Esta investigación se centra en el análisis del Centro Autonomista de Dependientes del Comercio y de la Industria- Entidad Obrera, CADCI, durante la guerra civil. Desde su fundación en 1903, la entidad expresaba la vía nacional de la vindicación laboral para los trabajadores mercantiles. Su estrategia se fue adaptando a las nuevas demandas de los dependientes, cada vez más proletarizados y conscientes de formar parte de la clase obrera. A partir de los años treinta, la realización de medidas de fuerza pioneras para el sector y el aumento del prestigio de la entidad, situarán el CADCI al frente de las organizaciones mercantiles catalanas. Esta actividad unida a la participación en la insurrección del 6 de Octubre, haga que el Centro tuviera un papel relevante dentro del movimiento antifascista y obrerista. El análisis del esfuerzo de guerra de la entidad mercantil nos ayuda a constatar esta relevancia y estudiar cuidadosamente la evolución de la multiplicidad de funciones emprendidas para atender a los trabajadores y trabajadoras del comercio, tanto al frente como en la retaguardia. Durante la guerra, la entidad contó con miles de afiliados, pasando de los 23.000 afiliados de julio de 1936 a los más de 50.000 un año después. A finales de 1938, 11.000 asociados, el 22% de su militancia, estaban en el frente. Por otro lado, se planteó la posibilidad de hacer del CADCI la tercera central sindical catalana. La opción se desvanecería en ratificarse la adhesión a la regional de UGT en julio de 1937. A partir de entonces y hasta el final de la guerra, el Centro siguió funcionando con independencia de la Regional, situándose en el eje prioritario de acción a su Secretariado Militar y en especial al Comité de Ayuda al Combatiente dirigido por las trabajadoras mercantiles. Profundizar en la historia del CADCI nos permite investigar por qué sufrió la triple represión franquista ejecutada sobre la entidad, los asociados y su sede social. La apropiación militar del edificio ubicado en el número 10 de la Rambla de Santa Mónica, se efectuaba el 26 de enero de 1939, sólo fue ocupada Barcelona. Pocas semanas después era registrado por el personal de la Oficina de la Delegación del Estado para la Recuperación de Documentos, DERD. El organismo se encargaba de localizar, requisar y controlar toda la documentación que aportara datos sobre los enemigos con el objetivo de identificar, con la mayor celeridad posible, al máximo número de personas y entidades que hubieran participado o colaborado con la República para poder procesarlas y depurarlas. La finalidad represiva marcó la conservación del patrimonio documental requisado, pues fue eliminado todo lo que se consideró inútil para la extracción de información sobre personas desafectos. Una parte de la documentación sustraída es la que conforma el fondo restituido al CADCI entre 2008 y 2014, en aplicación de la Ley 21/2005, procedente del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca. Las 1.213 unidades de catalogación, más de 105.000 documentos foliados, son la base documental de nuestra investigación. La sede social no ha sido devuelto. Su historia motiva y estructura buena parte de la investigación. A través de sus cuatro clausuras estudiamos la evolución del Centro, el aumento del apoyo popular y el fortalecimiento de la red vincular que fue clave para superar los períodos de clandestinidad. A la vez, analizamos los precedentes del accionar represivo y el proceso de resignificación del edificio que, durante la guerra, se consolidó como un lugar de conmemoración y símbolo de la resistencia antifascista. La investigación estudia las implicaciones de recuperarlo como lugar de memoria y de historia. Con esta finalidad se proponen una serie de intervenciones para este espacio que aloja la multiplicidad de los relatos de la historia del movimiento obrero catalán.