Publicaciones
Soñar la casa y sus fantasmas
Número 53 (2017)
La casa ha sido el lugar que el patriarcado, para erigirse, identificaba con las mujeres. La división por razón de sexo del espacio material y político entre público y privado o ciudad y casa, intentó ocultar que la casa y, en particular, la casa natal, es o puede ser el lugar primordial de la libertad femenina y de la política de las mujeres. Las oposiciones binarias o dialécticas, como la que contrapone hasta el aburrimiento una supuesta esfera pública masculina con una privada femenina, es un modo de sostener el poder, la filosofia y la historiografia patriarcales que ha servido para minimizar el valor incuestionable de la política de las mujeres. Hay muchísimos estudios de las historiadoras feministas que muestran la fragilidad de las antinomias u oposiciones binarias, y cada vez conocemos más ejemplos de libertad femenina en la historia y en el presente.
¿Por qué no entran en el sentido y en el habla común los resultados de todos estos estudios? En la sección Tema monográfico de este número de la revista intentamos entenderlo publicando los resultados del último Seminario público de Duoda, titulado Soñar la casa y sus fantasmas.
En el Seminario salió que, fuera de la contraposición y de la dialéctica, la casa se hace y hace política, entendida esta como el arte de alcanzar la convivencia y la libertad humanas, según escribieron las filósofas de Diótima en su libro Traer al mundo el mundo (1990). En este sentido, se da en la casa, también (por contraste) cuando ocurren ahí cosas terribles, la política por excelencia, que es la política de las mujeres, la de la vida y el nacimiento –la política del cuidado, de la paz, del conflicto relacional, de la felicidad, etc.–: la política primera, como la llamó hace veinte años la Librería de mujeres de Milán.
A las mujeres occidentales del siglo XXI, plenamente incorporadas (para bien y para mal) a todo lo tradicionalmente masculino, nos sigue interpelando intensamente la política de la casa. Recordemos que la casa es también el lugar primero de la política sexual (a las mujeres nos matan, en primer término, en casa, no en la calle, donde se pelean los hombres). Hace ya años que nos dimos cuenta en Duoda de que el lugar de la revolución femenina y feminista del siglo XXI no son las calles sino las casas, la propia casa.
En este número de la revista, que publica las conferencias y debates del Seminario de mayo de 2017, exploramos lo simbólico de la casa postpatriarcal, la casa emancipada ahora de la emancipación, la casa de la libertad y de la creatividad femenina. En el artículo nacido de la conferencia que yo di, exploro algunos de los claroscuros de la casa natal que derivan del hecho de que la casa es, en mi opinión, la relación con la madre. Monica Farnetti indaga en el sentido vital de los recuerdos de infancia en el proceso creador de algunas de las principales escritoras italianas del siglo XX. En la entrevista, Helena Casas Perpinyà transcribe el diálogo que tuvo con la artista de Bolonia Donatella Franchi sobre la relación entre su práctica artística y su casa. El proyecto de artista de Olga Olivera-Tabeni enseña
a doblar los muros de la casa patriarcal como se doblan las sábanas: en relación entre mujeres.
La sección de artículos recoge dos textos. El de Encarnación López Matarín sobre la violencia que está trayendo a las mujeres del Congo el negocio de las minas de coltán; y el de María-Milagros Rivera Garretas escrito para el XII Diálogo Magistral del máster en Estudios de la Diferencia Sexual en celebración de los treinta años de docencia libre en Duoda que cumplimos en 2017. Como solemos hacer, hemos transcrito el coloquio que le siguió, y también el del Seminario.
Laura Mercader Amigó
Traducción del catalán de María-Milagros Rivera Garretas.
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