Joaquim Prats Cuevas, Ilaria Bellatti, Isidora Sáez-Rosenkranz
¿Por qué pensar una formación histórica con memoria para una formación en ciudadanía? En reiteradas ocasiones leemos y escuchamos que la enseñanza de la Historia debe servir para comprender y actuar en el entorno gracias al desarrollo de las capacidades analíticas propias de la Historia. Este enfoque, orientado al desarrollo de una ciudadanía activa progresivamente cobra fuerza en las prácticas docentes y se evidencia tímidamente en los libros de texto. Sin embargo, hay una dimensión de lo social y del presente que aun tiene poca cabida en las escuelas y en la propia formación histórica del estudiantado que merma el potencial formativo de la Historia para una ciudadanía activa. Nos referimos a la dimensión conflictiva de la Historia. A pesar de que los currículums con frecuencia se basan en procesos conflictivos, como la enseñanza y el aprendizaje de las guerras, el enfoque didáctico, tiende a ser episódico, limitando del potencial de aprendizaje ciudadano, especialmente el relacionado con los valores y actitudes democráticas. Es por esto, que proponemos una formación histórica que incluya con mayor presencia un enfoque desde la mirada del conflicto como formación para la ciudadanía democrática. Esto implica, por una parte, asumir la dimensión conflictiva de la sociedad como una característica ontológica. A partir de aquí, debe analizar y comprender la pluralidad de miradas y razones que conducen al conflicto y por último, incidir en sus consecuencias sociales, más allá de las geopolíticas. Esta perspectiva, se asocia con diversas cuestiones propias de las sociedades humanas, que con frecuencia están ausentes de la enseñanza de lo social. En primer lugar, los sujetos y su función en el medio humano, lo cual supone ampliar la participación social de los diversos colectivos dotándoles de historicidad. En segundo lugar, extender la mirada de la enseñanza de la historia a hacia un aprendizaje de lo social en perspectiva histórica, lo cual conlleva recuperar otras memorias, de otros sujetos, alejándose de victimización que ha primado en la enseñanza del conflicto. Esto significaría, incluir, por ejemplo, las memorias migrantes, discapacitadas, LGTBI+, subalternas, entre otras. Finalmente, a nivel metodológico, supone integrar, en lo didáctico, otros tipos de fuentes y recursos, más allá de los documentos escritos de carácter oficial, para el análisis, como las orales, patrimoniales, audiovisuales, entre otros, incidiendo especialmente en la sociedad en la que se vive y sus continuidades con el pasado para buscar alternativas de futuro. De esta manera, es posible apuntar hacia una formación social con perspectiva histórica que permita comprender la realidad no sólo desde la política, la economía y la sociedad como compartimientos estancos, sino desde un punto de vista amplio que incluya los significados, actitudes y valores, motores del quehacer humano. Así, la formación de lo social en perspectiva histórica apuntaría a una educación para la ciudadanía más amplia, plural y diversa, con valores democráticos y significativa para el estudiantado.
Ponencia presentada en la Conferenza Internazionale Cittadinanza europea, Costituzione e Diritti: l’educazione come strumento di democrazia / European Citizenship, Constitution and Rights: Education as an Instrument of Democracy, organizada por la Universitat de l’Aquila, miércoles 07 de octubre de 2020.