Trabajos D.E.A.
2006-2007

Activismo indígena en los Estados Unidos: el caso de Leonard Peltier

Autor: VIDAL PARRA, Sergi

Universidad de Barcelona, 2006-2007

Imatge de la publicació

Para entender el nacimiento del activismo indígena en los años sesenta en los Estados Unidos hay que tener presente las condiciones socioeconómicas en que vivían los nativos. El caso de marginalidad más extrema era el de la reserva de Pine Ridge (Dakota del Sur): el 80% de la población vivía por debajo del índice de la pobreza, la tasa de desempleo fluctuaba en torno al 90%, los ingresos anuales per cápita entre las familias tradicionalistas era inferior a 1.000 dólares anuales, la esperanza de vida era de 43 años, el 70% tenía problemas de alcoholismo, lo que hace que casi un 25% de los bebés nacieran con daños cerebrales y en fracaso escolar, más de la mitad los jóvenes abandonaban la escuela antes de terminar la educación primaria. Además el Indian Health Service no sólo no disponía de los medios técnicos y humanos para alcanzar las garantías mínimas requeridas por el propio Gobierno sino que además estaba llevando a cabo un programa de esterilización sin el conocimiento de los propios pacientes.

Este estado en que se encontraban los Lakota era consecuencia directa de la política colonizadora del gobierno, que había comenzado ya en la segunda mitad del s. XIX, pero que será vigente a lo largo de todo el s. XX. El objetivo prioritario continuaba siendo la asimilación nativa en la sociedad dominante (mainstream), para así diluir la cultura indígena en el melting pot que constituye la sociedad norteamericana, y apoderarse del territorio y recursos naturales indígenas. El último paso en esta dirección fue la Termination Act (1953) que pretendía poner fin a los elevados gastos públicas en concepto de tutela nacional y al estatus especial del que gozaban los habitantes de las reservas. Esta ley fue acompañada de la Relocation Act (1956) que elaboraba unos programas de reubicación para trasladar individuos y familias indias de las reservas hacia las ciudades, donde recibirían una formación profesional con el fin de obtener un empleo. Se denegaron los fondos para implementar programas similares a las reservas. El objetivo era despoblar las reservas para dejar vía libre a los intereses corporativos. Estas leyes tuvieron como consecuencia una diáspora de nativos norteamericanos. Hacia el 1967 prácticamente la mitad de la población Sioux había sido trasladada a los guetos de ciudades como Denver, Minneapolis, Chicago, San Francisco y Los Ángeles. A la vez, también sirvió para acentuar la fractura en la cohesión social indígena, generando un distanciamiento entre los que trataban de vivir como los blancos y los tradicionalistas de las reservas.

Muchos de estos cursos formativos no se llegaron a constituir. Los afortunados que recibieron esta instrucción, tuvieron que sufrir el racismo y la discriminación tanto de sindicatos como de patrones, aceptar los salarios más bajos, los trabajos más pesados … Como ciudadanos independientes y contribuyentes, sin experiencia laboral ni una buena formación, la mayoría de los indios quedaron reducidos a la absoluta pobreza hubieran sido reubicados en las ciudades o no.

En 1968 nace en Minneapolis el American Indian Movement (AIM), que, a pesar de inspirarse en las luchas por los derechos de pesca de las tribus de Washington y Oregon, en las reclamaciones territoriales de los Iroqueses en Ontario y Nueva York, y en el activismo del Red Power liderado por el Nacional Youth Indian Council, la AIM fue el resultado directo de estas políticas de terminación y reubicación. En un primer momento, el objetivo de este Movimiento era la creación de programas de empleo, educación y vivienda por los indios de las ciudades y al mismo tiempo crearon unas patrullas que tenían como misión proteger a los nativos de los abusos y brutalidad policial. Rápidamente el AIM se empezó a expandir y en dos años transfiere sus programas del ámbito local en la esfera nacional, al tiempo que dirige su atención de las ciudades de donde era originario, a las reservas. De esta manera se vinculaba a los sectores más tradicionales de la sociedad india y se insertaba en la lucha por la defensa de los derechos emanados de los tratados, sobre todo del tratado de Fort Laramie de 1868. Será esta la esencia del Movimiento: la alianza entre los jóvenes militantes de las ciudades y los tradicionalistas de las reservas. Estos dos grupos se complementaban y se necesitaban mutuamente. Los tradicionalistas y los hombres medicina reforzaban la identidad nativa en los indios de las ciudades, con un conflicto identitario debido a las políticas asimilacionistas del gobierno que habían provocado una dislocación social y un olvido de prácticas y costumbres tradicionales. Mientras que los ancianos tradicionalistas verán en los jóvenes de las ciudades el canal por donde vehicular todas sus demandas: eran una nueva sociedad guerrera que hablaba la lengua de las ciudades distantes. Efectivamente, inspirándose en el Black Panther Party, el AIM había adoptado el mismo modelo de autodefensa y se convirtió en un activismo que no rechazará la lucha armada para hacer frente al racismo imperante en la sociedad norteamericana. El AIM tendrá un papel protagonista en una serie de movilizaciones que agitarán el país: empleo de Alcatraz (1969), la Marcha de los Tratados Rotos (1972) y Wounded Knee (1973). La estrategia era llevar a cabo una serie de movilizaciones y acciones de choque con un radicalismo moderado que sirvieran para poner sobre la mesa del Presidente las demandas indígenas e iniciar unos procesos de negociación. Las reclamaciones nativas nunca fueron seriamente consideradas y la tensión se incrementaba progresivamente. Pero donde la violencia alcanzó sus máximas cotas fue a la reserva de Pine Ridge.

