Resumo
Sáez de Melgar perfila las competencias de las mujeres en la educación de los niños. Partiendo de la clásica dicotomía razón/sentimiento, afirma que el aprendizaje en la niñez comienza no por el raciocinio sino por el amor, por “amar aquello que desean aprendamos” (1), y que las mujeres ejercen una gran influencia en el desarrollo del sentimiento. “Incumbe al maestro el desarrollo de la inteligencia, la instrucción propiamente dicha, y es del dominio de la mujer grabar en el alma del niño el sentimiento de lo bello y fortalecerla con el de la fe” (1), sostiene.
Violencia de/contra as mulleres
1. Violencia cultural (naturalización de la diferencia; se asigna un rol distinto a cada sexo en la educación de los niños) y estereotipos patriarcales de género (se atribuye a las mujeres una personalidad pasiva y dulce, frente a la de los hombres, más activa e impetuosa por naturaleza; también entra en juego la dualidad razón/emoción para caracterizar lo masculino y lo femenino).
Desde la más remota antigüedad la mujer ha venido ejerciendo un dominio relativo sobre los destinos del hombre. Débil, tierna y sumisa aquella, arrebatado e impetuoso este, encuentra a veces en esa misma debilidad, en esa dulzura un dique que encadena y sujeta su innata fogosidad (1).
Nadie como la mujer, por medio de la persuasión y de la dulzura, puede fecundizar el pensamiento, abriendo los corazones a la caridad y a la esperanza. El hombre tiene la fuerza del raciocinio para enseñar y dominar, la mujer la ternura para persuadir y deleitar (1).