Resum
Este ensayo condena la avaricia de la mujer, argumentando que una mujer vana, avara o demasiado ambiciosa no puede cumplir bien su papel doméstico. La autora interpreta la igualdad de los géneros de una manera contradictoria: celebra los derechos conseguidos por la mujer, pero también está en favor de su confinamiento a la esfera doméstica y a ciertos tipos de trabajo.
Avaricia; domesticidad; madre; esposa; cristiandad; Jesús; virtud; degradación; servidumbre; ambición; trabajo
Violències de/contra la dona
Violencia institucional (iglesia); violencia cultural (siervas humilladas); estereotipos patriarcales de género (madre/esposa; dignidad y altura del hombre, orgullo despótico de su señor, la imaginación poética de la mujer)
“Jesus la conquistó una posición social, y la elevó á la dignidad y altura del hombre. Muy bien que hasta entonces aquellas infelices, siervas humilladas y aflijidas por el orgullo despótico de su señor, tratasen de halagarle por medios voluptuosos […] pero hoy […] há cambiado completamente la decoracion" (3)
“Esta igualdad social, que ha dado á la mujer derechos y consideraciones tan gratas, sería muy ridícula, si la emplease en mezclarse en asuntos que no son propios de la fibra delicada y la imaginacion poética de la mujer.
Los negocios de estado, el magisterio de la justicia, el estruendo de la guerra, ó la terrible voz de las revoluciones, no se han hecho para el sér tierno y sensibe, que no tiene otra ambicion ni otra avaricia, que amar y ser amada” (3)
“Una mujer metalizada no podria ser buena esposa y buena madre, ni tendria esos sentimientos de esquisita sensibilidad, que tanto la subliman y la enaltecen” (1)
“La mujer es el ángel que el Supremo ha colocado en el hogar doméstico, para embellecer los dias del hombre, y supuesto que hoy se la deja sentir y espresar, aprenda ante todo el arte del bien, infúndalo en sus hijos[…]para la felicidad de la mujer, basta con tener virtudes” (3)