Allí el gobierno federal puso en práctica el programa del COINTELPRO (Counter Intelligence Program) que tenía como finalidad acabar con todo núcleo de disidencia. El resultado fue el apoyo a un gobierno tribal corrupto presidido por Dick Wilson que generó el Reino del Terror (1973 a 1976). Gracias a la cooperación entre el FBI, que proporcionó toda la logística necesaria, y el gobierno Wilson, éste pudo disponer de un escuadrón de sicarios llamados Guardians of the Oglala Nation (Goon). Durante este periodo, que coincide con el mayor despliegue del FBI en la zona, la reserva de Pine Ridge presentaba el índice de asesinatos per cápita más alto de todo Estados Unidos. La oficina de Contabilidad General documentó más de 60 asesinatos políticos pero detuvo las investigaciones argumentando no disponer de más fondos. Leonard Peltier y el International Indian Treaty Council estiman que se habrían producido entre 260-300 bajas. La reserva no llegaba a 20.000 habitantes. A pesar de todas las denuncias, ninguna de estas muertes fue convenientemente investigadas. Al contrario, fueron encubiertas por el FBI. Por parte de la administración federal se trataba de la vieja táctica de divide y vencerás. Se incentivó una guerra civil entre los mismos indígenas apoyando un caudillo faccioso que se sometiera a las directrices del gobierno central y acabara con las reclamaciones territoriales y de soberanía nativa protagonizadas por este activismo. Porque? Que había detrás? Los intereses del estado corporativo, es decir, la coalición entre el gobierno federal y las grandes multinacionales del sector energético que pretendían poner en explotación los recursos y los yacimientos de las reservas indias para sacar el máximo beneficio.

Así que enarbolando la excusa de la defensa nacional (en un contexto en que la guerra fría era plenamente vigente) y de la independencia energética (en una coyuntura en que se acaba de producir el embargo árabe del petróleo), la Administración estadounidense incapaz de prescindir del poder económico de estas corporaciones dejó que fueran ellas las que dictaminaran la planificación de las políticas públicas y declaró la región de las Black Hills (montañas sagradas de los Lakota) como zona de sacrificio nacional. Se pensaba suprimir todo abastecimiento de agua para usos que no fueran industriales, y el plan que se proyectaba era de unas medidas colosales: la creación de un parque nuclear con 25 reactores, la construcción de grandes centrales eléctricas que mediante toda una red de líneas de transmisión de alto voltaje llevarían la energía a las ciudades del Este, la explotación de los yacimientos de carbón y uranio a cielo abierto … Este plan tendría unos efectos devastadores desde el punto de vista de la sostenibilidad medioambiental y supondría una amenaza para la salud pública de los habitantes de la zona debido a la contaminación nuclear y los residuos tóxicos que se generarían.

