Este es el artículo que publica Dircomfidencial, el 8 de mayo de 2023
Como cada año, los españoles se enfrentan estos días a uno de los trámites más inquietantes y complejos: la declaración de la Renta. Un proceso que pese a los progresivos avances de la Agencia Tributaria, sigue generando un aluvión de dudas a los contribuyentes.
En los últimos años la Agencia Tributaria —que prevé recibir este año casi 23.000 declaraciones— ha destinado mayores esfuerzos para asegurar que Hacienda somos todos, con la incorporación de canales como asistentes virtuales, citas telefónicas o mejoras en navegación y usabilidad en ‘Renta Web’. Son pasos que, según los expertos consultados, son significativos en agilidad y simplificación, aunque no en claridad y comprensión.
La profesora de Filología Española y Comunicación de la Universitat de Barcelona, Mar Forment, defiende que el tipo de lenguaje que emplea la administración tributaria en sus comunicaciones es “técnico, de especialidad, que exige mucha más precisión que el lenguaje común”. Términos como base liquidable general sometida a gravamen, rendimiento neto reducido o gastos deducibles, son “inevitables” a juicio de esta especialista, al tratarse de “formas que proporcionan a la Administración la seguridad jurídica de estar diciendo lo que debe decir”.about:blank
Sin embargo, opina que la dificultad de comprensión ciudadana se acentúa cuando estos textos tributarios, que suelen contener términos jurídicos, siguen presentando un “estilo arcaico, con largos párrafos, frases inacabables, sintaxis intrincada y abuso de estructuras impersonales”. Con todo ello, “se llega a la conclusión de que la comunicación tributaria no es clara”.
Judith González (Prodigioso Volcán) opina que con la declaración de la Renta los contribuyentes “se enfrentan a un trámite estresante que no siempre se comprende bien”.
Forment percibe que, en los últimos años, concretamente desde la Ley de Transparencia y Buen Gobierno de 2013, se ha avivado la reivindicación del derecho a entender, reclamada por la ciudadanía cada vez con mayor intensidad. Opina que “al amparo de esta ley, debería estar asegurado un acceso fácil a los documentos administrativos y, además, que la información que se vehicula a través de ellos estuviera redactada con un lenguaje claro. Sin embargo, no es así”.
Para la directora de clientes de Comunicación Clara en Prodigioso Volcán, Judith González, junto a algunos trámites de la Seguridad Social, “quizás la Renta sea el que más ha intentado mejorar en los últimos años”. Opina que es “uno de los pocos servicios que verdaderamente muestra la proactividad de la Administración”, al contrario que otros como la solicitud de “una ayuda, una beca para un comedor escolar o con determinados trámites en la Seguridad Social, que no se publicitan, no tienen una alternativa presencial, no ofrecen asistencia telefónica y, para llevarlos a cabo, hace falta presentar mucha más documentación que el DNI”.
Pese a los recientes esfuerzos de la Agencia Tributaria para comunicar con eficacia, González considera que en lo que respecta a la declaración de la Renta “es un documento muy mejorable. Su diseño, la letra es demasiado pequeña, los conceptos que se recogen no están claros, está llena de casillas con unos números que la mayoría no sabría explicar. El mismo resultado de la declaración: ¿negativa es a pagar o a devolver? Las personas se enfrentan a un trámite estresante y que no siempre se comprende bien”.
La académica de la Universitat de Barcelona coincide en que el texto de la declaración de la Renta “no es simple, no está redactado en lenguaje claro, no incluye oraciones, frases completas, sino que las preguntas que nos formula la administración se vehiculan a través de palabras o sintagmas breves. Así, cuando el texto dice “primer declarante”, la respuesta que hemos de dar es nuestro nombre”.
Mar Forment (Universitat de Barcelona) opina que el texto de la declaración de la Renta “ni es simple ni está redactado en lenguaje claro”.
Forment recuerda que la administración tributaria es “plenamente consciente de que la redacción de sus textos de manera más clara y comprensible no solamente es un derecho de la ciudadanía, sino que es una acción que reportará importantes beneficios en términos de ahorro de tiempo y de dinero”.
Las expertas consultadas proponen activar un plan de trabajo colaborativo impulsado por lingüistas, expertos en diseño o juristas, entre otros perfiles profesionales para asegurar una mejor comunicación de la Agencia Tributaria que rompa con tradicionales atributos relacionados con la opacidad, la confusión o la desconfianza.