicio alternativas, publicaron revistas, pero sobre todo, igual que en la innovación social, promovieron la variedad y la diversidad de puntos de vista, en la forma de abordar la disciplina y sus tratamientos; en la metodología de trabajo y en la transformación de la imagen social que le estaba asociada.
En el caso particular de Cataluña, algunos incluso contribuyeron a la organización de Centros de Asistencia Primaria y de los Centros de Atención de adolescentes e infancia, insistiendo en la necesidad de considerar los aspectos y las consultas psicológicas, como integradas en el concepto de salud. La entrada de muchos profesionales argentinos en el sector público y el simultáneo trabajo privado, obedecía no sólo a la forma en que se valoraba la experiencia adquirida en ese sector, sino también a la ventaja que ofrece el trabajo en equipo, con otros profesionales.
Su aportación también incide en el imaginario colectivo, aunque todavía no se ha logrado la transformación total. A su llegada, las visitas al psiquiatra o el psicólogo eran percibidas muy negativamente por la población, incluso por la más instruida, dentro de un contexto de enfermedad mental. Si las preguntas a cualquier otro sanitario eran vistas como normales, las consultas a los psicólogos eran interpretadas desde una perspectiva absolutamente negativa y de rechazo.
Esto ha cambiado parcialmente. En este sentido, es claro que las imágenes relacionadas con una sociedad argentina que lo acepta y algunas sociedades europeas que lo rechazan, promueven en éstos y otros profesionales, razones para impulsar el cambio en la percepción de la población.
Las imágenes se han ido transformando, pero un sesgo negativo aún prevalece. Se podría decir que no se han conseguido plenamente los objetivos de aceptar las interpretaciones psicológicas como una forma de analizar actitudes, comportamientos u enfermedades de origen diverso. Se está a medio camino. La idea se ha introducido en los círculos más instruidos, pero no es plenamente aceptada.
De hecho, si la profesión no provoca rechazo, ni sus profesionales son mal vistos, su actividad todavía es motivo de recelo y se guardan las distancias. No se ha conseguido todo lo buscado, pero se ha avanzado en la dirección de la profesionalidad y de la integración entre las profesiones sanitarias.
Los profesionales argentinos se sienten positivamente valorados en el sector, lo que ha contribuido a su permanencia y a la constitución de asociaciones e institutos como organizaciones formales. La llegada de los argentinos significó un incremento de los profesionales de este sector que pudieron ver ampliada la demanda de tratamientos y terapias. Eso implica otro impulso de transformación en la percepción social de la profesión y de su cometido.
Se podrían resumir las contribuciones en este ámbito, a saber: 1) Aportación de nuevas corrientes y escuelas que promovieron la diversidad en la interpretación y en los tratamientos en Psicología. 2) Creación de asociaciones de discusión, de relación profesional y de difusión de las diferentes opciones. 3) Transformación del imaginario colectivo, pasando de una visión limitada de la práctica profesional a una más amplia e integradora, motivada, entre otras razones, por el incremento de los profesionales y las opciones de nuevas terapias.
En qué consistió la innovación: reflexión final
El hecho de que los argentinos no sean tan activos en sus demandas o no busquen un respeto particular como comunidad o reconocimientos de su diferencia, no significa que no dejaran impronta. La antigüedad de su migración en España o en Italia, países cuya tradición reside en la partida de los locales y no en la llegada de los extranjeros, ha permitido tomar cierta distancia para evaluar sus aportaciones, para considerar sus logros y para contrastar, cuando es el caso, con los que volvieron.
De acuerdo con lo declarado por las personas entrevistadas, su experiencia de convivencia con la variedad y su admiración por la diversidad actual de las sociedades europeas, puede constituir una aportación. En las sociedades más uniformes, aquellas que como las del Sur de Europa, habían expulsado migrantes pero no estaban habituadas a recibirlos, las primeras personas que llegaron pudieron favorecer la acogida de las siguientes.
Las migraciones argentinas son de las más tempranas en estas sociedades. Se inician en la década del setenta, cuando los otros colectivos de sudamericanos o de Africa del Norte no presentaban flujos importantes en el sur. Los argentinos llegaron a representar a uno de cada tres sudamericanos en España, en la década de los ochenta, aproximadamente. Sin embargo, frente a los europeos, principales y primeros inmigrantes extranjeros residentes en España, nunca tuvieron suficiente peso. Por nacionalidad, los efectivos argentinos respecto al total de extranjeros no han pasado del 5 por ciento.
