Resum
Gontran es un joven huérfano de buena familia que ha crecido bajo el amparo de su tía Catalina. Sus deudas y su vida díscola, desarrollada lejos de su tía y de su tierra en París, lo llevan a querer suicidarse de un tiro en la cabeza. Justo antes de quitarse la vida, su tía llega a París en su búsqueda, pero cae gravemente enferma a los pocos días, lo que obliga a Gontran a tener que cuidarla como ella hizo con él cuando era niño. En este periodo, que le sirve al joven como expiación de sus pecados, conoce a Enriqueta, la mujer que completará y dará sentido a una nueva vida, alejado ya de la perdición y el sinsentido en el que estuvo una vez sumido.
Violències de/contra la dona
Estereotipos patriarcales de género (la tía cuidadora que sustituye a la madre)
Tres años habían bastado á Gontran para llegar á este estado. Dueño a los 24 años y una brillante fortuna, había cedido, como tantos otros, la fatal atracción de París, y se había separado de su buena tía Catalina, que le sirviera hasta entonces de madre.
Violencia cultural (edadismo); estereotipos patriarcales de género (mujer soltera); falta de agencia
Pero al verificar esta separación puso en poder de su notario una suma que se aseguraba a la anciana soltera un bienestar que ella miraba como riqueza, y que nada le hubiera dejado que desear sin el alejamiento de Gontran.
Violencia cultural (culpabilización de la la mujer cuidadora por no haber cumplido su misión); violencia cultural (clasismo)
- ¡Qué es lo que espero! repitió la anciana, te lo diré: reunir en comun nuestro valor, puesto que no nos queda otro capital; darle consuelos y recibirlos de ti. Pues acaso, ¿no eres joven? Tú trabajarás. Gontran hizo un gesto de sardónico desden.
- Perdone V., tia mia, que le recuerde, dijo con tono amargo, que no me ha enseñado ningún oficio, y no sé servirme de mis manos…
- Pues bien, te servirás de tu talento, interrumpió Catalina, ¿es justo desanimarse de ese modo cuando se espera a un medio siglo que vivir?... encontrarás una colocación.
- ¡Yo no la quiero, gritó el joven exasperado; no me reduciré jamás a ser instrumento de otra voluntad. No quiero ser una de esas bestias de cargas destinadas á dar vueltas á la rueda que muele el pan de cada día.
Estereotipos patriarcales de género (mujer cuidadora vs. hombre proveedor, "instinto de mujer"; "orgullo" masculino); violencia cultural (edadismo).
Catalina miró a su sobrino con asombro. Era la primera vez que oía ajar así el trabajo; pero con el maravilloso instinto de mujer; que penetra en un instante los pensamientos más reservados, calculó que no debía pedir explicación de las ideas de Gontrán, y combatirlas.
- Pues bien, yo seré entonces quien le dé vueltas, dijo ella continuando la imagen empleada por el joven; yo no temo que las fuerzas me falten. Yo te he velado dos meses enteros, cuando eras niño. Todos creían que ibas a morir; pero yo tenía fé en Dios y en mi buena voluntad; la esperanza me daba fuerzas; y lo mismo sucederá en esta ocasión.
El orgullo de Raucourt se sublevó por la idea de que una anciana débil le hubiera de servir de apoyo. Así fué que la contestó con acritud. Catalina aparentó variar de rumbo y apreciar el descontento de su sobrino como una protesta de valor. Lo estrechó con efusión en sus brazos pidiéndole perdón de su presunción, y reconociendo que a ella es a quien correspondía aceptar su protección.
- Estamos de acuerdo, exclamó al fin, tú serás el jefe de la familia, yo contaré con tu apoyo, como en otro tiempo tú descansaste en el mío. Es justo que a cada uno llegue su turno: las mujeres cuidan de los niños y estos, cuando se hacen hombres, cuidan a su vez de las ancianas: este es un sacrificio puesto a interés y que produce réditos.