Ciertamente la sociedad del siglo XIX siempre me había interesado al igual que la novela realista de la época, por ello el autor elegido para esta investigación es Benito Pérez Galdós, novelista indiscutible que ha sabido retratar ampliamente, no sólo la sociedad de su tiempo, sino también la clase media en particular, su forma de ser, de pensar y de comportarse; sobre todo sus aspiraciones más inmediatas centradas básicamente en subir de posición social anhelando, en la medida de sus posibilidades, el aburguesamiento, como es el caso de Don Benigno Cordero, uno de los protagonistas principales desarrollado en la Segunda Serie de Episodios Nacionales; poniendo también de relieve los grupos con los que se codeaba o interrelacionaba. Resulta muy revelador comprobar como a medida que Galdós se adentra en el siglo va describiendo a una clase media perfectamente acomodada en la naciente sociedad clasista de la que ella es su principal artífice. La temática sigue vigente debido al tratamiento de la misma, es decir a la metodología empleada, ya que se utiliza el discurso literario al mismo nivel que el discurso de la historia oficial, por lo tanto las fuentes literarias, en este caso la narrativa galdosiana —las novelas de la Primera Época, los Episodios Nacionales y las Novelas Españolas Contemporáneas— son tan importantes como las fuentes propias de la historia que, por otro lado, no tratamos de reemplazar sino de complementar.
A través de las fuentes literarias, de la obra de Benito Pérez Galdós, intentamos recoger “lo no dicho”, todo aquello no contemplado por el discurso oficial de la historia, dedicada, mayormente, hasta hace muy poco, a la historia política y social de los grandes hechos de los grandes hombres y, como no, de las grandes guerras. A esta visión de la historia, Pérez Galdós contribuye con la idea de que también es necesario conocer “… los sentimientos de ese joven oscuro …” interesándose vivamente por la cotidianeidad del día a día, reflexión refrendada posteriormente por Unamuno a partir de su concepción de la intra-historia , y mucho más reciente por Josep Fontana al considerar la necesidad del historiador de analizar los acontecimientos de la vida pública, ocupándose con el mismo entusiasmo de la vida diaria de todos los hombres y mujeres, sin excepción, y no 4 sólo de la de aquellos estudiados por “la historia «respetable»” En este trabajo se ha ponderado la línea de investigación abierta por historiadores de la envergadura de C. Seco Serrano, Jover Zamora, Tuñón de Lara, J. Fontana y Antoni Jutglar que, recogida por la tradición historiográfica, justifican la actualidad del tema, de la sociedad decimonónica y de la utilización de la literatura como fuente histórica al considerar la producción literaria y en este caso la obra de Benito Pérez Galdós un archivo inapreciable para el investigador, porque permite establecer una aproximación adecuada y llegar a un conocimiento más exhaustivo de esta clase. Es más se ha tratado de demostrar si a partir de fuentes tan diferenciadas, la literatura y la historia se llega a las mismas conclusiones. A principios de siglo tuvieron lugar trascendentales cambios estructurales, que propiciarán la aparición de este nuevo grupo social, en virtud del paso del Antiguo Régimen a la sociedad clasista, cuya característica vendrá determinada por la movilidad de clases. De entrada, dos acontecimientos de primer orden contribuirán a que esto sea así, la guerra de la Independencia y la obra legisladora de las Cortes de Cádiz, cuya máxima será el establecimiento de la Constitución de Cádiz de 1812 con la intención de establecer una sociedad más justa.
Metodológicamente, para explicar las conductas humanas, interpelamos a la historia intelectual, desarrollada por los historiadores anglosajones, y a la historia de las mentalidades, aplicada por la escuela de los anales en Francia, sin olvidar el bagaje de la historia social, cuyos precursores más cercanos fueron Pierre Vilar, Josep Fontana y Manuel Tuñón de Lara. El estudio de estas disciplinas completa la historia tradicional porque incluye la vida privada. Pretenden, a partir de la interdisciplinariedad, llegar a una “aproximación totalizadora”, puesto que se valen de diversas especialidades para elaborar sus trabajos; incorporando a la literatura como una más. Para el análisis de la vida cotidiana, la literatura, las novelas y los Episodios Nacionales son un testimonio inestimable de la sociedad de la época. Pues, ficción y realidad no tienen por qué ser lenguajes contradictorios, sino complementarios como afirma René Jara. La investigación realizada me ha llevado a probar el valor de la literatura como fuente histórica y el estudio de la obra de Benito Pérez Galdós ha contribuido a aportar una visión más esclarecedora de la sociedad decimonónica, donde la aparición de un nuevo grupo social, la clase media, objetivo fundamental de este análisis, está ampliamente representado. Obviamente, la nueva estructura social posibilita libertad de acceso para ejercer cualquier profesión, según convenga y en función de las capacidades de cada uno, igualmente contempla derechos inalienables como la educación y el sufragio universal indirecto. Todo ello coadyuvará a que se produzca un cambio de mentalidad donde la premisa de que el trabajo dignifica es incontestable, así como la idea de movilidad de clases, de status social y de lugar o ciudad. La libertad de movimiento es inherente al actual sistema social proyectado por las Cortes Generales y Extraordinarias de Cádiz. En contra de la España reaccionaria, el dramaturgo recrea negativamente la restitución de Fernando VII al Trono de España debido a lo que supone el retorno al sistema anterior, la invalidación del conjunto de las actuaciones llevadas a cabo por las Cortes de Cádiz. El Monarca anula una España para emerger junto a la otra.
Galdós determina la línea divisoria o el despegue de la clase media del pueblo llano mediante la creación ficticia de sus personajes, Gabriel Araceli —inspirado en un personaje real, en un grumete superviviente de la batalla de Trafalgar apellidado Galán— y de Salvador Monsalud —afrancesado por necesidad, que a la edad de veintiún años se incorporó al servicio del Rey José. Monsalud pasa por un proceso similar al héroe humano de la Primera Serie de Episodios Nacionales, puesto que desde que se enroló en la Guardia del Rey José en 1813 hasta convertirse en el caballero ilustrado que es en 1834 ejerce diversas ocupaciones. A pesar de sus orígenes poco afortunados asistiremos a la liberación del personaje propuesta por el autor y a la del propio país, ya que a través de la regeneración personal de Salvador, Galdós propone la regeneración de España. Gracias a la metodología adoptada —que sustancialmente permite conectar la historia y la literatura y lo que es más importante elaborar un exhaustivo fondo documental que nos acerca en mejores condiciones a este nuevo grupo— se ha demostrado el valor del discurso literario como fuente histórica, contribuyendo a aportar una visión más dilucidadora de la sociedad del siglo XIX y sobre todo de la clase media, objeto de este estudio. Pérez Galdós mantiene lo afirmado por las fuentes tradicionales por medio del comportamiento desarrollado por los personajes de sus novelas. Aquellos que fueron creciendo gradualmente avanzan socialmente y los que se quedan anclados en el pasado se arruinan o tienden a la decadencia. El autor alienta a la regeneración de sus personajes y por extensión a la regeneración de España a través de una renovación basada en la educación y en el progreso.