Otros contingentes de latinoamericanos, también han tendido a diferenciarse de colectivos no muy bien valorados por la sociedad y a construir una imagen propia de perseverancia y trabajo (Rocha Reis et allii, 1999). La búsqueda de una imagen positiva puede conducir, a veces, a una identificación con el grupo local, antes que con otras comunidades de inmigrantes, si no son percibidos como ejemplo a seguir.
El resto de europeos, sobre todo los pertenecientes a países comunitarios, aún antes del acuerdo de Schengen, no eran percibidos de la misma manera que los inmigrantes extracomunitarios, que llegaron masivamente con posterioridad. Existen dos razones para no diferenciar a estos colectivos europeos de lo locales. La primera, de clase, dado el mayor nivel de instrucción y los puestos que ocupan. La segunda, de etnia o cultura, porque por sus orígenes no son percibidos como opuestos o tan diferentes, sólo lo suficiente para establecer la riqueza o variedad dentro de la propia cultura europea occidental.
Las dos razones mencionadas son aplicables a los argentinos y contribuyen a su integración y a cierta invisibilidad respecto de otros orígenes. Esa forma de percibirlos, no como extraños, puede haber favorecido los cambios que promovieron, tanto a nivel profesional como social.
El hecho de verse a sí mismo como un grupo profesional valorado
contribuyó a que permanecieran muchos de ellos y a que sus contribuciones
fueron incorporadas sin mayor recelo. Su participación en el sector
público pudo haber despejado problemas y favoreció la convivencia
y el intercambio con los profesionales locales. La innovación metodológica,
en las formas de trabajo y de formación contínua y la introducción
de otras escuelas, constituyen excelentes razones para que la imagen de
estos profesionales sea positivamente valorada en el sector y por la sociedad
que los ha acogido.
Notas
1. Esta referencia incluye las entrevistas realizadas en Argentina a migrantes que residieron en varios países de la Unión Europea, que no se desarrollan específicamente en este trabajo.
2. La inmigración coreana, por ejemplo, ha cambiado la fisonomía de ciertos barrios de Buenos Aires.
3. Personas que han participado en organizaciones
de oposición a la dictadura, declararon que había espías
en su organización, pero que no los habían podido identificar.
O sea, que se podía trabajar o no en estas organizaciones, pero
con la casi certeza de que estaban infiltradas.
Bibliografía
BONIFAZI, Corrado y Angela FERRUZZA. Mujeres latinoamericanas en Italia: una nueva realidad del sistema de migraciones internacionales. Estudios Migratorios Latinoamericanos, 1999, 11, nº32, p.169-177.
MASSEY, Douglas y Kristian ESPINOSA. What's Driving México U.S. Migration: A Theoretical, Emprical and Policy Analysis. American Journal of Sociology, 1997, nº 102-4, p. 939-999.
LEIVA, María Luján. Latinoamericanos en Suecia, una historia narrada por artistas y escritores. Uppsala: Uppsala University, 1997.
"Landscape in exile: Latin Americans in Sweden". Migration och mângfald. Uppsala: Centrum for Multietnisk Forskning, 1999, p.301-320.
MORETTI, Enrico. Social Networks and Migrations: Italy 1876-1932. International Migratrion Review, 1999, vol. 33, nº 127, p.640-657.
ROCHA REIS, Rosanna y SALES, Teresa (Comp). Cenas do Brasil Migrante. Sao Paulo: Boitemp, 1999.
SARRIBLE, Graciela. Sobre las migraciones comunitarias y extracomunitarias: contra la exclusión como calificativo genérico. Estudios Migratorios Latinoamericanos. Buenos Aires: CEMLA, 1998, p.13-39, p.239-256.
SARRIBLE, GracielaEl regreso a Europa: argentinos en España, Scripta Nova, 2000, nº 59, (http://www.ub.es/geocrit/sn-59.htm) 13 p.
TACOLI, Cecilia. International Migration and the Restructuring of Gender Asymetrics: Continuity and Change Among Filipino Labor Migrants in Rome. International Migration Review, 1999, 33-3, p. 658-682.
© Copyright: Graciela Sarrible, 2000
© Copyright: Scripta Nova, 2000