Es en este contexto que un contingente de la AIM en el que se encontraba Peltier fue a Oglala a petición de la comunidad tradicional para protegerlos de los ataques de los Goonies. El 26 de junio de 1975, dos agentes del FBI, Ronald Williams y Jack cólera entran a la reserva de Pine Ridge pesar de no tener jurisdicción sobre los crímenes menores ni disponer de una orden judicial para detener a Jimmy Eagle, indio que había robado unas botas unos días antes. No se sabe muy bien cómo pero comenzó un tiroteo y los dos agentes y el indio Joe Killsright murieron. El FBI comenzó un proceso de investigación conocido como RESMURS (Reservation Murders) Investigation en el que procedió sin ningún respeto por los derechos civiles para detener a los autores. Los primeros acusados ​​fueron Robert Robideau, con quien he podido hablar respecto al caso Peltier, y Dino Butler. Pero ambos fueron absueltos en el juicio celebrado en Cedar Rapids (1976), ya que el jurado admitió el alegato de defensa propia esgrimido por los inculpados. Entonces el Ministerio Público y el FBI concentraron todos los esfuerzos para alcanzar la condena de Leonard Peltier, que había huido a Canadá. A finales del mismo año se obtenía la extradición mediante unas declaraciones juradas falsas de Myrtle Poor Bear, que coaccionada por agentes del FBI firmó estos documentos en que sostenía ser la novia de Leonard Peltier y que había sido testigo de cómo había matado a agentes. En el juicio contra Peltier que se celebró en Fargo en 1977, el juez Benson junto con el FBI y la fiscalía establecieron las normas que regirían el proceso y no dejaron ningún margen de maniobra para la defensa.

Sin ninguna prueba fidedigna ya pesar de las irregularidades y contradicciones de la acusación, Peltier fue condenado a dos cadenas perpetuas consecutivas y fue encerrado en la cárcel de máxima seguridad del país: Marion. El tribunal de Apelaciones del Octavo Circuito desestimó el recurso de apelación de Peltier (1978) y el tribunal Supremo denegó una revisión del caso (1979). En 1981, los abogados de Peltier ganaban el proceso judicial del FOIA (Freedom of Information Act) y conseguían la desclasificación de 12.000 páginas de documentación que el FBI y el fiscal habían escondido en relación al caso Peltier mientras que las otras 6.000 continuaban siendo retenidas bajo la excusa de proteger la seguridad nacional. A pesar de que estos documentos sacaban a la luz el comportamiento doloso del FBI, los nuevos procesos que se emprendieron no sirvieron para liberar a Peltier aunque el fiscal Crooks reconoció ante la Eighth Circuit Court que no podían demostrar quién mató los agentes y contradiciéndose con lo que había propugnado en Fargo, ahora sostenía que Peltier no estaba en prisión por homicidio sino por complicidad criminal en los mismos. También el Tribunal admitió que si la defensa hubiera dispuesto de las pruebas que había retenido el Ministerio Público la sentencia hubiera sido otro. De todos modos, la sentencia no fue modificada. Si la lucha jurídica no ha tenido éxito, tampoco ha servido de nada la presión que el International Indian Treaty Council (IITC) ha hecho ante la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas para liberar a Leonard Peltier.

El IITC es el brazo diplomático internacional del AIM que se creó en 1974 a la reserva de Standing Rock y que se convirtió en la primera organización indígena en ser reconocida por Naciones Unidas en 1977 al adquirir el rango de ONG con carácter consultivo dentro del ECOSOC (Consejo Económico y Social de Naciones Unidas). Su propósito era que sus portavoces presentaran en los organismos internacionales las demandas indígenas referentes a las provisiones de los tratados y las violaciones de sus derechos. Muchos sectores del activismo indígena, entre ellos Robert Robideau, no confían en la opción que representan las Naciones Unidas. Tampoco ha dado frutos la aparición en escena de un misterioso personaje no identificado, Mr. X, que en 1988 confesaba ser el autor de los asesinatos en una entrevista realizada a Peter Mathiessen.

CONCLUSIONES

Como consecuencia del COINTELPRO y de las diferencias internas hoy el AIM ha perdido la fuerza aglutinadora y el liderazgo que ejerció en los años setenta dentro del activismo indígena. Como me comentó Edward Flagler, el AIM constituye hoy un movimiento de base local que concentra su movilización en objetivos menores como pueden ser la liberación de Leonard Peltier.

De todas formas parece que tampoco en esta tarea están obteniendo demasiado éxito ya que como nos explicó James Anaya, la situación de Peltier ha tenido un mayor seguimiento en la esfera internacional que a los mismos Estados Unidos.

Hoy en día las únicas salidas legales que le quedan a Peltier para conseguir la libertad son: 1) Que la Comisión encargada le conceda la libertad provisional. 2) Que el Presidente de Estados Unidos le otorgue la amnistía. Ninguna de las dos vías parece probable que se produzca.

Una posible alternativa que podría desbloquear la situación actual en la que se encuentra el caso Peltier se podría originar si el próximo mes de octubre Leonard Peltier ganara el Premio Nobel de la Paz, ya que probablemente se generaría un presión internacional mucho más fuerte de la que se ha producido hasta el presente.