Resumo
Marietta se dispone a cenar junto a su padre, Jacobo, y su abuela, la señora Robusti, que insinúa que su nieta podría casarse con el hijo de los condes de Grimani y “elevar” su condición. Tanto Marietta como Jacobo discrepan y discuten sobre si la nobleza la dan los títulos o el talento. Jacobo afirma que preferiría que su hija se casara con “un hombre de pueblo” antes que con un noble.
Violencia de/contra as mulleres
Cosificación (caña), belleza (hermosura); estereotipos patriarcales de género en la descripción de la mujer (niña, ángel); edadismo
Era ésta una jóven de una hermosura sorprendente. Su talle esbelto y delicado, tenia la flexibilidad y el movimiento onduloso de la débil caña; sus hermosos cabellos negros, sujetos con agujas de oro, dejaban descubierta una frente de una pureza angélica; mas todas estas facciones tan perfectas, estaban desnudas de esa frescura aterciopelada á la que pertenece la infancia; una palidez melancólica, daba á su rostro de niña las apariencias del sufrimiento; sus bellos ojos azules, tristes y humedecidos, llevaban el sello del pesar; ese cuerpo tan jóven, se inclinaba hácia la tierra, y fatigado ya, parecía pedir á nuestra madre común el descanso, que solo concede ordinariamente a los ancianos.
Violencia cultural (matrimonio como salida); estereotipos patriarcales de género (mujer ambiciosa y materialista, padre bondadoso); clasismo (hombre de pueblo /v/príncipe)
- Marietta ! Marietta ! replicó Jacobo, tomando el camino del comedor ; tú eres ya grande; las jóvenes mas bellas de Venecia te llaman la mas hermosa ; tú estarás muy pronto en la edad de casarte, y la condesa de Grimani tiene un hijo de veinte años!
- Y bien; ¿qué mal hay en eso? preguntó la señora Robusti, sentándose á la mesa; si el conde Grimani aprecia las cualidades de nuestra niña, pues que Marieta está ya en edad de casarse, puede casarse con ella.
- Ciertamente, respondió el Tintoreto, descubriendo la sopera y empezando á servir el potaje; yo no soy de esos padres que
contrarían la inclinacion de sus hijos; mi hija puede casarse con un hombre del pueblo, ó con un príncipe, si quiere ; mas yo preferiría que se casase con un hombre del pueblo.
-Y yo preferia el príncipe, dijo la vieja.
- Un hombre del pueblo, que no se avergonzaría de llamarme padre; que no os despreciaría, madre mia, dijo el artista.
- ¡Un conde, que diese á mi nietecita el nombre de condesa! replicó la tintorera con orgullo.
- ¡Un hombre del pueblo, que hiciese dichosa á mi hija.
- ¡Un conde podría igualmente hacerla dichosa!
- Nadie debe salir de su estado, madre mia.
- A nadie esta prohibida la elevacion, Jacobo.
-Nadie debe elevarse, sino por el talento.
Estereotipos patriarcales de género (mujer mayor y ambiciosa); violencia cultural (clasismo); violencia verbal directa (gran necia, encolerizada, no me interrumpáis)
- Oh, madre mia ! dijo Marietta , que habia guardado hasta entonces un modesto silencio, ¿podeis decir vos, vos, la madre del Tintoreto, que el talento no eleva?
- Es noble tu padre, gran nécia? dijo encolerizada la señora Robusti; ¿tiene títulos?... responde...
-No tiene la nobleza de los títulos, pero tiene la nobleza del talento y del génio, mi querida mamá, replicó la jóven, cuyo bello rostro se entusiasmaba mirando á su padre; Venecia se orgullece con mi padre, le cita entre los ciudadanos mas célebres, y decid, decid, madre mia, ¿qué título de marqués ó de conde podeis poner en parangon con el de Tintoreto?
(…)
-Misterios! interrumpió la Sra. Robusti.
-No me interrumpais, madre mia, si no he hablado antes sobre este asunto ha sido por no afligiros; no llaméis esto misterio, si os parece; pero en fin, la conducta de Marietta es inesplicable hace algun tiempo; (…)