Aunque en los últimos años se ha avanzado de manera destacada en el estudio de la Guerra Civil, la posguerra y la represión, tanto la franquista como la que se dio en la retaguardia republicana, aún hoy hay diferentes aspectos de aquel período tan dramático de nuestra historia que no han recibido, en mi opinión, el tratamiento que se merecerían.
Una de estas temáticas relacionadas con la guerra y la posguerra que nuestra historiografía ha dejado de lado ha sido el estudio de los prisioneros de guerra republicanos y su encuadre dentro de unidades de trabajos forzados. Estas unidades, que recibieron el nombre de batallones de trabajadores, fueron una de las primeras formas de represión que organizó de manera más precisa el franquismo y que afectó a un número más importante de personas. A pesar de ello, aún hoy no ha aparecido ninguna monografía detallada que haya analizado de una manera cuidadosa todo lo relacionado con el funcionamiento y actuaciones de aquellas unidades de trabajos forzados.
La segunda parte del trabajo ya se ha centrado en la llegada de las tropas franquistas en Cataluña, finales de marzo y principios de abril de 1938, y la estabilización de su avance en los ríos Segre y Ebro durante unos meses. El paro de las tropas franquistas provocó que los rebeldes controlaran una parte del Principado. Fue precisamente en estos territorios donde los batallones de trabajadores iniciaron su actuación dentro del territorio catalán. Su llegada fue conjunta con el Ejército del Norte y los diferentes Cuerpos del Ejército que lo integraban, ya que aquellos batallones se encontraban bajo las órdenes de aquellas unidades.
En tercer lugar, se ha descrito, a partir de la bibliografía existente sobre la temática, la ocupación final de Cataluña por parte de las tropas rebeldes -23 de diciembre de 1938 a 10 de febrero de 1939- para luego empezar a hablar de una manera muy cuidadosa del despliegue por todo el territorio catalán de los batallones de trabajadores, del número de unidades que hubo, de la cifra de prisioneros que albergaron, de su movilidad constante, de la organización interna de aquellas unidades y de los diferentes trabajos que realizaron. Para poder realizar toda esta explicación, se ha utilizado un fondo totalmente inédito como es el que se localiza en el Archivo Intermedio de la 3 Subinspección General (Pirenaica) del Ejército de Tierra, situado en el cuartel del Bruc de Barcelona, el que dentro del apartado del Gobierno Militar tiene un número destacado de información sobre estas unidades. Gracias a esta documentación se ha podido aportar datos nuevos como saber el número de batallones que actuaron en Cataluña entre marzo de 1939 y julio de 1940, la cifra de prisioneros que acogieron, la manera de cómo estaban compuestas aquellas unidades, qué problemáticas tenían y los trabajos que realizaron.
Por último, en el cuarto punto de este trabajo se ha expuesto en primer lugar la clausura de los batallones de trabajadores en julio de 1940 y todo el proceso que llevó a la formación de los llamados batallones disciplinarios, los cuales realizaron los mismos trabajos que los sus antecesores, con la única diferencia de que estuvieran integrados por otro tipo de personal. Por un lado, hubo los batallones disciplinarios de soldados trabajadores (BDST), los cuales estuvieron integrados por soldados de las quintas de 1936 a 1941, clasificados como desafectos, y que tenían que realizar el servicio militar. A partir de la documentación encontrada en el Archivo General Militar de Guadalajara, en el Archivo de la Subinspección General (Pirenaica) del Ejército de Tierra y de la Orden de Reclutamiento aprobada por el ya régimen franquista en diciembre de 1939, se ha ido explicando de manera detallada como se fueron clasificando los mozos que tenían que realizar el servicio militar y, una vez clasificados, como se fueron creando los BDST. Estas unidades se pusieron en funcionamiento en julio de 1940 y no desaparecieron hasta diciembre de 1942.